Diciembre, mes de batallas y victorias

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Cuba solo conoce el trillo del combate, por eso, luego de 1959 el curso de esta Isla de «suerte echada» parece repetirse una y mil veces

En las luces de la historia cubana de las últimas siete décadas, diciembre es el mes quizá más entrañable. Los senderos de la victoria, por alguna extraña razón, han confluido en estos 12 meses con el destino especial que solo les corresponden a las grandes obras, a las revoluciones.

El cántico definitivo de nuestro proyecto social se comenzó a escuchar en diciembre de 1956, cuando un grupo de guerrilleros liderados por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ascendía la Sierra Maestra  para edificar un nuevo destino para Cuba.

Con Fidel se sembró en el último mes del año 1958 la semilla del cambio, esa que expulsó de esta tierra, de una vez y por todas, la execrable figura de las dictaduras sanguinarias. El dolor se desterró como un parteaguas a partir de ese instante, y las divisiones quedaron parcas al ver fundirse en una nueva figura de atuendo popular la unidad de las masas.

Cuba solo conoce el trillo del combate, por eso, luego de 1959 el curso de esta Isla de «suerte echada» parece repetirse una y mil veces. Tantas batallas ha librado este pueblo, al estilo de David frente a Goliat, que la historia no se atreve a renunciar a las páginas de glorias escritas con dignidad.

Diciembre, mes de batallas y victorias./Foo: Juventud Rebelde

En la epopeya de este mes hay triunfos que también son imborrables por su carácter popular y simbólico. El día 17 de diciembre de 2014, por ejemplo, una sentencia fidelista de afuero incalculable se hizo realidad. Gerardo, René, Antonio, Fernando y Ramón se abrazaban todos en su Patria luego de varios años de injusta condena en suelo yanqui.

Los cinco Héroes ¡volvían! a una Cuba que jamás dejó de luchar por su regreso con el impulso decidido del Comandante en Jefe. Detrás de cada paso en el retorno, serena y certera estuvo la conducción del General del Ejército Raúl Castro Ruz, que anunciaba ese día, además, un acercamiento para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Aquel intento se desvirtuó durante los años siguientes por la prepotencia imperialista que hoy no descansa en su objetivo de doblegarnos. Mientras esa amenaza persista, sin dudas, seguiremos batallando, ya no solo en diciembre, sino todos los días que hagan falta si se trata de preservar lo más sagrado: la Patria.

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