Tormenta tropical Laura: Olas de peces en la bahía, tanto nadar para morir en la orilla (+Galería)
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Debajo de la llovizna Pilete salió en busca del milagro. Tenía el presentimiento de que la “revoltura” estaba por aparecer en cualquier momento. Él en sus 58 años había visto muchas, de jaibas, de camarones, de peces. Llevaba días con el morral vacío.
A penas había caminado unos pasos cuando las gaviotas le avisaron. Sobrevolaban insistentemente las orillas del lóbulo norte de la bahía de Cienfuegos. Un poco más allá un vecino le llamaba con el brazo levantado, haciendo un millón de piruetas ante las olas de peces que desembarcaban en Punta Cotica, al final de la avenida 66.
El milagro había brotado y tenía que llenar el morral vacío.
No existe precisión en el horario en que la “revoltura” apareció en varios puntos de la bahía de Cienfuegos. Algunos la sitúan desde la mañana del 24 de agosto, otros al mediodía justo cuando las ráfagas de la tormenta tropical Laura se hicieron más fuertes. Tampoco fue un hecho aislado, hay reportes de sustanciosas “colectas” en O’Bourke, Junco Sur y Reina, ni duró todo el día.
La gente pescó con las manos róbalos, chopas, mojaras, cuberetas, ronco, sardinas, bocones, jocuses…, de 35, 60, 70 y 75 centímetros de largo.
“Era un frenesí la orilla. Más de 300 personas metidas en el agua sacándolos con lo que encontraban, alguien trajo un protector de ventilador y luego todos le siguieron la rima. Los peces estaban vivos, pero aturdidos. Salían a la superficie constantemente buscando aire (…) Nunca se había visto algo así, de esa magnitud (…) Hasta las gaviotas interactuaban con los humanos en la captura, no se alejaban ni se asustaban ante el bullicio de las personas”, relata Yoel de la Paz, hábil fotógrafo cienfueguero que lanzó a las redes sociales las primeras imágenes del hecho en Cienfuegos.
Según cuentan los pescadores la “revoltura”, así lo definen de manera popular, ocurre cuando empieza o termina el invierno, pero también sucede ante el impacto cercano de fenómenos naturales, entonces los peces llegan a la orilla medios perdidos. La tormenta Laura los sacó debajo de los muelles, dicen una buena parte de los que viven del mar, ahí vive una fauna tremenda.
En el lóbulo norte de la bahía no se puede pescar por regulaciones medioambientales desde hace años y están las desembocaduras de los ríos, elementos que determinaron en la pluralidad de especies vistas.
“Cuando los niveles de salinidad y de oxígeno en la columna de agua son bajos los peces salen a la superficie a causa de la hipoxia (agotamiento de oxígeno). Lo que vivieron los cienfuegueros no es el resultado de una contaminación directa, sino del incremento de las lluvias en la zona montañosa por la tormenta tropical Laura que alimentaron las cuencas de los ríos y estos a su vez le inyectaron mayor volumen de agua dulce a la bahía (…) Aunque ‘Laura’ trajo su lógica de nubosidad no significó que las temperaturas en el mar disminuyeran, sino que estuvieran cálidas todo el tiempo, una tendencia desde hace años en la cuenca sur oriental de Cuba, eso también influyó en el hecho. Al limitarse el oxígeno salieron a la superficie y llegaron a la orilla”, explicó el Doctor en Ciencias Alain Muñoz Caravaca, director del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos.
En Facebook las imágenes fueron noticias de perfil en perfil, la gente no paraba de colgarle comentarios chistosos al asunto, de compartir y alegrarse del regalo de la Naturaleza. Hubo olas de peces, y se pescó con la mano como en la época primitiva. Pilete presentía el milagro y llenó su morral sin tirar el anzuelo al agua.
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