Embarazo adolescente, dos futuros en juego
Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 18 segundos
Mientras en el capitalino municipio de Regla una estrategia integral siembra esperanzas para las jóvenes gestantes, desde Santiago de Cuba un modelo predictivo cuida los primeros latidos de la vida
Sobre una cama de la sala de obstetricia de alto riesgo de un hospital santiaguero, Naomi dibuja círculos infinitos sobre la cúpula tensa de su vientre. Sus dedos, con esmalte descascarado en un tono que fue rosa, trazan órbitas alrededor de su ombligo sobresaliente. Es un diálogo privado, íntimo. Le habla a la criatura que no conoce, que pronto tendrá que sostener en brazos sin tener, ella misma, en quién apoyar la cabeza.
Cuarenta semanas. El reloj biológico ha llegado a su hora cero, pero todo aquí parece moverse en cámara lenta. Naomi apenas tiene 15 años. La matemática es cruel y obvia.
La complicación tiene un nombre técnico, seco, anemia ferropénica. Hemoglobina baja. En su historial, el número parece nota de alarma. Para ella, se traduce en un cansancio que hunde los huesos, en una palidez que hace que su piel morena luzca desteñida, como papel traslúcido. Le administran hierro y vigilan.
Cada latido del monitor fetal es un recordatorio de que, dentro de ese cuerpo de niña, agotado, late con fuerza la vida de otro que está listo para estrenar el mundo. Lamentablemente, factores externos a él podrían limitar su desarrollo futuro. Y es que en el mapa de las vulnerabilidades sociales, el embarazo adolescente y algunas de sus consecuencias, como el bajo peso al nacer, son dos realidades que pueden obstaculizar un proyecto de vida desde su inicio.
Sin embargo, en rincones distintos de Cuba, la ciencia y la comunidad se unen para mejorar esos flagelos. La batalla contra el primero, un fenómeno de profundas repercusiones personales y sociales, ha encontrado un aliado efectivo en el capitalino municipio de Regla. Allí, un grupo de expertos diseñó una estrategia educativa con varios niveles de intervención que ha logrado movilizar a toda la comunidad.
«Las empresas estatales de la localidad, en correspondencia con su encargo social, asumieron el apoyo nutricional, la transportación para las consultas y la adherencia terapéutica de adolescentes embarazadas previamente identificadas», explicó en exclusiva para este medio de comunicación el joven Dr. C. Jesús Danniel Gutiérrez Samada, jefe del Departamento de Atención Primaria de Salud de la capital.
Este sistema de «apadrinamiento» constituye una de las medidas más innovadoras y con resultados tangibles. «El mecanismo se activa cuando el director de la empresa recibe los datos de la gestante y su familia, y se responsabiliza de su atención social y acompañamiento integral. El Consejo de la Administración y la Dirección Municipal de Salud controlan sistemáticamente el avance de esa atención creando una red de seguridad en torno a las jóvenes», detalló el especialista.
Una problemática compleja
Previo al diseño de la estrategia fue realizada una caracterización clínica epidemiológica de las adolescentes del municipio, uno de los de más alta incidencia en la capital, para identificar los principales factores de riesgo que se encadenaban a esta problemática.
Ese diagnóstico, correspondiente al período 2022-2024, arrojó entre los principales factores el inicio precoz de las relaciones sexuales, alrededor de los 12 años, frecuentemente relacionado con la ausencia de figuras parentales que ofrecieran consejería y orientación sobre salud sexual y prevención.
«Una situación particularmente sensible fue la de adolescentes cuyos padres se encuentran fuera del país, y que quedan al cuidado de abuelos, quienes, por la brecha generacional, tienen mayores dificultades para abordar estos temas con la misma efectividad», refirió Gutiérrez Samada.
Paralelamente, se desplegó un amplio programa educativo en conjunto con la Dirección de Desarrollo Local, la Federación de Mujeres Cubanas y la Dirección Municipal de Educación.
«Realizamos talleres, charlas educativas e intervenciones en barrios y comunidades vulnerables, así como en los centros educacionales, que es donde se concentra este grupo poblacional», explicó. Estos espacios abordaron temas cruciales como hábitos alimentarios, autocuidado de la salud y prevención de las infecciones de transmisión sexual.
Resultados que abren rutas
La combinación de estas acciones —el sostén material y humano del apadrinamiento y el componente educativo— ha permitido «disminuir los índices de embarazo en la adolescencia en el municipio de Regla», afirmó con satisfacción el Jefe del Departamento de Atención Primaria de La Habana.
Esta experiencia demuestra que un enfoque integral, con base en la atención de las causas sociales y en la educación preventiva, es la vía más efectiva. «Una de nuestras pretensiones es que esta estrategia se pueda replicar en el resto de los municipios de la capital y que sirva de referencia para otras provincias del país que enfrentan el mismo fenómeno», explicó.
Al otro lado de la Isla, en la provincia de Santiago de Cuba, el Dr. Suniel Johnson Valenciano trabaja con la convicción de que «prevenir el bajo peso al nacer, la mayor causa de morbimortalidad en la población infantil es ganar una crucial primera batalla».
Las secuelas de esta condición no se limitan al período neonatal. «A largo plazo, la mayoría de los niños que nacen con bajo peso están propensos a desarrollar trastornos en el neurodesarrollo, desnutrición, así como afectaciones del intelecto, del desarrollo sicomotor e, incluso, de la conducta hacia la sociedad», detalló.
El especialista de primer grado en Medicina General Integral, que, a sus 29 años, se desempeña como subdirector de Asistencia Médica en la oriental provincia ofrece una herramienta para menguar la situación a partir de la caracterización del bajo peso al nacer en el territorio, que actualmente presenta una alta incidencia. «El resultado más importante del estudio es la elaboración de un modelo predictivo como herramienta de prevención», explicó.
Protegiendo el futuro
«Con este modelo, decidimos intervenir una comunidad específica, para identificar de forma temprana los principales factores de riesgo asociados a esta condición, como son la anemia y las deficiencias nutricionales, el control prenatal insuficiente o hábitos nocivos como el alcoholismo y el tabaquismo. Paralelamente trabajamos de forma intensiva con la población que ya se encuentra en situación de riesgo», comentó.
De esta manera se espera lograr una disminución de la incidencia de estos factores. Somos conscientes de que su completa eliminación a mediano plazo es una utopía, pero agregó que desde el ámbito de la Salud Pública es posible y crucial influenciarlos positivamente, mediante estrategias educativas, preventivas y de seguimiento continuo que permitan mejorar los resultados perinatales.
En ese empeño, su estrategia integral encadena de forma sinérgica los consultorios del médico y los centros educativos provinciales, al establecer una red colaborativa multidisciplinaria en aras de «cultivar hábitos de cuidado sanos en la población femenina, principalmente para propiciar la disminución del embarazo en la adolescencia y la promoción de una salud reproductiva responsable», refirió el joven especialista.
No obstante, a largo plazo queda trabajo por hacer en el encadenamiento con programas de planificación familiar y educación sexual con perspectiva de género; todo ello orientado a construir un entorno empoderado que, desde la base comunitaria y el ámbito escolar, permita generar transformaciones sostenibles y mejorar los indicadores de salud materno-infantil.
Aun así, el primer paso está dado. La prevención del embarazo temprano, clave en el capitalino municipio de Regla, se muestra también en Santiago de Cuba como medida vital para el desarrollo futuro de las nuevas generaciones.
Son dos geografías, pero una misma batalla. Ambas son estrategias que bien podrían iluminar el camino en otros territorios del país. Son historias y perspectivas que se entrelazan en un relato mayor, el de una Cuba que, con voluntad, integración y ciencia hecha por jóvenes, construye con esmero los cimientos de una sociedad más saludable, en la que el proyecto de vida de adolescentes como Naomi y su futuro bebé sean un tesoro mejor custodiado.
Visitas: 1

