Elecciones presidenciales en los Estados Unidos (+multimedia, infografía)

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Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se llevarán a cabo el 5 de noviembre de este año. Sin embargo, el proceso electoral que conducirá al candidato ganador hacia la Casa Blanca comenzó de manera oficial durante la segunda semana de enero.

En este país las votaciones se realizan cada cuatro años, el primer martes del penúltimo mes, y serán las sexagésimas elecciones presidenciales. Los votantes eligen a los compromisarios (representantes de los electores primarios para votar en elecciones de segundo o ulterior grado), que a su vez deberán escoger al nuevo presidente y vicepresidente a través del Colegio Electoral.

Hasta junio los candidatos de cada estado podrán elegir a los precandidatos a través de elecciones primarias y asambleas de partidos políticos conocidas como caucus. Luego, entre julio y septiembre, los partidos políticos realizarán las convenciones nacionales para anunciar quiénes serán los candidatos que competirán por la presidencia en noviembre. La convención nacional republicana se realizará del 15 al 18 de julio, mientras que la convención nacional demócrata será del 19 al 22 de agosto.

Los resultados de las votaciones del 5 de noviembre serán certificados por el Congreso el 6 de enero de 2025, y el día 20 de ese propio mes el presidente electo asumirá el poder.

Del Sistema de Colegio Electoral

El sistema de elección presidencial de EE.UU. es indirecto. El Colegio Electoral decide quiénes serán elegidos presidente y vicepresidente de Estados Unidos.

Los ciudadanos no eligen directamente al candidato, sino a compromisarios o electores dentro de cada estado que emitirán votos electorales en su nombre. Para ganar las elecciones, el candidato deberá obtener una mayoría absoluta de votos electorales que no siempre coincide con el voto popular.

El número total de compromisarios es de 538, equivalente a la cantidad de diputados de la Cámara de Representantes (435) más el número de Senadores (100) más los tres delegados de Washington DC. Pero aclaremos algunos aspectos de interés, en aras de que se logre entender este sistema electoral:

  • Los compromisarios se distribuyen entre los 50 estados y el distrito de Columbia, teniendo en cuenta su población; el total coincide con el número de diputados y senadores que corresponde al estado.
  • El conjunto de compromisarios forma el Colegio Electoral y cada uno de ellos emite un voto electoral. Este representante debe votar al candidato que corresponda según las normas electorales del estado.
  • Cada estado tiene su propio sistema para elegir a los miembros del Colegio Electoral. Como norma general, los compromisarios se eligen dentro del comité estatal de cada partido que ha resultado ganador (o de los partidos ganadores en el caso de Maine y Nebraska) una vez que se han adjudicado los votos electorales del estado. Los candidatos normalmente suelen ser miembros del partido, pero en ningún caso pueden ser altos funcionarios de la administración pública o miembros del Congreso o del Gobierno.
  • La mayoría de los estados conceden todos sus votos electorales al candidato que gana la mayoría absoluta de los votos populares (voto del ciudadano) en el estado. Las únicas excepciones a esta regla mayoritaria son Nebraska y Maine, que distribuyen el voto electoral de forma proporcional entre cada candidato de acuerdo con el porcentaje de votos populares obtenido.
  • El Colegio Electoral nunca se reúne como cuerpo. Pasadas las elecciones, los compromisarios de cada estado se congregan en las capitales de su estado para emitir formalmente su voto electoral, el cual se envía a Washington DC con el propósito de que sea certificado por el Congreso.
  • Gana las elecciones el candidato que alcanza los 270 votos electorales.
  • El sistema de Colegio Electoral funciona únicamente para las elecciones presidenciales.

Tanto el Congreso como la presidencia se eligen por el método llamado the winner takes it all (el ganador se lleva todo). En 48 de los 50 estados, los candidatos a la presidencia obtienen todos los votos de un estado si obtienen la mayoría de los votos del Colegio Electoral.

Y usted pudiera preguntarse acerca de qué pasaría si se produce un empate o no alcanzan la mayoría de votos. Aunque resulta muy improbable, hay que tener en cuenta que la cifra total de votos electorales es 538, o sea, resulta ser un número par, por lo tanto podría producirse un empate a 269.

Ahora bien, de ocurrir esto, o no alcanzar la cantidad de votos necesarios (270), la decisión de elegir al Presidente pasa al Congreso, según la Enmienda 12 de la Constitución, la cual define que “la Cámara de Representantes elige al Presidente de entre los tres candidatos más votados”. Cada delegación estatal en la Cámara tiene un voto.

Esta situación se ha presentado dos veces en la historia de EEUU:

  • En 1801, Thomas Jefferson y Aaron Burr recibieron el mismo número de votos electorales (aunque Burr competía como Vicepresidente, según el procedimiento vigente en la época). Después de 36 votaciones seguidas, el Congreso eligió a Jefferson.
  • En 1825, John Quincy Adams y Andrew Jackson no recibieron la mayoría absoluta de los votos electorales de la época. La Cámara eligió Presidente a John Quincy Adams, a pesar de que Jackson obtuvo más votos populares.

También ha sucedido que un candidato pierde las elecciones a pesar de haber obtenido más votos populares que su contrincante. Los estadounidenses lo han experimentado en cinco veces:

  • En 1824. John Quincy Adams fue elegido Presidente, aunque el General Andrew Jackson obtuvo 38.000 votos populares más.
  • En 1876. Rutheford B. Hayes obtuvo el apoyo casi unánime de los estados pequeños y resultó elegido Presidente, a pesar de que J. Tilden consiguió 264.000 votos populares más que él.
  • En 1888. Benjamin Harrison fue elegido Presidente con menos votos populares que Grover Cleveland. Los votos de éste último provenían casi en exclusiva del sur, por lo que el sistema cumplió su misión de prevenir la victoria de un candidato apoyado sólo por una región del país.
  • En 2000. George W. Bush fue elegido Presidente con 271 votos electorales y gracias a la adjudicación de los votos del estado de Florida tras una impugnación y recuento. Aunque Al Gore obtuvo casi 450.000 votos populares más, sólo llegó a 266 votos electorales sin el apoyo de este estado.
  • En 2016. Hillary Clinton consiguió casi 3 millones más de votos populares que Trump, pero se tradujeron en 74 votos electorales menos.
¿Solo dos partidos políticos en USA?
Ambos animales se han asociado durante años con los principales partidos de Estados Unidos.

La política estadounidense es blanco y negro; o mejor dicho: rojo y azul. Desde 1852, todos los presidentes de Estados Unidos han pertenecido a solo dos partidos, el Republicano o el Demócrata.

Aunque existen otros partidos alternativos, los conocidos como third parties (terceros partidos), que también presentan candidatos presidenciales, como el Partido Verde o el Partido Libertario, por ejemplo, la realidad es que no son muy populares y que votar por ellos es visto como un mero voto de “protesta”.

No obstante, estos partidos no han conseguido una presidencia en más de un siglo y no tienen una representación significativa en el Congreso. Para que se tenga una idea: en la actualidad, la Cámara de los Representantes está conformada únicamente por republicanos y demócratas; y, aunque hay un diputado independiente, este había formado parte del Partido Republicano hasta 2019. También en el Senado hay dos senadores independientes, pero ambos están estrechamente ligados al Partido Demócrata.

¿Por qué se desarrolló el bipartidismo?

El bipartidismo ha estado presente desde los inicios de EE.UU, solo que con distintos nombres: demócratas y los whig, demócratas y los nacionales republicanos, demócratas-republicanos y federalistas. El sistema bipartidista se empezó a consolidar a partir de la guerra civil estadounidense (1861-1865) y la instauración de unas elecciones mayoritarias con circunscripciones uninominales, lo que significa que cada circunscripción escoge un solo candidato, y el elegido es el que recibe la mayoría de los votos, independientemente de la distancia respecto al segundo candidato más votado.

Esto dificulta enormemente que terceros partidos obtengan representación, sobre todo a nivel federal, aunque eso no quita que logren algunos cargos en las administraciones estatales y locales.

Las barreras propias del sistema electoral a los partidos alternativos en la carrera a la presidencia, también están los requisitos económicos. Para presentarse a nivel nacional, los candidatos tienen que hacer un desembolso importante en concepto de tasas y con el fin de financiar la campaña electoral, lo que solo es factible con el apoyo de un aparato de electores y donantes como el que tendría un gran partido político; también, si se dispone de una fortuna, lo cual obstaculiza que terceros partidos o candidatos logren presentarse a las distintas competiciones electorales. Veamos: para poder participar en las elecciones primarias, un aspirante debe recaudar al menos 5.000 dólares en contribuciones de campaña en 20 estados diferentes.

Los símbolos
Una de las caricaturas políticas de Thomas Nast en las que en 1879 usó la simbología del burro y el elefante. Foto: Engraving by Kean Collection/Getty Images.

El Partido Republicano (Republican Party) y el Partido Demócrata (Democratic Party) son las principales agrupaciones político-electorales que se han alternado en el gobierno estadounidense desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. En ellos se reproduce la eterna disputa entre liberales y conservadores que dio pie a numerosos conflictos y guerras civiles durante las etapas de formación de las jóvenes repúblicas americanas.

En el siglo XIX, el Partido Demócrata adoptó el tradicional burro gracias a una de sus figuras más relevantes: Andrew Jackson —candidato a la presidencia en 1829 y posterior presidente hasta 1837— quien fuera comparado por sus adversarios con un asno debido a su tozudez y estrechez de miras. Esto, sin embargo, no disgustó a Jackson, que adoptó al animal como símbolo, resaltando cualidades como su capacidad para trabajar.

Por otro lado, el Partido Republicano tuvo su primer encuentro con el símbolo del elefante bajo la presidencia de Abraham Lincoln (1861-1865). Durante la guerra civil estadounidense, el presidente empleó la imagen del paquidermo en varios carteles. Esto puede deberse al hecho de que la expresión “ver al elefante” se utilizó, durante el conflicto, con el sentido de haber entrado en combate.

Más allá de estas anécdotas, el verdadero artífice de la asociación entre ambos partidos y sus correspondientes símbolos fue Thomas Nast*, ilustrador que a finales del siglo XIX trabajó como viñetista para el Harper’s Weekly —revista de temática política que se publicó desde 1857 hasta 1916. En 1874, Nast publicó la viñeta Third Term Panic (Pánico a un tercer mandato), en la que critica la situación política del momento y las intenciones del presidente republicano Ulises S. Grant de presentarse al cargo por tercera vez comparando a su partido con el elefante. Suele atribuirse a esta ilustración la popularización del paquidermo como símbolo republicano.

Curiosamente, en dicha viñeta el burro no representa a los demócratas, si bien ya entonces se le asociaba con este partido. Durante toda su carrera, Nast emplearía estos dos animales para representar a ambas facciones políticas, de lo que tomarían ejemplo otros ilustradores.


(*)Thomas Nast (27 de septiembre de 1840-7 de diciembre de 1902) fue un caricaturista germano-estadounidense de finales del siglo XIX. Se le considera como uno de los padres de la caricatura política de los Estados Unidos. Fue un dibujante inconformista y uno de los satíricos más severos. Definió las caricaturas políticas estadounidenses en las décadas posteriores a la Guerra Civil. Sus ilustraciones popularizaron iconos como el elefante republicano, el burro demócrata, e incluso, la imagen moderna de Papá Noel.

Para Nast, el elefante simbolizaba la debilidad de un Partido Republicano siempre marchando de forma pesada en la dirección equivocada. Al burro demócrata lo dibujó en 1879 obstinado y a punto de caer por el caos financiero desatado.

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Mercedes Caro Nodarse

Licenciada en Comunicación Social. Directora del periódico 5 de Septiembre. Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba y de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales.

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