Eres tu propia luz

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En este mundo tan moderno y cambiante, las personas han adquirido una nueva forma de entender su realidad. Con el tiempo se hizo común dejar a un lado su rutina diaria donde la serenidad era parte fundamental, para entrar en una nueva realidad en la que solo existe una forma frenética y sin pausas de trabajar y vivir. La tranquilidad, el bienestar y la salud ya no son una opción, los días transcurren sin parar y se convierten en horas interminables de pendientes, que muchas veces ni siquiera son las propias.

Si bien es verdad que ayudar y servir a los demás no está mal, que la empatía y el cuidado son virtudes admirables, tampoco es razón para perder de vista las responsabilidades propias por cumplir con las expectativas de otros. Y es que, vivir constantemente por los deseos de los demás, hace que se olviden sueños, metas y objetivos por cumplir. No es un acto egoísta, pero es importante anteponer las necesidades particulares que permitan su crecimiento personal.

En la búsqueda excesiva de dinero, de una realidad que quizás no puede ser alcanzada con rapidez, que requiere tiempo y más esfuerzos se descuidan también la casa, los hijos y la familia. Las reuniones con amistades quedan en un segundo plano para solo priorizar la única idea que llevan en su mente. Esa actividad que ocupa la mayor parte de la vida, es muy vista como un medio para alcanzar la estabilidad y éxito, pero ¿qué pasa cuando solo existe el interés de mantenerla por los recursos o la posición que te puede dar en la sociedad? Dedicarle tantas horas a una tarea que no está alineada a tus pasiones puede convertir tu vida en una monotonía, que luego se convertirá en estrés, decepción y frustración.

Es por ello que cada día son más quienes por el exceso de estrés en su vida terminan con trastornos mentales como la ansiedad, depresión, problemas alimentarios, insomnio y muchas más, que en el mejor de los casos pueden ser atendidos, sin embargo, también pueden terminar afectando seriamente la calidad de vida.

Es por estas razones que se debe hacer conciencia de las consecuencias de vivir en un constante estado de preocupación. Es fundamental cambiar todo aquello que afecta su bienestar para perseguir lo que realmente le ayuda, tratar de reconocer y comprender las emociones para responder a ellas de manera equilibrada, dejar atrás tanto trabajo y buscar lo que realmente ofrece la felicidad, encontrar su propia esencia, hacer ejercicios de relajación, buscar ayuda profesional, rodearse de personas que realmente lo escuchen y ayuden a avanzar, disfrutar con ellos y sobre todo priorizar a la familia, esos que nunca darán la espalda ante situaciones críticas.

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