Discriminar no; dialogar
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La duodécima edición de la Jornada cubana contra la Homofobia y la Transfobia, pinta con sus colores a todo un país. Organizada cada año por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), la iniciativa llegó esta vez con la experiencia acumulada de un amplio debate constitucional, en el que fueron abiertas las puertas al diálogo para escuchar las diversas posturas en torno a los derechos y a la no discriminación de las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI).
Nunca antes en la historia de la Revolución Cubana se produjo, alrededor de este tema, una discusión popular tan franca, profunda e intensa, como la motivada por el polémico artículo 68, el cual pulsó la opinión del pueblo ante el posible reconocimiento del matrimonio como “la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común”.
Ese debate visibilizó la polarización existente en la Isla respecto a la comunidad LGBTI y sus legítimos derechos ciudadanos, con numerosas posiciones identificadas con la revolucionaria propuesta legislativa, y otras tantas contrarias a ella, en su mayoría resultado de un modelo patriarcal fuertemente arraigado al espíritu de la nación. El desenlace —pese a no ser el deseado por los más entusiastas—, terminó por dar un golpe de efecto sin precedentes y despejó el camino al futuro.
Aunque creo, como muchos, que era preciso darle a nuestra gente la nalgada —cual padres que intentan corregir así la mala conducta de sus hijos—, la garantía de ser reconocidos todos ante la Ley de Leyes de la República de Cuba, “sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género (…) o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana”, es un paso al que, difícilmente, generaciones de otras épocas aspirasen. Incluso, la generalista concepción del matrimonio como “institución social y jurídica”, fundada en “el libre consentimiento y en la igualdad de los derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges”, no solo echó por tierra fundamentos machistas y conservadores; dejó abierto el abanico ante la posibilidad de eventuales cambios.
Si somos objetivos, ninguno de estos avances se hubieran alcanzados sin la rectoría del Cenesex. Al resguardo de su sombrilla, se despenalizó la homosexualidad como escándalo público, fue reglamentada la igualdad en el trabajo sin discriminación por orientación sexual y aparecieron las Jornadas cubanas contra la Homofobia y la Transfobia que hoy acontecen a lo largo del archipiélago. Su actual capítulo, presidido por el lema “Todos los derechos para todas las personas”, nos remite a un principio que no puede olvidarse: el respeto.
En aras de visibilizar, combatir y superar las formas de discriminación y violencia por motivos de género, la comunidad cubana LGBTI puede afanarse de su actitud hacia el entendimiento (pocas veces recíproco), con el propósito de contribuir a la educación de la sociedad, con énfasis en la familia y los jóvenes. Ha sido este un puente tendido durante tres décadas, siempre sustentado en el diálogo como premisa. Es el principal valor y el origen de cada paso hacia adelante, el cual no debe permitirse fracturas de ningún tipo en el anhelo de proveerles, a todos los cubanos, el disfrute de su plena dignidad.
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En lo personal considero que debe respetarse a cada “ser humano”, no importan sus gustos sexuales, preferencias politicas, modos de ver el mundo, lo primero es respetar a ese ser, despues todo puede ser conversado, analizado, discutido en buenos terminos, no soy partidario de las imposiciones, y referente a este tema creo que a nuestro pueblo le han tratado de imponer opiniones muy ajenas a su tradicional forma de ver los valores, lamento mucho que en el mismo saco metan a aquel que cree que para ser homosexual tiene que ser desfachatado, bullero, sobresalir con ropas y actitudes estrafalarias, conozco y tengo amigos que son homosexuales y son personas respetuosas, igual su pareja, muy profesionales en su vida laboral, y jamas los he visto con lentejuelas como jamas han escondido su preferencia sexual y la han asumido valientemente.
Bueno esta muy bien derechos para todos pero creo que le falto
que los derechos y los deberes van junto y pienso que para ganarse
el derecho a ser respetado tienen que saber cumplir con los deberses
de la socieda, y ejemplo fue la manifestacion en la habana el sabado
pasado, y no hay que ser muy inteligente que esa accion fue promovidad
desde estados unidos, entonces cuba fue un pais que nunca reconocio
que se expresaran libremente pero si gosaban de todos los beneficios
que el gobierno brindaba que no se presten para juegos de la cia para que el pueblo los respete