Venezuela ante elecciones presidenciales 2024

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La beligerante oposición interna buscará en octubre próximo un candidato único para enfrentar al presidente Nicolás Maduro…
Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo para Cubahora

Las anunciadas elecciones por la presidencia de Venezuela, en manos del líder socialista Nicolás Maduro, concentran la atención sobre esa nación suramericana, acosada por Estados Unidos (EE.UU.) y sus aliados internacionales, que buscan el fracaso de un sistema político orientado al cambio de vida de millones de personas que sufren ahora los embates de más de 900 sanciones y bloqueos unilaterales de sus enemigos.

Son momentos de tensión política no solo para Venezuela sino para América Latina y El Caribe, declarada Zona de Paz en 2016, que sufre una guerra no declarada por Estados Unidos (EE.UU.) y su aliada Unión Europea (UE), soportes del desempeño de grupos opositores, la mayoría violentos, que intentan suplantar al presidente Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana. Burlan las leyes nacionales, agreden, ofenden, hasta respaldan las medidas coercitivas unilaterales impuestas por regímenes extranjeros. De manera hipócrita afirman en foros y declaraciones que quieren la paz interna, se apegan a las exhortaciones del gobierno, se sientan en las mesas de negociaciones y luego las abandonan en ocasiones sin aviso previo.

Esa actitud, que nadie duda es una orden de Washington, crea más fricciones políticas internas y no da margen a soluciones, a pesar de los llamados públicos e internos presidenciales, la Asamblea Nacional y figuras de renombre mundial que propiciaron tales encuentros.

El próximo año, Maduro será candidato a la reelección. De procedencia humilde, exempleado del transporte público, ascendió por sus méritos políticos durante el actual proceso revolucionario y asumió la Primera Magistratura tras ser nombrado como su sucesor por el fallecido presidente Hugo Chávez cuando se desempeñaba como su canciller. Después fue ratificado por la población en las urnas.

Las proyecciones de Chávez como líder de los venezolanos y figura prominente de la integración de Latinoamérica y El Caribe bajo nuevas fórmulas de colaboración –siempre con el apoyo de Cuba y su líder Fidel Castro, también fallecido- chocaron de manera frontal con la política estadounidense, habituada a la explotación del petróleo venezolano. Ese país suramericano, con una población de más de 29 000 000 de habitantes, es el mayor exportador del crudo a nivel global. Un merenguito para el apetito imperial. Las distintas administraciones norteamericanas han intentado desde que Chávez ganó las elecciones en 1998 y por los medios más despiadados, alejados de toda compostura diplomática, destruir a Venezuela y su pueblo con centenares de sanciones económicas, lo que le impide la producción de su principal producto. El objetivo es minar la economía nacional para matar de hambre a su población, limitada también en la adquisición de productos básicos. Incluso incluyó a esa nación, al igual que hizo con Cuba, de manera absolutamente injusta y mentirosa, en la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, lo cual impide cualquier transacción bancaria con otras naciones.

El miedo a que esa nación de costas en El Caribe triunfe, como lo ha hecho hasta ahora, en la continuación del modelo social dejado como legado por Chávez, llevó al expresidente Barack Obama a decretar que ¨constituye un peligro para la seguridad nacional¨ de EE.UU.. Medios internacionales consideraron la decisión peligrosa y ridícula por parte de la mayor potencia económica y militar del mundo, pero que resulta otro dispositivo para acosar a la Revolución Bolivariana.

No han escatimado dinero ni posibilidades los regímenes de la Casa Blanca –incluso un intento de magnicidio contra Maduro en 2018 – en su apoyo a la de los líderes opositores más radicales y viiolentos, operadores internos o desde países cercanos, como Colombia, antes de la asunción de Gustavo Petro este año.

De Washington procedió la idea de que el opositor Juan Guaidó se autoproclamara presidente paralelo a Maduro (presionando a unas 50 naciones para que lo reconocieran como tal), sin gabinete; líder de una asamblea nacional inventada- pero que viajó, robó, trabó negociaciones, impulsó invasiones, y ahora plantea volver al ruedo en las futuras presidenciales.

FRAGMENTADA OPOSICIÓN BUSCA REORGANIZARSE

Apoyada y sufragada por Washington pero fragmentada y con un discurso que ellos denominan de recuperación (del apoyo popular), los núcleos de oposición celebrarán elecciones primarias el próximo 22 de octubre para elegir a un candidato único de cara a los comicios, sin fecha aun determinada.

En lo que podría convertirse en un nuevo enfrentamiento interno, el exgobernador de Miranda, Henrique Capriles, inhabilitado en 2017 por 15 años para ocupar cargos públicos, afirmó que se presentará en la lid ¨para reafirmar el camino¨, según afirmó en sus redes sociales.

Aunque su invalidación es resultado de un proceso administrativo por presuntas irregularidades en su gestión, después de seis años las acusaciones no fueron ratificadas por los tribunales.

En opinión del catalogado testaferro de EE.UU., el mejor camino es el uso del voto como instrumento de cambio político, aunque hay constancia gráfica de su participación en mítines y protestas, en las cuales murieron decenas de venezolanos atacados por contrarrevolucionarios pagados.

Capriles, con un historial de conspiraciones antigubernamentales, perdió  los comicios en que se enfrentó a Chávez y luego a Maduro, pero defiende la idea de la participación en las lides electorales, aunque una parte de la oposición  consideraba, hasta el pasado año, que boicotearían cualquier movimiento democrático en las urnas.

Las declaraciones del exgobernador ocurrieron seis días después de que el tribunal pública también inhabilitara en la política a María Corina Machado, una reconocida defensora de los métodos empleados por EE.UU. contra su país e incitadora a la violencia política.

Machado fue acusada por la Contraloría General de integrar una supuesta trama de corrupción orquestada por Guaidó cuando era presidente de la Asamblea Nacional, electo por los diputados. Esa fue la única vez que el Partido Socialista Unido de Venezuela pierde una elección en más de 30 procesos efectuados desde 1998.

Machado, ex parlamentaria desde 2014, es una de las voces más críticas de los discordantes de la contrarrevolución. Analistas de medios hegemónicos la consideran con mayores posibilidades de enfrentar al actual jefe de gobierno, pero sin posibilidades reales de llegar al Palacio de Miraflores.

Uno de los pasos dados por los ocho de los 13 candidatos que aspiran a representar a la oposición en los próximos comicios sostuvieron un debate en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Caracas, la capital, para presentar sus programas políticos que, en opinión de articulistas, no satisfacen las demandas públicas y son un soporte de los intereses foráneos en este país.

Capriles no asistió por estar en desacuerdo con una discusión que profundizó, según esas fuentes, las diferencias entre las corrientes beligerantes. Machado, del partido Vente, estuvo en la Universidad, pero es muy posible que el nuevo Consejo Nacional Electoral, ahora en reestructuración por vacante de varios de sus miembros, acepte su candidatura oficial.

LIDERES DE LA REGIÓN BUSCAN CONCILIACIONES

Varios presidentes de América Latina y su par de Francia, dieron algunos pasos para acercar posiciones oficialistas y las de distintas tendencias opositoras, en el entorno de la reciente III Cumbre de la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (crítica, ofensiva y sancionadora) en Bruselas, Bélgica.

A la convocatoria de los jefes de Estado asistieron también la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Dalcy Rodríguez, y Gerardo Blyde, líder de la Plataforma Unitaria, coalición de agrupaciones contrarias al sistema político bolivariano.

En la cita se analizó la actual situación política en la nación suramericana, víctima de la avaricia imperialista, y la posibilidad de reanudar negociaciones entre las partes enfrentadas en un año preelectoral.

Participaron Alberto Fernández, de Argentina, Gustavo Petro, de Colombia, Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil, y  Emmanuel Macron, de Francia, que preside protémpore la UE.

Soluciones a los problemas que afronta Venezuela a causa de las sanciones de EE.UU. y la UE y la reanudación de las congeladas negociaciones entre las partes en disputa fueron motivo de análisis.

El jefe de Plataforma Unitaria destacó la importancia del apoyo de la comunidad internacional para lograr una solución pacífica y democrática –ya que catalogan al gobierno legal como ¨dictadura¨-, en tanto los mandatarios se comprometieron a encontrar una salida a las detenidas conversaciones en 2022.

Rodríguez, quien asistió también a la Cumbre de los Pueblos celebrada al unísono de la oficial, recordó en ese escenario que en 2019 comenzó un peligroso proceso de agresiones contra Caracas hasta entonces desconocido.

Petro mostró la disposición colombiana a recibir a las delegaciones negociadoras. De hecho, precisó, el gobierno venezolano es garante de los dos procesos de paz que se adelantan en Colombia y ha sido espacio territorial para los diálogos.

Comienza al parecer un nuevo espacio en busca de la distensión en el rico país petrolero de Latinoamérica, luego de que el imperialismo global decidiera, en el colmo del cinismo y la crueldad, robarle sus activos en el Reino Unido, y jugar a su conveniencia con la producción petrolera venezolana luego del conflicto bélico ruso-ucraniano, sin importarle ni un ápice el pueblo de Simón Bolívar, con justicia llamado el Libertador de América, que quizás, con el desconocimiento histórico de los líderes estadounidenses, ni siquiera conocen su nombre y el espíritu de valor y resistencia que legó a su pueblo. Si lo supieran, quizás fueran más comedidos en este enfrentamiento con Venezuela.

Tomado de Cubahora

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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