Agua que no has de beber ¿déjala correr?

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Cumanayagua, es sin dudas, el único municipio que en la provincia de Cienfuegos cuenta con una cuenca hidráulica envidiable, pues sus alrededores sirven de cauce a los ríos Arimao y Hanabanilla, proceso que le da la denominación al terruño de “Valle entrerriano”.

Además, nace desde la municipalidad el canal trasvase Paso Bonito/Cruces, alimentado por los embalses Avilés y Paso Bonito. Recibimos también la mayor cantidad de agua producto del escurrimiento del Macizo de Guamuhaya, sin dejar de mencionar el canal de La Cidra, que sirve para trasladar el preciado líquido proveniente del proceso industrial de la hidroeléctrica del Hanabanilla. Ello pone al mayor municipio de la sureña provincia de Cienfuegos en una posición favorable; sin embargo, agua que no has de beber, déjala correr.

 

Así versa un antiguo refrán y no es precisamente dejarla correr para que otro cliente haga uso de ella, sino, aprovecharla y no dejarla correr a través de los innumerables salideros que ya enriquecen el caudal municipal, porque a decir de no pocos pobladores Cumanayagua es un municipio con muchos manantiales y, no es que afloren por doquier, sino que producto de las añejas tuberías relucen en cualquier lugar, dejando correr el agua.

Esta fuga, que a menudo brota de tuberías envejecidas o dañadas, genera un flujo constante de agua que se escapa sin control y no solo tiene un costo ambiental, sino que también repercute en la economía local y en la calidad de vida de los ciudadanos.

Abordar esta problemática no solo implica reparar tuberías, sino repensar cómo las ciudades manejan sus recursos hídricos. La sostenibilidad y la eficiencia deben ser los pilares sobre los cuales construyamos un futuro donde el agua sea un bien protegido y valorado por todos.

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