Atender el presente para no comprometer el futuro
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El Grupo Provincial para la Atención a la Dinámica Demográfica se trasladó recientemente a los municipios de Abreus y Aguada de Pasajeros para cumplir con el acuerdo de trabajar in situ algunos indicadores en relación con sus poblaciones
Consecuencia natural del decrecimiento de la población en Cuba, el asentamiento rural Rosita, en Real Campiña, muestra hoy una retracción de su número de habitantes, preocupación recurrente de quienes allí residen, porque en unos cinco años –auguran- el poblado no contará con menores en edad escolar y tal disminución se revertirá negativamente en el futuro desarrollo de la localidad.
Por tanto, “desde el municipio hemos implementado estrategias para conocer las familias, la composición de esas familias y sus necesidades más urgentes. Hay que profundizar en los servicios que allí se brindan porque no siempre todo funciona como debiera ser en estos asentamientos rurales”, explicó detalladamente María Caridad Delgado Arguelles, Coordinadora de programas en la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Hace referencia a Rosita, pero el estudio llega además a otros asentamientos que conforman la municipalidad de Aguada de Pasajeros. El Grupo Demográfico Provincial constató in situ el desempeño de su homólogo en la zona más occidental de la provincia de Cienfuegos.
Tal articulación responde a las proyecciones de atender la ruralidad desde la dirección del Gobierno expresado en la más reciente legislatura de la Asamblea Nacional.
El poblado Rosita constituye una de las áreas más fértiles del territorio centrosureño con un excelente potencial acuífero para el desarrollo agroindustrial, reconoce Jorge Luis González, Jefe de planeamiento de la Dirección Municipal de Ordenamiento Territorial, al hacer referencia a los resultados preliminar de un diagnóstico que prevé el ordenamiento urbanístico de los asentamientos rurales del municipio.
“En el Plan de Ordenamiento Territorial no solo emergen las cuestiones urbanísticas, sino permite completar una radiografía real del asentamiento, la población, los servicios básicos, las posibilidades de producción, entre otros aspectos”, comentó.
Rosita no es de los que más decrece en población, si se le compara al resto de los poblados del municipio más arrocero de Cienfuegos, pero en opinión de esta periodista, la inquietud inicial sobre la no existencia de infantes en edad escolar en unos cinco años podría acarrear un cambio del valor de uso del inmueble educacional, propiciando un efecto dominó en las familias que replantearán su residencia o no en la localidad, en aras de proteger a su descendencia que no encontrará un espacio donde estudiar en el sitio en el cual reside.
Desde 1978 Cuba no cuenta con reemplazo poblacional, pues desde esa fecha la tasa global de fecundidad (TGF) es menor a los 2.1 hijos por mujer necesarios para alcanzar este relevo poblacional. En 2022 decreció hasta 1.41, según la investigación periodística Cuba en Datos: Envejecimiento acelerado, baja fecundidad y otros desafíos de salud compartida por Cubadebate.
Preservar servicios básicos a la población
Sobre la necesidad de preservar los principales servicios básicos a la población, independientemente de la cantidad de habitantes que resida en los asentamientos rurales concitó el análisis de los expertos, quienes alertaron sobre cómo la falta de ellos podría inducir a la migración interna hacia las zonas urbanas, en búsqueda de mejores posibilidades de estudio, atención médica o trabajo para las familias.
En reciente entrevista, el Dr. Antonio Aja Díaz, Director del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) invitaba a reflexionar sobre las migraciones de una localidad a otra, entre municipios o de una provincia a otra, un tópico a evaluar e investigar, porque hay que “incentivar nuevamente la política y poner a la ciencia realmente en función de este análisis”, comentó.
En tal sentido, el más reciente pleno ordinario del Parlamento dejó clara la necesidad de atender “la ruralidad con acciones que realmente eleven la calidad de vida de la población” en esas zonas.
Atender el presente para no comprometer el futuro
Los procesos demográficos no son lineales, son oscilantes, por tanto hay que ir a las causas en el municipio, en la provincia, en el país, tal constituyó el objetivo de la segunda parte de la agenda, esta vez desde el municipio de Abreus.
La zona del Damují, Cruces y la ciudad cabecera provincial recibieron la visita de directivos del CEDEM, articulación que devino aprendizaje a partir del intercambio suscitado en las comunidades. Allí surgieron propuestas para perfilar próximos periodos de trabajo y la fecundidad adolescente se convirtió en el tópico más debatido en el municipio, porque constituye un punto neurálgico para la localidad.
La primera decisión de concertar líneas de trabajo comunes entre las entidades que conforman el Observatorio Municipal y buscar una estabilidad en sus participantes fueron las decisiones más urgentes emanadas del recorrido, así lo hizo saber el Vice intendente municipal Hugo Godoy Rodríguez.
Aspectos relacionados al Programa Materno Infantil, el empleo, las principales fuentes de ingreso de quienes allí viven, así como la implementación del programa de atención a madres con tres hijos o más formaron parte de los análisis de la jornada de trabajo.
“Debemos conocer el universo de mujeres en edad fértil, porque así conoceremos cuáles son las adolescentes, cuáles sufren de padecimientos crónicos, dónde están las que con matrimonios estables de cuatros años o más no han tenido descendencia, cuántas se atienden en consultas de infertilidad”, reflexionó la Dra Maritza Rodríguez, profesora de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos y asesora del PAMI en el Observatorio Demográfico Provincial.
“A veces se desconocen los servicios a los cuales pueden acceder —compartió con el auditorio— tenemos personas que nunca han visitado su consultorio del médico de la familia.
“Que no lleguen a embarazarse ni al aborto constituye prioridad, por tanto hemos de ser rigurosos en la prevención, porque los hijos de madres adolescentes tienen bajo peso al nacer o padecen disímiles patologías, a partir de las complicaciones de los partos en edades tempranas”, explicó de esta manera la línea investigativa de su tesis doctoral.
No podemos perder de vista las edades de sus parejas, pues en ocasiones también son adolescentes, pero en no pocos casos existe además una marcada diferencia de edad entre los padres, lo cual podría conllevar a un análisis mucho más profundo desde el punto de vista económico o social.
“Dónde están esas adolescentes —preguntaba la Dra Maritza Rodríguez— en las escuelas, en el barrio donde está la Federación de Mujeres Cubanas y los CDR, en el Consejo Popular. Porque sí queremos lograr más embarazos, aseguró, pero no a expensas de la fecundidad adolescente.
“Allí, en el Consejo Popular, también están las parejas infértiles, que además pueden acceder a un servicio especializado para ellas en cada municipio —el de Abreus trabaja regularmente y ha tenido buenos resultados—; sin embargo, donde perdemos terreno es en la continuidad, en la atención desde que comienzan la primera consulta”, concluyó.
Derecho a la salud
“El Observatorio y los organismos que aquí confluyen deben articularse en función del trabajo en las comunidades. Dónde debemos trabajar más y cómo lo vamos a hacer constituyen preguntas recurrentes y es en el terreno, con las personas, con los líderes naturales de esas comunidades”, indicó en su intervención Damaris Ponce Mora, funcionaria del gobierno provincial.
“En ocasiones la familia no es receptiva con el ingreso en los hogares maternos, pero es allí donde la preservamos de la carga de la casa, por ejemplo, al cuidado quizás de otros niños o del resto de la familia”, expresó Ponce Mora.
“Donde mejor pueden estar es en el hogar si existe riesgo de prematuridad, explica la Dra Maritza Rodríguez, a veces nos cuesta mucho ponerlos de acuerdo. Cómo va a lograr entonces no parir prematuramente si mantiene todo el peso de la familia en sus hombros”.
Un parto pre término entraña riesgos. Hipotecamos el futuro porque ese menor demandará traslados frecuentes a consultas médicas especializadas, porque demandará una alimentación especial, entonces nos corresponde trabajar mejor en la prevención”.
Trabajar en la educación de las personas para lograr cambios de comportamiento demandará un esfuerzo colectivo, que no debe verse desde una posición aislada. Lograr que la familia se involucre en la educación sexual y reproductiva de sus adolescentes y jóvenes coadyuvará a que la fecundidad en las muchachas entre 15 y 19 años disminuya. Concebir una descendencia en estas edades no debe convertirse en una prioridad ni para ellas, ni para sus familias.
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