Encuentro con la historia en #CienfuegosEn26

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Anécdotas, testimonios y reflexiones fue el saldo del encuentro con combatientes de la lucha clandestina, miembos del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y guerrilleros del Ejército Rebelde con Dianelys Malagrida Terry, primera secretaria del Partido en el municipio de Cienfuegos, a propósito del aniversario 69 de los ataques a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.

En medio de la efervescencia de la celebraciones por el Día de la Rebeldía Nacional, cuya sede del acto nacional ganó esta provincia, el fundador del Partido y destacado combatiente de la lucha clandestina César Joaquín Benavides Chao, aprovechó para expresar el privilegio de haber contribuido con su modesto aporte a la construcción de la sociedad que hoy disfrutamos.

El antaño militante de la Juventud Socialista Popular rememoró pasajes de su participación en las protestas estudiantiles cuando era alumno de la Escuela de Comercio en la vecina ciudad de Santa Clara. Desde entonces el compromiso por hacer de Cuba libre e independiente marcó el derrotero de su existencia.

Tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, según sus propias palabras, Benavides Chao se incorporó a las diferentes tareas que la naciente Revolución demandaba de los jóvenes. Lo mismo se le vio con responsabilidades al frente del Partido en su municipio natal de Ranchuelo, que desempeñándose de eficiente directivo en varias entidades del territorio sureño. Su impronta quedó en la Cooperativa de Producción Agropecuaria Mártires de Barbados, donde estuvo por más de un lustro de presidente de ese importante enclave agrícola, se le recuerda con respeto y cariño.

Luego de la jubilación, el ejemplo del actual vecino del reparto de Junco Sur ha mantenido su vitalidad en cuánta tarea cederista o que el propio núcleo de zona del PCC le encomiende. Con orgullo muestra su jardín productivo en el que crecen hortalizas vegetales y plantas medicinales, a disposición del resto de los inquilinos del edificio multifamiliar donde reside.

Las primeras palabras del coronel de la Reserva José Aroche Pacheco fueron de agradecimiento por este gesto en la persona de la máxima autoridad del Partido en la capital provincial, la misma que transmitió al oficial cuánto representa para la actual generación de revolucionarios contar con su ejemplo y el de muchos otros héroes anónimos de la Patria.

Luego, a solicitud de los visitantes, fue necesario remontarse a los años juveniles de Aroche Pacheco en su ciudad de origen, Palma Soriano, cuando apenas con 14 años cumplía riesgosas misiones encargadas por el M-26-7 para realizar sabotajes, venta de bonos y otras acciones clandestinas, hasta que la persecución de la dictadura hizo que se alzara en el Tercer Frente guerrillero Mario Muñoz Monroy, dirigido por el entonces comandante Juan Almeida Bosque.

De su trayectoria por el Ejército Rebelde primero y más tarde como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cual rico testimonio repasa un buen trecho de la vida del actual miembro de la dirección de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en la provincia. Entonces salen a la luz el emotivo encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en Etiopía, donde el palmero cumplía misión militar al frente de un batallón de tanques contra los invasores somalíes.

La primera secretaria del Partido en el municipio de Cienfuegos, Dianelys Maladriga Terry, intercambió con el combatiente de la clandestinidad César Joaquín Benavides Chao./ Foto: Armando Sáez.

Durante el intercambio con el también fundador del Partido, Yadira Pérez Negrín, integrante del Buró Municipal del PCC en Cienfuegos, significó que somos una generación afortunada por poder contar con las vivencias de hombres y mujeres como Aroche. “Tales ejemplos de entrega y consagración, recalcó, nos inspira a continuar con tal legado, al tiempo de comprometernos a llevar adelante los estandartes por los cuales han luchado ustedes”.

El periplo concluyó en la casa del general de brigada (R) Carlos Guillermo González Jiménez. Conversador nato, no hay más que darle el pie a Cayiyo, como lo conocen los cienfuegueros, para, sin sombra de alarde ni vanagloria, narrar su incondicional vínculo con las luchas revolucionarias, desde que siendo apenas un adolescente formó parte de los jóvenes que se enfrentaron a los males de entonces, representado por la cruel dictadura de Fulgencio Batista.

Entonces salen a la palestra nombres, situaciones y hechos protagonizados por aquellos imberbes muchachos que colaboraban con el M-26-7 en la zona del central Espartaco donde residía. Tales participaciones fueron estrechando cada vez más la libertad de acción de Carlos hasta que las circunstancias lo obligaron a marchar al exilio, donde mantuvo su colaboración con el Movimiento a través del acarreo de armas o venta de bonos.

Pero su espíritu rebelde hizo que no aguantara más en el extranjero y en el segundo semestre del año 1958 se le vio de nuevo por los campos palmireños hostigando al ejército batistiano, esta vez como un combatiente más de las tropas del comandante Víctor Bordón.

Nuevas y peligrosas misiones le deparaban a “Cayiyo” los primeros años tras el triunfo revolucionario. Las lomas del Escambray fueron testigo de su valiosa responsabilidad en la Seguridad del Estado, órgano conocido popularmente como el G-2. Entre las tantas anécdotas de aquella lucha contra bandidos llega a la memoria la operación que llevó a la captura de Osvaldo Ramírez, un connotado cabecilla contrarrevolucionario.

Aun con 84 años de edad, el otrora delegado del Ministerio del Interior en esta provincia por casi tres lustros, sostiene que sus condiciones de luchador, revolucionario y fidelista se mantienen intactas. Siempre está dispuesto a como lo hizo más de una vez durante la lucha, arrebatarle un arma al enemigo, si fuera preciso, para defender la libertad y soberanía de la Patria.

Ante la interrogante del papel de la actual generación, los tres destacados combatientes coincidieron en señalar su confianza en los jóvenes, aun en condiciones muy complejas y difíciles, pero con la convicción y la seguridad de llevar adelante el proyecto social concebido por la dirección histórica de la Revolución, con su Máximo Líder, Fidel Castro, como principal paladín de las ideas y la acción.

El general de brigada (R) Carlos Guillermo González Jiménez, “Cayiyo”, rememoró pasajes de su participación en la lucha clandestina, como combatiente del Ejército Rebelde y en la eliminación de las bandas contrarrevolucionarias en el Escambray./ Foto: Armando Sáez.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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