El profe Varela

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En toda Cuba se ha leído y escuchado el nombre de Manuel Varela Pérez. Su quehacer tejió una historia compartida entre enseñar y hacer periodismo; dos profesiones que se unen continuamente. Un maestro es un comunicador; un periodista es un profesional que comunica y enseña.

Hace unos días escribí acerca de Andrés García Suárez. Hoy lo hago para rememorar a Manuel Varela Pérez, el profe Varela que tanto enseñó en las aulas y en el ejercicio periodístico como maestro y con su propio ejemplo.

Manolo, como lo llamábamos con el respeto y el afecto que mereció su persona, comenzó muy joven su quehacer en el Periodismo, actividad que abarcó la radio. Aquello fue un sueño suyo que empezó a forjarse en sus años estudiantiles, cuando cursaba el bachillerato. Un buen día a finales de la década del 40 él y varios compañeros suyos iniciaron en la antigua emisora CMHJ una radio-revista titulada El estudiantado habla. Tiempo después empezó escribir para el diario El Comercio la sección Retablo estudiantil, que firmaba con el seudónimo Estudiantico. También por la década del 40 escribía comentarios estudiantiles para la CMHJ de Cienfuegos, los que una vez a la semana salían al aire por Unión Radio.

En 1951 fue corresponsal en Cienfuegos de La Voz del Aire de la CMCX, del Palacio Blanco de La Habana, en un Noticiero de alcance nacional.

Al triunfo de la Revolución, colaboró con Radio Rebelde. Después de jubilarse laboró muchos años como corresponsal de Radio Progreso. A la par de esas actividades, impartió clases –fue maestro normalista– y estuvo presente como profesor en cursos para corresponsales obreros.

Manuel Varela Pérez fue un consagrado al periodismo. Un profesional incansable al servicio de la Revolución.

Una tarde sonó el teléfono de mi casa. Era él para para pedirme un ejemplar de mi libro La Radio, utopía de lo posible.

– ¿A quién mejor que a ti? -, le contesté. Busqué uno y no demoré en llevárselo. Fui recibido con su buen carácter de siempre, contándome historias y lleno de sueños a pesar de que la salud ya no lo acompañaba.

Le prometí volver en otra ocasión para conversar más y saber qué le había parecido el libro. Poco después, el 11 de septiembre del 2022 conocí la amarga noticia de que se nos había adelantado en el camino, a los 92 años.

Nos dejó de recuerdo su andar calmado, una sonrisa apacible y la historia profesional que admiramos.

Las despedidas son tristes, eso es inevitable. Más allá de eso, alegra saber que Cienfuegos tuvo una personalidad tan brillante como la de él, dotado de modestia con una historia puesta al servicio de su profesión.

Recordar al amigo periodista y maestro dispuesto a enseñar y ayudar es motivo de alegría.

Regalo de la existencia haber conocido al profe Varela y saber que de alguna forma permanece vivo entre nosotros.

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