Hortensia: de la alfabetización al magisterio de por vida

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La campaña de alfabetización que protagonizaron miles de jóvenes cubanos luego del triunfo revolucionario en enero de 1959, fue el primer gran desafío de Hortensia López Carrazana, quien a sus 81 años de edad rememora esa vivencia en las montañas del Escambray.

A pesar de su origen campesino tuvo formación escolar y ello le permitió incorporarse a la primordial tarea de enseñar a leer y escribir.

“Como joven, creo que no tenía los 13 años, me incorporo, no con toda la aceptación de mis padres; pero como era inquieta, los llegué a convencer  y me dieron la autorización para participar en ese llamado”, refiere Hortensia,  quien tuvo la posibilidad de aprender letras y números gracias al empeño y relaciones de amistad de su padre con personas de mayor rango social.

Fidel Castro Ruz, convocó a vencer la batalla contra la ignorancia y allí estuvo Hortensia con cartilla en mano. “Me ubicaron en un lugar llamado Sitio Adentro. En la casa donde llegué me acogieron con ciertas reservas, porque  preferían a los varones. Había que enseñar y participar como un miembro más de la familia”.

En medio de la dura vida del campo “el maestro se sumaba a sus actividades, buscábamos la hora en la que ellos no estaban en las labores para poder asistir a un lugarcito donde poníamos dos sillas o tres sillas, un farol, si era de noche, que a mí no me gustaba porque denunciaba que se estaba dando clases y era peligroso”, destaca.

“La casa en la que estuve era de una señora que tenía tres hijos casi jovencitos. Les daba clase aprovechando los horarios en que ellos no estaban trabajando, porque allí desde los siete años los niños ayudaban a sus padres. Por la noche, encendíamos el farol con aquella luz intensa para dar las clases a los mayores”, cuenta esta maestra consagrada quien, a pesar de los años, aún se mantiene en las aulas.

A pesar de sus 81 años se siente con fuerza y capacidad para continuar en el magisterio./Foto: De la autora

No fueron pocos los inconvenientes para enseñar a los campesinos de la zona. “Tuve  tres mayores, que aprendieron a leer y escribir. Uno sí me costó esfuerzo, porque se negaba. Decía que las manos no obedecían al lápiz, porque como el trabajo en el campo es duro, ellos temían al lápiz, a la hoja, a la libreta, a leer. Sin embargo, aprendió, con retroceso, con dificultad, pero fue uno de los que pudo firmar la carta de agradecimiento a Fidel”.

Hasta La Habana fue Hortensia una vez concluida la gran hazaña cultural que constituyó la campaña de alfabetización. Su voz se unió a la de cientos de sus contemporáneos para preguntar al Comandante qué más podían hacer. Desde aquella jornada del 22 de diciembre de 1961 la joven brigadista Conrado Benítez tuvo clara su vocación.

Han transcurrido más de 60 años y Hortensia permanece en las aulas. Su impronta ha quedado en diversas instituciones educativas del territorio, sin embargo es la escuela primaria Fernando Cuesta Piloto, del municipio de Cienfuegos, la institución donde ha permanecido, en los últimos tiempos, casi dos décadas.

Hortensia cuenta con el cariño de sus estudiantes./Foto: De la autora

Sobre sus alumnos de quinto grado refiere que son muy distintos a los de generaciones pasadas.” He aprendido a adaptarme a su forma, ellos tienen opiniones, tienen criterio. Siempre les hablo de los momento difíciles de hoy pero les cuento de lo duro que fueron los años iniciales de la Revolución. Les comento constantemente lo que es útil para su vida”, afirma Hortensia.

De los niños es “madre, abuela, maestra”, de ellos aprende cada día y en las situaciones más complejas busca el momento para acercarse y ofrecerles amparo ante una mala experiencia. “De ellos recibo mucho y doy todo lo mejor de mí”.

Hortensia López Carrazana vive sus días entre la risa de sus estudiantes, las enseñanzas que les aporta y los desafíos actuales de la educación cubana. Para ella su escuela significa mucho. “Después de mi casa, este es mi segundo hogar. Estaré en el aula hasta que la salud me acompañe”.

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