Aullidos brutales de Septiembre

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“…el mismo ángel que allá en Chile vio bombardear al presidente, ve las dos torres con sus miles cayendo inolvidablemente”

                                                  Silvio Rodríguez.

El 11 de Septiembre de 1973, Chile sufrió un Golpe de Estado gestado por dictadores y terminó con la vida del presidente Salvador Allende, que prefirió morir antes de ver derrotado a su pueblo. El hecho  fue el detonante de una ola de odio desatado en esa década y la próxima, matizada por represiones a actividades políticas legítimas, detenciones y muertes.

Los militares desencadenaron reprimenda contra los partidarios de la Unión Popular (UP).

Era la madrugada del martes 11 de septiembre de 1973, cuando comenzó el conjuro. Los barcos de la Armada, que supuestamente zarpaban el día anterior para  maniobras militares estadounidenses, regresaron a Valparaíso.

En el Palacio de la Moneda el presidente permanecía impuesto de tales desvaríos y pronto descubrió que los tres frentes militares estaban confabulados, dirigidos por el general  Augusto Pinochet, comandante del ejército, en quien Allende confió casi hasta el final.

A las 9 y 20 horas el presidente pronunció palabras por Radio Magallanes, en lo que sabía era  su último discurso, no aceptó tomar un avión para marcharse del país, prefirió inmolarse

.A las once horas partían de la Moneda la esposa e hijas de Allende y a las doce el palacio ardía en lo que fue la acción más emblemática del golpe. Hay aún mantos de silencio sobre los pilotos de los cuatro Hawker Hunter.

En la alocución  por Radio Magallanes Allende dijo : “…pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”. Fue enterrado en el cementerio de Viña del Mar y con la llegada de la democracia en 1990  trasladado al de Santiago, el 23 de mayo de 2011, a petición de la fiscalía, su cadáver fue exhumado.

VIDA A LA MUERTE

La represión que siguió a la dictadura militar forzó a miles de chilenos al exilio. Muchos de ellos partieron como refugiados a países de América Latina y Europa, entre los que huyeron a la Argentina, hubo varios casos que no sólo debieron afrontar las penurias propias del exilio, sino que además, continuaron estando expuestos a graves abusos contra sus derechos humanos.

Las investigaciones judiciales seguidas en torno del “Plan Cóndor” han demostrado cómo la coordinación de acciones represivas entre las dictaduras de Argentina (1976) y Chile(1973) condujeron al asesinato y desaparición forzada de refugiados que habían logrado en un primer momento huir.

Los niños robados como “botín de guerra” por la represión fueron inscriptos como hijos propios por los miembros de las fuerzas militares, o dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre catalogados N.N.

De esos descubrimientos surgieron  los movimientos de Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, así como  Hijos de desaparecidos. En este septiembre, a 40 años de las dictaduras latinoamericanas mencionadas regresa a Buenos Aires  la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hará un viaje esperanzador  para familiares de víctimas, esos que en cuatro décadas han puesto vida a la muerte negando la amnesia obligatoria.

Imponderables unieron el once de septiembre el golpe de estado en Chile con el derrumbe de las torres gemelas en Estados Unidos en igual fecha de 2001.Recientemente establecieron para 2020 el juicio a los cinco culpables.

Viajan en la historia las secuelas de crímenes horrendos: “…septiembre aúlla todavía su doble saldo escalofriante” dijo el poeta Silvio Rodríguez y corrobora a otro, al gran Eduardo Galeano al recibir el Premio Stig Dagerman: “…  la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego”.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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