Encadenamientos desde Cienfuegos o soluciones económicas tierra adentro

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Resulta común escucharla en múltiples escenarios, leerla en redes sociales o páginas web: la frase “encadenamientos productivos”, que se torna hoy muy recurrente, a riesgo incluso de repetirla en ocasiones sin concederle todo el valor que encierra para cualquier economía.

La nuestra apuesta por ellos, los inscribe en sus planes de desarrollo, pues los encadenamientos, entre muchas otras ventajas, acarrean soluciones nacionales a proyectos, obras, producciones o servicios que, de no hallarlas tierra adentro, deben apostar entonces por la importación para solventar sus urgencias económicas.

Los economistas Armando Nova González, Juan Carlos Prego Regalado y Lisset Robaina Echavarría, en un artículo[1] publicado sobre el tema, definen el encadenamiento productivo como: “una relación a largo plazo, que se establece entre unidades empresariales con el propósito de obtener beneficios conjuntos. Debe sustentarse en los beneficios económico-sociales que se derivan y no en el encadenamiento por sí mismo. El encadenamiento productivo-valor se puede definir, en términos generales, como el conjunto de actividades involucradas en el diseño, la producción y la comercialización de un producto o servicio”.

Desmenuzando el concepto, repasándolo una y otra vez, aparecen ejemplos que se ajustan a los postulados teóricos enunciados por estos académicos. Uno de ellos, la asociación productiva entre la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (INPUD), asentada en Villa Clara; y la mipyme de Diseño y Producción de Artículos Varios (DYPAV), emplazada en el cienfueguero municipio de Cumanayagua. Gracias a la alianza ambas han concretado la fabricación de envases, tomacorrientes, interruptores y otros componentes, con el plástico como materia prima fundamental.

ENCADENAMIENTOS…SIEMPRE PRODUCTIVOS

Virginia Pereda, especialista comercial de la INPUD, reconoció esta asociación entre la emblemática industria villaclareña y la pequeña fábrica cumanayagüense, como una solución viable ante las restricciones financieras que por el bloqueo estadounidense impuesto a Cuba y la crisis económica pos pandémica, ha sufrido la industria nacional.

“Al asociarnos con mipymes como DYPAV, por ejemplo, esta pequeña empresa nos suministra materia prima, partes y piezas necesarias para nuestra industria, mientras nosotros garantizamos la mano de obra, las maquinarias y líneas de ensamblaje. La comercialización la realizamos indistintamente ambas empresas”, comentó la especialista comercial de la INPUD.

Agregó, además, sobre nuevas proyecciones en este camino de producción conjunta con formas de gestión no estatal como DYPAV. Tal es el caso de la fabricación de juntas de refrigeradores. “Ahora carecemos de la materia prima, pero proyectamos trabajar la junta, un componente muy demandado por la población. También al ya tener DYPAV a los electrodomésticos en su objeto social, ellos financian partes y piezas de equipos como ollas eléctricas, ventiladores, y nosotros en la INPUD los ensamblamos, los terminamos, y de ambas partes los comercializamos”, reseñó Virginia Pereda.

Por su parte, Pedro Michel Santana Pérez, director de la pequeña empresa DIPAV, de Cumanayagua, nos cuenta que la unión productiva con la fábrica villaclareña data de los tiempos cuando gestionaba su negocio en la modalidad de trabajador por cuenta propia. “En ese entonces ya yo trabajaba con INPUD, pero en pequeña escala. Al existir esta oportunidad con el surgimiento de los nuevos actores económicos, empezamos a trabajar con mayor diversificación de productos. ”En los electrodomésticos, añade Santana Pérez, pretendemos incursionar en el futuro en equipos de clima como aires acondicionados y Split”.

Esta asociación, que estuvo presente en la reciente Feria Internacional Exposur 2023, constituye una buena referencia de cuánto puede lograrse mediante la conjunción entre la Empresa Estatal Socialista y nuevos actores económicos, un principio básico para el desarrollo no solo a escala nacional, sino territorial, según explicó en conferencia sobre el tema Aizel Llanes Fernández, directora del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, durante las sesiones teóricas de Exposur 2023.

Aizel Llanes Fernández, directora del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, durante las sesiones teóricas de Exposur 2023.
Aizel Llanes Fernández, directora del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, durante las sesiones teóricas de Exposur 2023.

En tal sentido, recalcaba la experta que: “incorporar a los actores económicos a las estrategias de desarrollo municipal es fundamental y necesario. Hay que crear un tejido empresarial en cada uno de los municipios, y de las provincias. “(…)Tenemos que lograr muchos más vínculos públicos-privados. A veces el encadenamiento solo queda en arrendar un local, sin embargo, puede darse en una producción cooperada (ejemplo INPUD-DYPAV), también una asociación contractual, para negociar y hacer cosas en conjunto. Así ganan ambos actores y también la población, al tener un mejor producto, con más calidad. (…) El empresariado tiene que ser uno solo, no se trata de si es estatal o no estatal, y en eso todavía debemos trabajar”.

SERVICIOS QUE AGREGAN VALOR, OTRA MODALIDAD VÁLIDA DE ALIANZAS

La cooperación productiva entre la industria estatal INPUD y la pequeña empresa privada DYPAV, ilustra las posibilidades que arroja el encadenamiento para la producción de bienes. Sin embargo, Cienfuegos también atesora otros buenos ejemplos en materia de servicios. Contar en la provincia con el Laboratorio del Control de la calidad del Azúcar y sus Derivados (LACONTAD) perteneciente a la Unidad Empresarial de Base Tecnoazúcar, constituye una posibilidad, ahora extendida a mayor número de alimentos, para certificar productos alimenticios de factura local, no solo con el fin de comercializarlos en frontera, también para la exportación.

Raúl Cruz Millán, primer químico del Laboratorio, refirió que: “Hoy estamos en capacidad de extender los servicios a aproximadamente 30 nuevas determinaciones en un grupo de ocho alimentos, por ejemplo, conservas, vinos, especies y condimentos, vinagre, miel de abejas”.

La certificación de LACONTAD es un servicio que agrega valor, y aumenta la competitividad en el mercado del producto: “tenemos acreditado nuestro sistema de gestión de la calidad y eso abre las puertas incluso para exportar, ya que esa actividad económica requiere productos avalados por un laboratorio acreditado, y el nuestro tiene esa condición hace ya 12 años”, refirió Cruz Millán, tras añadir que, “ya contamos con intenciones de negocios (concretadas en Exposur 2023) para hacer contratos con productores locales de vino. El propósito es vincularnos con un enfoque de cadena de valor con estos productores”, dijo.

Ambos ejemplos, tanto en el terreno de la producción de bienes como de los servicios, traducen cuán valiosas resultan las alianzas de esta índole para la economía, a escala local y nacional. Se trata de soluciones con un valor agregado muy especial: han sido concretadas tierra adentro.<hr/>

[1]Artículo: “El encadenamiento productivo-valor en Cuba. Antecedentes y actualidad. Proyecto APOCOOP”, publicado en la Revista “Estudios del Desarrollo Social”, vol.8, no.1, La Habana Enero-Abril. Año 2020.

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