Bombero, bombero… ¿tú eres mi amigo?

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Me acerqué al mundo de los bomberos por quien fuera mi amigo personal, el teniente coronel Garrido, jefe del Comando Principal de la ciudad de Cienfuegos.

En jornadas dominicales, en su apartamento en un edificio de Pueblo Griffo, me hizo mil anécdotas de como extinguieron incendios o rescataron personas en situaciones de mucho peligro.

Motivado por sus explicaciones apasionadas por una especialidad llena de riesgos y a la vez de humanismo compré un día en la librería del Bulevar cienfueguero un texto maravilloso sobre el quehacer de los bomberos cuyo nombre no recuerdo (los años no pasan por gusto). Disfruté su lectura.

Más recientemente me atrapó Chicago Five, una serie televisiva estadounidense súper bien hecha y atractiva, en la que un comando salva vidas, enfrenta siniestros y derrocha humildad y valentía, y presenta además de la siempre el insustituible panorama amoroso.

Pero en mi valoración por esa profesión el celofán se rompió en el enfrentamiento a la explosión del Hotel Saratoga, en la capital cubana, y ahora en el gigantesco incendio en los tanques e almacenamiento de combustible de la Base de Supertanqueros de la ciudad de Matanzas.

¡Cuánta heroicidad! ¡Qué actitud tan valiente y decidida! Le acabo de decir a una colega que los periodistas y escritores estamos en deuda con los bomberos y sus historias de vida.

Unos perdieron la vida, como el joven Manuel Correa Aguilar, de poquito más de 20 años de edad. Lamentablemente, otros muy jóvenes ─¡muy jóvenes!─,  están lesionados por quemaduras, como el que aparece en la foto que se hizo viral, como le llaman ahora en las redes sociales, tomada en el Saratoga cuando él salía fatigado entre las llamas y el polvo.

Admiración y respeto. Y la presencia eterna del mayor ejemplo, la del bombero cienfueguero, humilde hijo de Rodas, Juan Carlos Santana Garrido, quien falleció el enfrentamiento al siniestro de Matanzas.

Recuerdo cuando en un spot de televisión un niño le preguntaba a un agente del orden público: “Policía, policía… ¿tú eres mi amigo?”, lleno de ternura.

E imagino ahora otro spot en el que un niño, rodeado de adolescentes, jóvenes, hombres, mujeres y ancianos le preguntan a un bombero: “¿Tú eres mi amigo?” Y este sonríe, avanza y se abraza con todos. Del grupo muy unido sale en vuelo una paloma… hacia no se sabe dónde.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

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