Los ladrillos de Cumanayagua tienen el sello de los Heredia

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Osmani Heredia Blay sabe hacer ladrillos. Junto a su hermano Omar aprendió ese oficio y al contratarse en la Unidad empresarial de base (UEB) Sandino, único Centro de producción de materiales de la construcción, en el municipio de Cumanayagua, elaboran centenares de ladrillos en una brigada de solo cuatro hombres.

“Esta máquina es criolla – refiere Osmani –porque está adaptada con tubos, sinfín, reductor, el motor (antes de combustión, ahora eléctrico) y esto me gusta porque te va enamorando. Aquí tienes que “jugar” con la materia prima, pues toda no se comporta del mismo modo. Esa materia prima se remoja en un cajón y se procesa aquí en la amasadora hasta que salen los ladrillos moldeados.

“Durante el pasado año, realizamos el montaje de la máquina”, dijo Alexander Torres Fernández, Jefe del Centro de producción, y con la innovación en algunas de sus funciones “hemos alcanzado la cifra de 5 000 ladrillos cada mes, aunque la pretensión es realizar tres quemas en el horno y llegar a los 14 000.

La arcilla es un silicato de aluminio hidratado, impermeable al agua que con el calor intenso alcanza la deshidratación, endureciéndose mucho. Y en Cumanayagua, esa materia prima llamada, también barro, proviene de La Moza, asentamiento de la provincia de Villa Clara. “Y solo podemos acarrearlo en los meses secos porque cuando llueve, como en estos días, es imposible entrar a la mina, recalca Torres Fernández. Por suerte, en los meses anteriores trajimos el barro que usamos hoy”.

No obstante, la gestión gubernamental procura, en poco tiempo, abaratar los costos del acarreo de la arcilla, aseguró José Luis Rubio Gómez, Vice Intendente del Consejo de la administración municipal, “porque cerca de la comunidad de Breñas existe el material y así acortaríamos la distancia de 21 a 4 kilómetros”.

Reconocidos por su calidad, los ladrillos cumanayagüenses aparecen en obras de la Empresa provincial de Servicios comunales y, por supuesto, en las inversiones del municipio montañoso. La fórmula para su completamiento puede durar hasta casi tres semanas, “pero es un orgullo cuando la prueba final nos dice que tiene la calidad esperada, es decir, cuando suena como un cristal”, nos dice Osmani Heredia Blay y continúa atento al ruido de la cadena “inventada” que usan para que broten los rectángulos arcillosos.

Y resulta que, cuando de trabajar hablamos, muchos refieren trabas para emprender la faena. Sin embargo, en Cumanayagua, cuatro hombres, entre ellos, los hermanos Heredia con casi seis décadas de edad, emprenden diariamente una labor con la queropa, zapatos y hasta las canas poseen el color oscuro del barro. El barro del que emergen ladrillos ligeros, hermosos en su alineación y útiles para la economía familiar y la del país.

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