Luis Gómez y Frankestén en un desafío a muerte
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Según narró Samuel Feijóo, el mejor cazador de estos hechos de la oralidad del pueblo cubano, allá por la década de los años 50 del pasado siglo, Francisco Echazábal Álvarez, el famoso Frankestén y el ya, Rey de la Tonada Carvajal, Luis Gómez, se enfrentaron en un “desafío a muerte”, por quién sabe qué rencores, que los incitaron a una revancha en el campo de la improvisación que representaba para ellos el mejor escenario, el mejor campo de batalla.
Luis abrió así: Conmigo la poesía / siempre ha usado el mejor traje / romántico del paisaje / en la puesta azul del día. / En mi encontró la armonía, / la perfección y la calma / y tiene como la palma / el sueño del Universo, / jamás ha encontrado el verso / más belleza que en mi alma. /
Por su parte Frankestén responde: Estoy de acuerdo que el verso / para que brille y alumbre / hay que ponerle en la cumbre / más alta del Universo. / Pero tú eres el reverso / de tanta supremacía, / para que tu poesía / sea un poema bien hecho / te falta un inmenso trecho / por recorrer todavía. /
Luis reacciona y ataca. Qué sabes tú de esas cosas / grandes de la poesía / cuando ignoras todavía / la belleza de las rosas / confundes las mariposas / con los insectos del viento / y es tan pequeño el talento / que vives como la avispa / por no tener una chispa / de luz en tu pensamiento. /
Aquí la controversia se dirige hacia los momentos más álgidos. Frankestén responde. La luz de mi pensamiento / en vez de chispa saltada / es inmensa llamarada / que ilumina el firmamento. / Yo viajo en alas del viento / cantando a las mariposas; / yo que sueño con las rosas / con la luna y con el sol / tengo bajo mi control / tus décimas defectuosas… /
Luis repele la agresión. Mis décimas defectuosas / quizás estén para ti / porque los brutos así / ven menos que las babosas / Y te vales de esas cosas / con tus vanidades huecas, / mas, como un idiota pecas / en misterioso requiebro / porque tienes el cerebro / lleno de hojarascas secas. /
Se sigue calentando el escenario y Frankestén no pierde tiempo. Idiota, bruto, babosa /¿es esto fino lenguaje, / lo que no es más que un ultraje / a nuestra décima hermosa. / Yo busco la nebulosa, / tú buscas una cuneta, / cada cual busca su meta, / y ya lo dijo Feijóo / que tú gritas más que yo / pero no eres más poeta… /
Luis se tira a fondo: Yo siempre fui más poeta / con inteligencia clara / pero tú sobre la cara / te pones una careta, / y así aspiras a una meta / grande en la filosofía / el público se diría / expresando su deseo: / Frankestén te gana en feo / pero no en la poesía. /
Ya aquí se rompe el dique, se parte la talanquera, arde la escena, todo es imprevisible. Frankestén ataca… Yo te gano en fealdad / en experiencia, en gordura, / te gano en literatura / y en responsabilidad. / Te gano en ciencia, en edad, / a pesar de tu desdén / y como improviso bien / te gano y soy tu maestro / ¿y si quieres te demuestro / que soy más hombre también…/
Según nos contó El Sensible Zarapico, ambos contendientes se fueron a las manos, aunque la sangre nunca llegó al río y Frankestén y Luis, siguieron siendo grandes amigos, no solo en el arte de la improvisación, sino, en la vida cotidiana.
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Y qué suerte la mía haber conocido personalmente a esos dos colosos de la poesía cubana.
Excelente trabajo, otra de las sorpresas humorísticas de la vida real que nos reserva el poeta y amigo Alberto Vega Falcón. Gracias, Veguita, por estampas como esta que reafirman el colorido de nuestra décima campesina.