La participación comunitaria, sus particularidades en Cuba

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Una comunidad es un grupo de seres humanos que comparten elementos en común como idioma, costumbres, ubicación geográfica, visión del mundo o valores.

En ella se realizan actividades y tareas que requieren de la participación de sus habitantes, lo que permite asegurar la autogestión a nivel de la comunidad cuando ella tiene la capacidad de gestionar sus propios asuntos, lo cual requiere que sus miembros tengan conocimientos de gestión. Son las facultades que contribuyen a la organización de la comunidad, la capacidad de llevar a cabo sus planes con el uso adecuado de conocimientos técnicos, administrativos, organizativos y su capacidad movilizadora.

La participación es la culminación de la comunicación horizontal, donde todos, desde una comunicación dialógica, disponen de las mismas oportunidades, no solo de recibir mensajes sino también emitirlos.

Según la socióloga Esperanza González Rodríguez, investigadora del Foro Nacional por Colombia y actual coordinadora del programa de Gestión Pública y Participación Ciudadana en el Foro Regional Valle del Cauca, la participación puede ser social, comunitaria, ciudadana y política.

La participación comunitaria se representa como el conjunto de acciones ejecutadas de manera colectiva por los ciudadanos en búsqueda de soluciones a la dinámica cotidiana, teniendo en cuenta que acción es aquel hecho, acto u operación que implica actividad, movimiento o cambio, y normalmente un agente que actúa voluntariamente en oposición a la quietud o acción no física.

Las psicólogas comunitarias venezolanas Euclidez Sánchez y Esther Wiensenfeld, de la Universidad Central de Venezuela, cuando se refieren a la participación a nivel de comunidad plantean: “Se comparte la idea de que es importante que en cualquier instancia que se plantee un proceso de participación comunitaria, se involucre a los protagonistas desde el análisis de la situación, la toma de decisión y finalmente la ejecución”.

Se agrega, además, a lo que plantean estas psicólogas, la necesidad de la participación en la evaluación y reformulación de esta ejecución en dependencia de la nueva realidad que se presenta.

La esperanza del desarrollo de la comunidad se centra en la auténtica participación de los sectores sociales. Incide directamente en la toma de conciencia comunitaria, la cual se fortalece desde la perspectiva de las potencialidades individuales y colectivas.

La participación comunitaria se debe analizar como la implicación voluntaria y activa de los grupos en las comunidades. Se considera, por tanto, un incentivo importante para estimular la emergencia de respuestas colectivas a los problemas, necesidades y expectativas de la propia comunidad hacia la promoción de su transformación, con un nivel de compromiso donde todos los actores se conviertan en protagonistas colectivos en el proceso que se genera y aprehendan una forma de actuar que aplique ante cada paso en función de la elevación de la calidad de vida de las personas, con una visión de futuro.

Las organizaciones comunitarias demuestran en la historia reciente, que los procesos de participación permiten la reconstrucción social de los territorios locales. Con los procesos participativos se amplía el sistema y el conocimiento, ya que se combinan los saberes y formas de interpretar la realidad por parte de los pobladores en coordinación con entidades académicas, estatales y los vecinos.

Ante el discurso de la participación que circunda en el mundo se levanta una nube que lo empaña, y lejos de garantizar que las acciones tomen un carácter colectivo con el fruto posible de su continuidad, se presenta una expresión de barbarie, con un creciente autoritarismo de carácter universal. En el mundo los servicios comunitarios propician la participación y responden a una serie de actividades que van de la mano de las comunidades y organizaciones e instituciones de caridad a partir de ciertas necesidades a atender.

A menudo se escucha que los servicios comunitarios son el resultado de sanciones impuestas a personas que han cometido delitos menores y no tienen antecedentes. La mayoría de las personas suelen pensar que no vale la pena dedicarse a la comunidad, ya que con esta labor no pueden ganar dinero.

En Cuba el trabajo comunitario se realiza con la participación de los miembros de la comunidad agrupada en las organizaciones de masas, estudiantiles, pioneriles, partidistas y otras, que establecidas en la base, le dan vida al trabajo social. Con participación comunitaria en Cuba se realizan acciones para el ahorro de energía eléctrica, la lucha contra el mosquito aedes aegypti, apoyo a labores agrícolas, a las campañas de vacunación.

El adecuado liderazgo y su utilización en el proceso que se genera de participación, la labor de los líderes, fundamentalmente de los no formales, por el poder movilizativo que pueden ejercer estos sobre los protagonistas, beneficiarios de la acción participativa, así como la influencia positiva que ejercen en la toma de decisiones, ejecución, evaluación y su reformulación, son puentes que aseguran la participación en Cuba.

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Iliana Almarales García

Directora de la Escuela Municipal del Partido en Lajas.

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