Enfrentamiento: el “juego” se gana en los municipios

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Aun cuando se acciona en pos de enfrentar las ilegalidades e indisciplinas sociales, son evidentes tales manifestaciones que dan al traste con el acceso de los cienfuegueros a servicios como el transporte privado y la adquisición de productos necesarios, tanto alimenticios, de aseo y medicamentos.

Una y otra vez se insiste, por parte de las autoridades partidistas y gubernamentales, así como por el grupo provincial de enfrentamiento, en lo imprescindible de que en los territorios haya un accionar mucho más sistemático y con medidas en correspondencia con la envergadura de la violación.

No poco se ha hecho, pero las transgresiones a lo establecido persisten, y la población, con toda la razón del mundo, exige más que respuestas epidérmicas, acciones que, por su constancia, lleven a la disminución —y mejor aún— a la eliminación, de un proceder que tanto molesta e indigna.

Y como es aconsejable no generalizar, comparto el criterio de que no son todos los transportistas los que abusan de sus congéneres, pero los que sí lo hacen están bien identificados y contra ellos debe procederse según lo establecido.

Las multas devienen correctivos; sin embargo, las actitudes reiterativas deben ser enfrentadas con otros procederes. ¿Por qué no retirar una licencia operativa de transporte o de ejercicio por cuenta propia a quienes una y otra vez burlan lo dispuesto? ¿Por qué no aplicar lo bien definido en los decretos del Consejo de Ministros a quienes —desde el ámbito estatal—tampoco observan lo debido?

En los municipios se gana la batalla contra las manifestaciones que se denuncian ante las instancias gubernamentales y del Partido; también en las redes sociales. Toca allí, en cada localidad, sistematizar los controles, seguimientos y chequeos; pero además, incrementar la aplicación de los instrumentos legales establecidos.

Lo he plasmado antes y lo reitero: no soy partidaria de la aplicación de multas por el simple hecho de hacerlo, pero como dice el refrán a veces las situaciones “pasan de castaño oscuro” y requieren rigor.

El enfrentamiento a las ilegalidades e indisciplinas se gana en el día a día, con sistematicidad y de manera oportuna. Corresponde a las autoridades la conducción de dichos procesos y el acompañamiento de los funcionarios y del pueblo con sus denuncias oportunas.

Hagamos cada día más pequeño el trecho entre lo dispuesto y la realidad. Eso también nos toca.

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