Vientos para apaciguar el dolor y resarcir lo feo

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Madelay Lago Cazola no llora por ella. Llora por sus pequeñas Estefany y Evelyn, a quienes el huracán Ian arrebató la casa, las camas, los pocos juguetes, dejándolas al límite del desamparo.

“Estábamos aquí —cuenta― y tuvimos que salir rápido para la casa de los vecinos de al lado. El viento soplaba muy fuerte y comenzó a caerse el techo. Lo más importante en ese momento era la vida de las niñas. Todo lo dejamos adentro, y ya ves, está destruido”.

Ahora, cuando vive otra tormenta, apenas logra contener la emoción frente a la solidaridad que llega desde varias provincias del país, con el propósito de ayudar a los damnificados por el ciclón en Pinar del Río.

“Estoy muy agradecida y vamos a luchar para salir adelante”, confiesa entre lágrimas, tras recibir una caja con aseo y ropa para sus hijas, así como cuatro camas de madera, parte de la segunda donación que organizaciones políticas y de masas de Cienfuegos envían a Vueltabajo.

Cerca de 250 bultos con ropa para niños, jóvenes y adultos, zapatos, artículos de aseo personal, productos de limpieza y botas de trabajo, junto a una decena de camas fabricadas por un artesano del Fondo Cubano de Bienes Culturales, se entregaron en la sede del Gobierno Municipal de Pinar del Río para aliviar la situación de los hogares más afectados por el huracán.

Un grupo de estos recursos llegó de manera directa a familias del Consejo Popular (CP) Celso Maragoto, el de mayor extensión en la provincia occidental, donde casi 195 viviendas resultaron dañadas, unas con derrumbes totales y otras con afectaciones parciales en la cubierta.

“Este segundo donativo ―explicó Yosnay Medel Barrios, funcionario de la Central de Trabajadores de Cuba en Cienfuegos― proviene de las organizaciones políticas y de masas, y de nuestros colectivos laborales, donde se han acopiado artículos y productos de todo tipo para el pueblo pinareño”.

El primer envío, coordinado también por el Partido Comunista de Cuba, llegó a Pinar del Río el pasado 4 de octubre, con alrededor de 140 bultos, y alimentos que donaron los campesinos de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.

“Nos sentimos muy orgullosos de ver a los cienfuegueros aquí, ayudando a las familias”, opinó Dora Sotolongo Hernández, vecina de la circunscripción 114 en el CP Celso Maragoto, identificada entre las más vulnerables del territorio.

“Esto para nosotros es como si fuera oro”, añadió Dayamí Molina Acosta, una anciana que vive junto a cinco niños y dos madres. “Aquí perdimos las camas, se partieron por la mitad; el techo de la casa, la tasa del baño, y estamos durmiendo en la parte de atrás, en el piso. Pero con la ayuda de la Revolución ―dijo—, esperamos que las cosas mejoren poco a poco”.

Aunque las huellas de la devastación prevalecen en la fisonomía de Pinar del Río, los vientos de la solidaridad invaden sus calles y barrios, para apaciguar el dolor y resarcir lo feo, pese a los nubarrones amenazantes que a veces se apoderan del cielo como recuerdo del terrible paso de Ian.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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