Víctima directa o indirecta de estafas monetarias
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Ser estafado o escuchar de una persona que fue embaucada mediante transferencia electrónica es más usual de lo que creería. Sobre esta situación, para nada solo verificable en Cuba, son notables y variadas las historias; pero, los titulares que pierden dinero no son las únicas víctimas, también las personas que de manera indirecta o por desconocimiento se relacionan en estos hechos delictivos.
Una llamada telefónica a los abuelos solicitando una transferencia de 10 mil pesos cubanos a una tarjeta red es una forma de probar fuerza para estafar. Los ancianos, pocos diestros con la tecnología electrónica, comunican a su hija para que esta transfiera el dinero. Para evitar equivocarse en el número de tarjeta, la sucesora decide contactar al más joven de la familia; pero su hijo ese día no había comunicado a los ancianos, mucho menos solicitado dinero y tampoco se encontraba en la provincia referida por el estafador.
En este acontecimiento no hay victoria para el necesitado farsante nieto, pero este tipo de intercambios no presencial propensa en muchos de los casos pérdidas monetarias; a veces mínimas, como también significativas, a partir de la vulnerabilidad y confianza de los titulares de tarjetas red.
Otros resultados no son tan alentadores como el usuario que recibe una ayuda familiar a través de una vía no oficial y no una institución financiera. Pasado el tiempo, ante la inactividad de la tarjeta decide visitar el banco. Para su asombro le informan que, a solicitud policial, se encuentra bloqueada y no puede hacer extracciones; el dinero recibido procede de una transferencia nacional a partir de una cuenta estafada, por lo que debe devolver el importe utilizado.
Le ocurre similar a la señora que confía en el conocido virtual de su hija y nunca ha visto o la persona que se deja convencer por el afligido que relata con dolor ser de otra provincia, tener un familiar en el hospital y tener la tarjeta desmagnetizada; ambos.
El uso de identidades y perfiles en redes sociales falsos dificulta el proceder policíaco y localización de los timadores.
Aunque a veces no tengan dinero, los medios de pago electrónicos hacen función de billeteras, de uso personal como el carnet de identidad, puede ser utilizada para hechos delictivos. Por eso, el propietario, principal responsable, debe cuidar por el origen y destino del dinero que transita.
Prevenir es la clave y la alerta es reiterada por diferentes medios de difusión masiva. Los titulares de tarjetas red, jóvenes y ancianos, obreros o académicos, deben aplicar las medidas de seguridad necesarias; entre ellas no compartir información personal y de las cuentas bancarias, tener claves seguras, nunca guardar las tarjetas junto las contraseñas, no confiar en ofertas muy tentadoras, así como tampoco en desconocidos y tratos en la distancia, vía online o telefónica.
El sistema bancario cubano facilita diferentes canales para mantener actualizado al cliente de las entradas y salidas de dinero de todas las cuentas bancarias. Reportar y reimprimir tarjetas extraviadas, así como no prestarla a desconocidos, puede evitarle malos ratos y daños monetarios generados por robos cibernéticos.
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