Un Lucho que llegó de Chile

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Corría la mitad de los 50 del siglo XX. Poco antes la actriz Audrey Hepburn había conquistado al cine y con su exquisitez personal brillaba en películas como Desayuno con diamantes y Vacaciones en Roma, esta última que en 1954 le valió un premio Oscar.

A la edad de 26 años, un chileno natural de Rancagua que respondía al nombre de Luis Enrique Gatica Silva (11 de agosto de 1928 – 13 de noviembre de 2018), en familia “Pitico”, irrumpía en el canto  —más tarde en la actuación— apoyado por su hermano Arturo, mayor que él y con quien llegó a cantar a dúo siendo adolescente. En 1943, Luis Enrique grabó su primera canción acompañado por las guitarras de dos amigos suyos.

Hubo un momento en que volvió a unir su voz a la de Arturo para interpretar melodías típicas chilenas, y poco después apareció su primera propuesta como intérprete solista de boleros con los temas En nosotros y Amor qué malo eres, de los cubanos Tania Castellanos y Luis Marquetti, respectivamente. Aquel despegue dijo por sí mismo cuánto influyó el bolero cubano en la carrera de este artista. Le siguieron títulos antológicos como Contigo en la distancia, de nuestro compatriota César Portillo de la Luz y Sinceridad, del nicaragüense  Rafael Gastón Pérez. Acompañado por el trío Los Peregrinos (Raúl Shaw Moreno, Fernando Rossi y Pepe González), el naciente astro chileno alcanzó éxito en toda América Latina. Posteriormente continuó su carrera con acompañamiento de orquesta.

Los años 50 lo consagraron como  renovador de una forma de interpretar el bolero. En 1957 se radicó en México, y allá grabó de Vicente Garrido el bolero No me platiques, que interpretó en la película homónima que protagonizó junto con Ana Bertha Lepe en 1956. Y de mención imprescindible resulta igualmente Tú me acostumbraste, del cubano Frank Domínguez.Le siguieron composiciones referenciales como La barca y El Reloj, ambas de Roberto Cantoral.

Triunfador musical fue Lucho Gatica, el chileno que supo aprovechar y popularizar el más relevante cancionero de una época en que el bolero brilló como nunca antes, ni después en los medios de difusión, incluyendo a la radio, la televisión y el cine, sin descontar giras y presentaciones públicas. Ha sido la figura más notoria de la música popular universal, surgida en Chile. Gracias a su trascendencia internacional consagró al bolero como fenómeno de masas en América Latina, Estados Unidos, Europa e incluso Asia.

Lucho Gatica se convirtió en todo una leyenda musical y generaciones que le sucedieron lo asumieron como paradigma en su quehacer interpretativo. Íconos de la composición, entre ellos Roberto Cantoral, Pedro Junco, Chelo Velázquez, Alberto Domínguez, Álvaro Carrillo, Luis Demetrio, Mario de Jesús, Agustín Lara y Armando Manzanero entre otros, engrosaron el repertorio del chileno con melodías que han trascendido.

Todo un referente cultural latinoamericano, se paseó de modo brillante entre figuras de su tiempo que acaparaban el interés del público y de la industria del espectáculo. Coexistió con la fama de artistas de la talla Elvis Presley y Frank Sinatra, y años después con The Beatles y Julio Iglesias sin que ninguno de ellos menoscabara su popularidad.

Dejó de existir a nueve décadas de su nacimiento. Desde el 2013 se había retirado a la vida privada para dejar tras de sí un aval que  suma trece álbumes musicales y quince películas en las que cantó y actuó.

El intérprete chileno Luis Enrique Gatica Silva, o simplemente Lucho Gatica, es un referente obligado cuando se habla del bolero latinoamericano, donde el creado en Cuba es un componente fundamental.

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