La vocación fundadora del Doctor Enrique Barnet

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No es la primera vez —ni será la última— que defendemos desde estas páginas el derecho de las ciencias y sus cultores a ser considerados —como de hecho lo son— parte constitutiva de la cultura y la historia nacionales. La medicina en particular, durante el siglo XIX aportó figuras que desde el ejercicio profesional realizaron un tributo notable no solo en el ámbito estrictamente científico. Sus logros tuvieron asimismo un impacto significativo en la vida socio-económica, política y espiritual de la nación cubana.

El caso paradigmático de Carlos Juan Finlay es quizás el más significativo, pero no constituye el único. Entre los héroes médico-científicos de la historia cubana merece un lugar sobresaliente el Doctor Enrique Barnet y Roque de Escobar, quien junto al sabio camagüeyano y otros eminentes salubristas se erigió en pilar fundamental en el proceso de institucionalización de la sanidad cubana desplegado en los albores de la República. Si a lo anterior le sumamos las actividades políticas, diplomáticas y profesionales, desarrolladas por Barnet durante la Guerra Necesaria (1895-1898) como emigrado revolucionario y aun su paso previo por la región cienfueguera donde inició su vida profesional (1876-1895) coincidiremos en afirmar que una vida tan intensa y fecunda ameritaría mayor difusión y conocimiento.

Graduado en 1875 como Licenciado en Medicina y Cirugía en la Universidad de Barcelona, su origen se remonta a la ciudad de Matanzas, en la que nació el 14 de julio de 1855. Descendía de una línea familiar de origen catalán que aportó no pocos miembros a la causa independentista. Al concluir sus estudios en la ciudad condal, regresó a Cuba y, tras una corta estancia en Matanzas, se trasladó a la villa cienfueguera en 1876, donde Inició su ejercicio profesional con apenas 21 años, como médico del Batallón de Bomberos. Su matrimonio con Belén Quesada y Gray efectuado en 1878 no dejó descendencia [1]

Jefatura de la Junta Superior de Sanidad. En la foto (de izquierda a derecha): Dr. Enrique B. Barnet, Dr. José A. López del Valle y el Dr. Carlos J. Finlay. Fuente: Barnet, Enrique B. La Sanidad de Cuba

En Cienfuegos, la huella de Barnet puede encontrarse en la Logia Fernandina de Jagua, de la que fue miembro fundador en julio de 1878, y en la sede local del Partido Liberal Autonomista del que también fue uno de sus miembros primigenios, aunque -como veremos- actuó siempre como hombre de ideal independentista. Ingresó y militó activamente en la membresía del Centro Médico-Farmacéutico de 1881, primera de las sociedades científicas creadas fuera de la Capital durante el periodo entreguerras [2].

Para entonces, el joven Barnet había decidido establecerse en Santa Isabel de las Lajas, donde residió por espacio de 14 años. Allí fungió como Médico Municipal y llegó a poseer una Casa de Salud en 1889. También incursionó —vale decir, con éxito— en la agricultura cañera, la cría caballar y en las actividades apícolas. Ello le posibilitó convertirse en uno de los colonos más prósperos de la zona, lo que unido a su cultura, sus actos de ayuda al prójimo y su trato amable, le granjearon el cariño y respeto de hacendados, colonos y en especial de las personas más humildes, a los que atendía gratuitamente, a sabiendas de que no podrían pagar la consulta.

Tales acciones le permitieron alcanzar grandes cuotas de reconocimiento social que se tradujeron a su vez en diversas funciones y responsabilidades que asumió durante su estancia en la municipalidad lajera, entre ellas la de redactor del semanario local El Crepúsculo, autotitulado “semanario artístico literario y de noticias”. Laboró también como vocal e inspector de la Junta de Primera Enseñanza y presidente del Centro de Instrucción y Recreo entre 1882 y 1883, devenido uno de los centros culturales de la localidad por aquellos años. Es indudable que su opinión era favorablemente apreciada por la comunidad, sobre todo en lo que a medicina y negocios se refería.

El joven Barnet no solo fue un estudioso de su profesión. Aprendía otras materias en las horas que le permitía el ejercicio continuado de la medicina. En julio de 1883 lo ubicamos regresando de la Habana, donde aprobó con notas de sobresaliente varias asignaturas del primer año de la carrera de Derecho [3].

Desde 1892, Barnet se convierte en uno de los colaboradores de Martí en la zona y en miembro activo del Partido Revolucionario Cubano. Durante el propio año realizó un periplo por Francia, Suiza, y Alemania donde estudió “Organización e Higiene Pública” y recorrió varios hospitales e instituciones que constituían la vanguardia médico-científica del mundo. De regreso a Cuba, pasó por New York donde tuvo una entrevista con el Apóstol [4]. Su etapa cienfueguero-lajera pronto llegaría a su fin: perseguido por las autoridades españolas que lo consideraban un peligro, se vio precisado a salir de Cuba con el inicio de la Guerra de 1895.

Portada de las Ordenanzas Sanitarias de 1906. Fuente: Oficina de Fondos Raros y Valiosos. Biblioteca Provincial de Cienfuegos.

En medio del convulso ambiente conspirativo se inició una nueva etapa en la vida de Enrique Barnet, en la cual, acompañando a su inquebrantable espíritu de superación personal, se encontrarían las responsabilidades y tareas patrióticas que asumiría cabalmente. El traslado a Nueva York como emigrado revolucionario constituyó el primer paso de esta nueva etapa que sería aún más intensa y fructífera que la que concluía. Allí fue fundador del Club Revolucionario profesional “Oscar Primelles”, cuyo propósito era laborar por la libertad de Cuba y auxiliar con armas y medicinas al Ejército Libertador. El galeno también colaboró con otras organizaciones revolucionarias. En New York además revalidó su título de médico en 1896 con notas brillantes y ejerció como cirujano auxiliar del ejército estadounidense. La confianza depositada en el médico patriota posibilitó que Tomás Estrada Palma, -a la sazón delegado del Partido Revolucionario Cubano- lo nombrara “Enviado Especial de la Junta Revolucionaria de New York” a Venezuela y Colombia entre 1897 y 1898.

En octubre de 1898, unos meses después de iniciada la intervención yanqui en la guerra anticolonial, el Doctor Enrique Barnet regresaba a Cuba. Lo hizo precisamente por Cienfuegos a dónde llegó a bordo del vapor noruego Albis. El 3 de febrero de 1899 se iniciaba como Cirujano Contratado del Ejército de los Estados Unidos, cargo que desempeñó con resultados excelentes en los diversos emplazamientos a los que fue destinado. Sus servicios no fueron los únicos empleados por el ejército de ocupación. Muchos otros profesionales cubanos como Arístides Agramonte o el propio Finlay, ofrecieron también sus servicios.

Entre 1899 y 1902 el gobierno interventor, preocupado por la cuestión higiénico-sanitaria que podía suponer una amenaza para sus tropas e intereses en la Isla, implementó una serie de medidas destinadas a revertir la difícil situación existente en tal sentido. Al cesar el control político-militar directo sobre Cuba, los servicios sanitarios pasaron a manos de los profesionales cubanos. El 17 de mayo de 1902, tres días antes de la promulgación de la República, fue creada la Junta Superior de Sanidad, al frente de la cual fue nombrado como su presidente Carlos Juan Finlay, mientras Barnet se convirtió en Secretario del propio órgano y jefe ejecutivo del Departamento de Sanidad recién creado. De este modo, en medio de un contexto neocolonial, se abría paso el proceso de institucionalización de la sanidad nacional.

En esta etapa fundacional resultaron muy útiles las notables aptitudes que poseía Barnet para organizar y reglamentar, que habían sido cultivadas, como recordará el lector, por sus estudios de Derecho. Dos de las muchas tareas que en tal sentido cumplió con mayor rigor fueron la publicación del Manual de Práctica Sanitaria (1905), con el propósito de capacitar científica y administrativamente a los profesionales que ocuparían los cargos de Jefes Locales de Sanidad en toda la Isla, y -aún más relevante- su labor como redactor principal del proyecto de Ordenanzas Sanitarias de 1906. Esta última norma constituyó el primer código sanitario cubano y constituyó, el instrumento que permitiría fiscalizar, centralizar y homogeneizar la actividad sanitaria del país.

La diligencia y capacidad de Barnet fueron advertidas desde bien temprano por sus colegas, en especial, por Carlos J. Finlay, con quién le correspondió trabajar desde las primeras acciones organizativas en pro de la sanidad cubana. Precisamente en el prólogo del Manual el eminente higienista camagüeyano afirmaba:

He debido mi salvación, en tan difíciles momentos-y me complazco en proclamarlo ingenuamente-a la inteligencia, actividad y pericia de otro compañero, tan novicio como yo, que fue entonces también designado para Jefe Ejecutivo del Departamento de Sanidad de La Habana, y quien hoy tan dignamente ostenta, además, los títulos de Vocal Efectivo y Secretario de la Junta Superior de Sanidad ¿A qué nombrarlo? El nombre de nuestro querido amigo, el Dr. Enrique B. Barnet, está grabado en la mente de todos los que se interesan por nuestros asuntos sanitarios”[5]

Al propio tiempo, Barnet participaba activamente del ambiente intelectual y científico de la época, particularmente en los espacios asociativos capitalinos: integró, entre otras, la Sociedad Económica Amigos del País (1900), la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana (1900) y en 1901 es miembro corresponsal de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, secretario fundador de la Asociación Villareña de La Habana (1901-1906), vocal de la junta directiva del Ateneo habanero (1902-1904) y miembro de la Academia Nacional de Historia de Caracas. En los Congresos Médicos, nacionales e internacionales, ocupó siempre un lugar distintivo, tanto por la calidad de sus trabajos como por el espíritu colaborativo que lo distinguió entre sus colegas nacionales o extranjeros.

En 1908, fungiría Barnet como Jefe de Sanidad y Presidente de la Junta Nacional de Sanidad – en sustitución de Finlay- para efectuar el traspaso de la Segunda Intervención al nuevo gobierno de la República. Como Asesor Médico de la Comisión Consultiva para la redacción de los artículos de la Ley del Poder Ejecutivo, sus esfuerzos fueron decisivos para que se aprobara la creación de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia a partir de 1909, primer órgano de administración estatal surgido en el mundo para la atención de la salud de los habitantes de una nación. Ya con el nuevo gobierno republicano en 1909, los rejuegos políticos del Partido Liberal impidieron a Barnet acceder a la titularidad de la nueva Secretaría que centralizaría los servicios de salud a partir de una dependencia con carácter ministerial, como parte de un proceso que fue evolucionando de forma paulatina desde 1902 [6].

Las “Conversaciones del Doctor”, escritas por Enrique Barnet como un ejercicio sistemático de lo que hoy se conoce como promoción de salud. Fuente: expediente del Dr. Barnet Museo Nacional de la Ciencia “Carlos J. Finlay”

En medio de tales transformaciones el eminente galeno fue separado de sus funciones —junto a otros compañeros— y relegado al puesto secundario de inspector especial. Más tarde se le nombraría jefe de Sección de Biblioteca y Prensa de la nueva Secretaría. A pesar del desatino cometido, Barnet siguió aportando su talento desde las nuevas funciones: publicó el Boletín Oficial de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia con temas científicos y asistenciales que se divulgaban en tres idiomas e inauguró, en enero de 1914, una sección en la Revista El Fígaro llamada “Conversaciones del Doctor”. Estos trabajos se orientaban fundamentalmente a las madres -cuidadoras por excelencia- para inculcarles de modo sencillo y ameno, las causas de enfermedades que azotaban a la población, principalmente a niños, y la manera más apropiada para combatirlas. Tenía como lema la frase de Condillac “Yo no escribo sino para los ignorantes”. La labor de Barnet en el Fígaro constituyó quizás, una de las primeras acciones sistemáticas de promoción de salud realizadas en Cuba.

A pesar de sus responsabilidades administrativas y científicas, Barnet nunca renunció a la labor asistencial. En 1912 asumió la dirección de la Casa de Salud La Benéfica, adscrita al Centro Gallego. Allí enfermó de tuberculosis en el ejercicio de sus funciones, enfermedad que a la postre le cobró la vida el 23 de septiembre de 1916, durante un viaje de trabajo a los Estados Unidos. Su muerte no pasó inadvertida para la comunidad científica internacional, ni para el pueblo de la Habana que el 13 de octubre de 1916 le rindió los honores que merecía.

Enrique Barnet y Roque de Escobar constituye una figura de primer orden en la historia de la medicina cubana, por su encomiable y decisivo – aunque no pocas veces anónimo-  aporte al proceso fundacional de organización e institucionalización de la sanidad nacional durante la etapa republicana. Su obra supone un tributo significativo al patrimonio científico, histórico y cultural de la nación cubana que nos enaltece, al tiempo que nos compromete a preservarlo y enriquecerlo.

[1] Flores Roo, Rigoberto (1995). Diccionario Biográfico de la Salud en Cienfuegos. Siglo XIX/Rigoberto Flores Roo. —Cienfuegos.

[2] Rodríguez y García Rodríguez Orrego, Vero E. e Ioani García Fernández. (2011). “Sociabilidad científica en una ciudad cubana, a finales del siglo XIX. El Centro Médico Farmacéutico de Cienfuegos (1881-1884)”. Contribuciones a las Ciencias Sociales. http://www.eumed.net/rev/cccss/

[3] Sánchez Sánchez et.al (2020) “Enrique Barnet: médico, científico y patriota. Su estancia en Cienfuegos” en Revista Cubana de Higiene y Epidemiología disponible en https://revepidemiologia.sld.cu/index.php/hie/article/view/985  

[4] Carta del Dr. Enrique Barnet a Gerardo Castellanos. La Habana, 15 de marzo de 1908.

[5] Manual de Práctica Sanitaria. Para uso de Jefes e Inspectores de Sanidad, Médicos, Funcionarios, etc, de la República de Cuba. (2007). Finlay. Revista de las Ciencias de la Salud de Cienfuegos, 10 p.

[6] Bernal Valdéz  p.50 Bernal Valdés, L. (2016). Institucionalización de la sanidad en Cuba: La actividad profesional del Dr. Enrique B. Barnet (1899-1916) [Trabajo de Diploma en opción al título de Licenciatura en Historia]. Universidad de Cienfuegos «Carlos Rafael Rodríguez».


*Profesor e investigador de la Universidad de Cienfuegos ¨Carlos Rafael Rodríguez¨. Miembro de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) y de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología. La información aparecida en este artículo es resultado de la investigación tutorada por el autor a la Máster en Ciencias y Licenciada en Historia Leyani Bernal Valdés, egresada de la casa de altos estudios cienfueguera.

 

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Vero Edilio Rodríguez Orrego

Profesor e investigador de la Universidad de Cienfuegos ¨Carlos Rafael Rodríguez¨. Miembro de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) y de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología.

3 Comentarios en “La vocación fundadora del Doctor Enrique Barnet

  • el 27 junio, 2023 a las 8:43 am
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    Excelente compilación e investigación, la Historia de la Medicina tiene en Cuba, y en Cienfuegos en particular, “tela por donde cortar”, dicho en buen cubano; tal y como se afirma en el trabajo, resultan muchas las actitudes de médicos y salubristas de otros campos, como enfermeros para citar un ejemplo (aunque no cienfueguera su obra trascendió acá), que cuentan en la historia socio cultural de la nación y de Cienfuegos en particular, Victoria Brú es un ejemplo, el Dr. Alfredo Méndez, en el primer tercio del siglo XX…
    El Dr. Flores, ya fallecido, dejó una buena compilación histórica sobre el tema en Cienfuegos, y el Dr. Salvador Muñiz, crucense que ahora trabaja en Minsap, a cargo de la cartera de Enfermedades crónicas no transmisibles, también se ha dedicado a investigar. El mayor premio Miguel Barnet, instituido en Cienfuegos, se le otorga a profesionales del sector que destacan pos su labor humanista en la comunidad médica y social. Gracias por compartir, los cienfuegueros debemos rendirle TRIBUTO, todos los días a Enrique Barnet, médico y patriota

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    • el 27 junio, 2023 a las 9:03 am
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      Gracias por el comentario que ofrece detalles quizás desconocidos para los lectortes. Gracias al profesor Vero Edilio, por compartir pasajes de la vida y obra de Enrique Barnet y su vínculo con Cienfuegos.

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      • el 27 junio, 2023 a las 3:15 pm
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        Agradecemos los comentarios.Nos motiva mucho saber que tributamos a la memoria histórica de la medicina y la ciencia tanto cienfueguera como cubana. Este artículo es un resultado más de la formación de los nuevos profesionales en áreas aún poco trabajadas de la investigación histórica como son la ciencia y la tecnología. En particular es fruto de la investigación que tutoramos a la Máster en Ciencias y Lic. en Historia Leyani Bernal Valdés egresada de nuestra Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez “

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