José Agustín Caballero: precursor de patriotismo y cubanía

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Al hablar de los cimientos del sentido de nación en Cuba, de sus fuentes de
Patriotismo, de la aparición de un pensamiento ético y moral criollos, debemos evocar a la figura de un hombre no justipreciado en todo el alcance de su obra: José Agustín Caballero Rodríguez de La Barreda.

Filósofo, profesor, periodista y divulgador cultural vio la luz en La Habana, el 28 de agosto de 1762, y de La Habana por los ingleses, suceso que, al conocerlo después, dejaría cierta influencia en sus ideas.

El hecho de haber nacido en el seno de una familia próspera, y de acuerdo con las costumbres de la época, le permitió ingresar a los doce años en el Seminario de San Carlos, lugar que se convertiría en el escenario de toda su vida posterior. Allí cursaría estudios de Filosofía, se graduaría de Bachiller en Artes y más tarde, de Teología. A partir de ese momento dio inicio a su labor como profesor de Filosofía en la propia institución.

En esa época, finales del siglo XVIII, imperaba en Cuba un ambiente que favorecía el desarrollo de transformaciones en las ideas, así como la introducción de métodos más modernos en la enseñanza.

Al graduarse de Doctor en Teología, José Agustín Caballero formó parte de una nueva generación de reformistas criollos, en quienes se evidenciaban las doctrinas de la Ilustración. Integró el grupo de colaboradores del Gobierno de Don Luis de Las Casas, y gracias a su notable actividad como profesor del Seminario y colaborador de la publicación Papel Periódico, además de la Real Sociedad Patriótica de Amigos del País, trabajó sin descanso por la satisfacción de los nuevos reclamos socio-económicos y culturales de los hacendados criollos.

Sus textos reflejaron la preocupación por el atraso de Cuba en materia de educación, ciencia y cultura. Abogó por la reforma y la libertad de la Pedagogía, así como por la enseñanza de la lengua materna.

Desplegó un trabajo meritorio dentro de la Sociedad Económica de Amigos del País a favor de la educación de los más pobres. La influencia que ejerció en la información científica de sus conciudadanos, mediante la labor en el Papel Periódico de la Habana, adquirió ribetes loables y tuvo un carácter fundacional. Caballero, como pilar de la cultura cubana, fue un gran escritor y el primer crítico teatral de la nación antillana.

Asistido de un alto sentido de justicia, denunció los males de la sociedad colonial cubana en todas las tribunas donde expuso su pensamiento. Sus ideas políticas lo motivaron a encauzar reformas para aliviar las condiciones de opresión en que vivían los nacidos en La Mayor de las Antillas.

En toda la obra de Caballero subyace una filosofía renovadora, fruto de la
Interpretación del pensamiento más avanzado de Europa. Puso su pensamiento al servicio de los factores imprescindibles para la formación de la nacionalidad: la identidad cultural, el patriotismo y la educación.

Hacia 1813 se ocupó en la educación de su sobrino José de la Luz y Caballero, lo cual representó una nueva y valiosa contribución. Dio inicio a la reforma filosófica en Cuba. Como parte de tal quehacer escribió, con fines docentes, el texto Filosofía Electiva —considerado la primera obra de esa rama del saber en la Isla—, uno de los intentos iniciales por sistematizar los conocimientos filosóficos en el país. También en su Discurso sobre la Física trató de sacudir el yugo de la Escolástica e incentivar la observación de la Naturaleza, mediante el abandono de la tendencia a la repetición mecánica y la defensa del método de la experimentación en la Física, la Química y todas las ciencias naturales.

Al decir de Luz y Caballero, Agustín fue el que descargó los primeros golpes contra el escolasticismo y uno de los pioneros en el fomento  al  desarrollo de las letras y el patriotismo en Cuba.

Portador de las nuevas doctrinas, influyó en el despertar de las inquietudes filosóficas, en materia de educación, así como en lo vinculado a cuestiones de moral pública. Comprendió la realidad cubana de su momento y la necesidad de abordarla sin copiar esquemas, a través de la aplicación de nuevas soluciones.

Para José Agustín, el verdadero sentido de la educación residía en formar hombres capaces y activos que pudieran servir a la Patria; mientras recomendaba a los maestros utilizar el ejemplo personal y profesional en toda la labor educativa, con la finalidad de formar en los estudiantes una conducta positiva ante sus deberes e influir en el logro de una adecuada autodeterminación ante la vida. Consideraba este método idóneo para educar a jóvenes comprometidos con su realidad y su tiempo.

Según quienes lo conocieron, Agustín Caballero era un ameno conversador, y hombre de buen talante, sin dejar de lado un elevado sentido crítico.

Educador y guía de Félix Varela, José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, al prominente intelectual lo distinguían la dignidad, ″su alma grande y generosa″, según Varela, y su pensamiento original, voluntad y carácter optimista y emprendedor.

Padre fundador, como lo nombrara Martí, José Agustín Caballero devino forjador de conciencia, que vio en la educación el medio eficaz de hacer brotar hombres para la prosperidad de la Patria.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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