La preservación del patrimonio mundial en Cienfuegos

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El significado extraordinario para conservar e interpretar la cultura y su diversidad, tanto en lo material como inmaterial, se distingue a nivel internacional mediante la Lista representativa del Patrimonio Mundial. La trascendencia de estas manifestaciones, tanto humanas como de la naturaleza propiamente, rebasan las fronteras y se convierten en dominio de la humanidad en su conjunto,  y esas expresiones son las que prevalecen y deben prevalecer, para asegurar la herencia cultural a las futuras generaciones.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, para la Educación, la Ciencia y a Cultura, (Unesco), aprobó en 1972 la Convención  para la Protección del Patrimonio Mundial , Cultural y Natural, dado un paso sin precedente para la preservación de esta riqueza que acumula conocimientos, saberes, expresiones de identidad y todo lo relevante que nos ofrece el entorno natural desde sus orígenes.

De esa lista distintiva, Cuba tiene el honor de aportar nueve lugares declarados como Patrimonio Mundial en la categoría de Monumentos, y que demuestran no solo la riqueza construida o natural, sino la voluntad de preservar el patrimonio extraordinario  en todo tipo de situaciones o contextos.

Nuestra provincia, engalanada por constituir uno de esos sitios, tiene en sus 70 hectáreas del Centro Histórico Urbano un conjunto arquitectónico que dignifica e identifica la cienfuegueridad en todo su esplendor. Cerca ya  de celebrar los 20 años de la declaración de este gran sitio monumental con la distinción de Patrimonio Mundial, exponemos aquí, en apretada síntesis, los valores que determinaron este honroso compromiso a nivel mundial.

El Centro Histórico Urbano de Cienfuegos muestra un importante intercambio de influencias basada en la Ilustración española, es un ejemplo excepcional y adelantado  del planeamiento urbano  en la América Latina del siglo XIX y es es el primer conjunto arquitectónico  representativo de las nuevas ideas  de modernidad, higiene y orden, en el planeamiento urbano desarrollado  en América Latina en el siglo XIX”.

Uno de estos criterios se encuentra en la base del conjunto de los leones que custodian nuestro Parque Martí, núcleo de la fundación de la otrora colonia Fernandina de Jagua, y contenedor de edificaciones de enorme atracción visual. El Centro Histórico Urbano se desliza desde este núcleo, con la coherencia característica de su arquitectura y las expresiones inmateriales donde convergen leyendas, música y toda  manifestación que enriquece su cotidianidad.

No ajena a estos tiempos, donde la modernidad confluye y se establece, nuestra ciudad, que es la de todos por su distinción, también sufre de adversidades. Y es ahí donde nos corresponde, por cienfuegueros y por habitantes de un patrimonio mundial, establecer la conciencia, exigir la disciplina, evitar  sobre todo, que la desidia aplaste la laboriosidad que nos caracteriza.

Cuando hablamos de Cienfuegos, hablamos de nuestra casa. De nuestra cotidianidad, de un pedazo habitado y extraordinario que es patrimonio mundial. De una fuente de monumentos e historia, con doscientos años de dinamismo y evolución. Nunca será la negligencia la que nos suplante, porque de hijos laboriosos y creativos está llena esta ciudad. Por ello, desde cada ciudadano receptivo, que siente el orgullo de ser cienfueguero, hay que emitir un impulso de vigilar, mantener y si es necesario, denunciar cualquier daño a este patrimonio.

No es solo la imágenes turística de una perla que brilla a pesar de todo, es la síntesis de sus habitantes. Evitemos entonces que  se empañe con desperdicios y residuos, con grafitis o anuncios mal concebidos. Con todo lo que no aporta y lesiona.

La ciudad emerge en planes de restauración, en acciones de conservación y mantenimiento, y está claro que por factores objetivos  no es al ritmo que necesita. Pero no se detiene, y esta propia evolución hacia objetivos y resultados , merece respeto. Una parte de ese rescate y preservación, está también en manos de cada habitante.

La tan usada palabra “resiliencia” puede ser ahora mas necesaria, mas original, mas útil que nunca, para probar que ante la salvaguarda del patrimonio, toda acción, tanto colectiva como individual sí cuenta, sí aporta, sí es indispensable. Hagamos de nuestra ciudad un símbolo no solo de riqueza monumental, sino de garantía, de perseverancia, de resiliencia ante los nuevos contextos. Sigamos siendo cienfuegueros, pero con más responsabilidad.

*Directora de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos en Cienfuegos.

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