Sobre hombros de gigantes

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Por: Vero Edilio Rodríguez Orrego*

La medicina cubana atesora una tradición científica admirable cuya génesis se sitúa desde las primeras centurias coloniales, aunque sus primeros aportes destacados pueden identificarse —y no por casualidad—junto a los orígenes del pensamiento liberal cubano, a partir de las primeras décadas del siglo XIX. Pero resulta que la medicina cienfueguera tiene también un pasado memorable,y las celebraciones por el aniversario 43 de nuestro Hospital provincial,vienen muy a tono para continuar develándolo. El 4 de diciembre de 1881 surgía el Centro Médico Farmacéutico de Cienfuegos, primera sociedad científica creada fuera de la capital durante el último tercio del siglo XIX.

Las líneas anterioresno son resultado, en modo alguno, de una indigestión de “cienfuegueridad”. Se asientan, por el contrario, en fundamentos históricos donde concurren lo universal, lo nacional y lo regional. En 1878, tras el fin de la Guerra Grande, la astuta política española creó la coyuntura favorable con la concesión de nuevas libertades de reunión y asociación. Proliferaron, pues, a tenor de ello, sociedades de la más diversa índole, entre ellas las de carácter científico, estimuladas también por el notable desarrollo de la ciencia, tanto a escala internacional como en el ámbito insular.

Tampoco es obra de la casualidad que Cienfuegos haya sido escenario de la primera de las sociedades científicas surgidas fuera de La Habana, al calor de la oleada asociativa del período entreguerras. El impetuoso e ininterrumpido progreso de la región cienfueguera, en especial a partir de la década de 1860, hizo posible que la joven ciudad se convirtiese, apenas veinte años más tarde, en uno de los centros económicos, productivos y comerciales más importantes de la Isla. La favorable realidad socioeconómica tuvo su reflejo, naturalmente, en la estructura socio-clasista y trajo consigo un sensible aumento del estamento profesional local, en el que médicos y farmacéuticos alcanzaron un espacio nada desdeñable.

En semejante panorama, se inserta la fundación en 1881 del Centro Médico Farmacéutico cienfueguero, bajo la influencia, por un lado, de sus homólogas habaneras y por el otro, de un malogrado intento asociativo anterior, emprendido por un prestigioso grupo de médicos cienfuegueros, en julio de 1874. No debe sorprender entonces, corroborar cómo buena parte de los profesionales que participaron en la tentativa de 1874 se hallaran entre la membresía fundadora de la sociedad médico-farmacéutica creada siete años después. El precoz interés de la comunidad médica perlasureña, por construir un espacio asociativo, estaba guiado por propósitos bien definidos: fomentar intereses científicos y profesionales, prestigiarles socialmente, así como prestarse ayuda mutua, si llegado el caso la requirieran.

Un elemento capital en la fundación del Centro lo constituyó la iniciativa personal del Dr. Sinesio Lapeyra y Demestre, quien movilizó voluntades e inició los trámites para obtener la aprobación del gobierno colonial. La presteza de Lapeyra posibilitó, además, que la Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, prestigiosa revista capitalina de medicina, farmacia y ciencias auxiliares, ofreciera sus páginas como órgano oficial de la recién creada sociedad científica cienfueguera. Semejante gesto supuso un reto para la membresía del Centro, habida cuenta del reconocimiento alcanzado por la revista, que se extendía ya al ámbito hispanoamericano. Desde las páginas de la Crónica… tendrían la posibilidad de confrontar criterios e interactuar con otros profesionales, tanto en Cuba como fuera de ella.

La Crónica Médico-Quirúrgica de la Habana, prestigiosa revista científica que ofreció sus páginas como órgano oficial del Centro Médico Farmacéutico cienfueguero.

La confluencia de distintas escuelas —cubana, francesa, española, alemana o estadounidense—en las que habían recibido su formación académica los socios del Centro, contribuyó a enriquecer extraordinariamente los debates científicos desarrollados en sus sesiones. Ello les permitió fertilizar colectivamente su acervo profesional, al acceder a nuevos conocimientos y teorías sobre las ciencias médicas, pertrecharse con nuevos enfoques, discrepar o compartir opiniones.

Una buena parte de los 37 socios fundadores del Centro, gozaban ya de prestigio como médicos o farmacéuticos en la ciudad e incluso fuera de sus límites. Algunas de estas figuras se movían también con éxito en otros espacios públicos, como los creados para el ejercicio de la cultura artística o la política. Los más jóvenes, apenas comenzaban su vida profesional, y la membresía en el Centro les permitió darse a conocer en el gremio, alcanzar prestigio y ejercitar sus dotes oratorias en las sesiones mensuales de la sociedad. Entre los noveles profesionales que se abrían paso por entonces, destacan los nombres de Luis Perna de Salomó y Enrique B. Barnet y Roque de Escobar, quienes andando el tiempo, se convertirían en sobresalientes figuras, cuya impronta trascendería el ámbito regional.

Sobre la directiva del Centro resulta necesario aclarar un malentendido histórico: en varios de los textos clásicos de la historiografía cienfueguera se afirma erróneamente que su primer presidente fue el Dr. Ramón de Mazarredo y Corneill. La “pura verdad” es que tal honor le correspondió, por voto mayoritario de su membresía, al reputado médico de origen trinitario Ramón Torrado y Quiroga, quien ostentó esta responsabilidad hasta 1883, cuando ya enfermo fue sustituido en la dirección por el no menos ilustre Dr. Mazarredo. Inicialmente la sociedad se ubicó en el número 11 de la calle de Santa Cruz para luego transferir sus sesiones al local sito en el número 12 de la calle de Santa Isabel.

Sobre la proyección social delasociedad científica centro-sureña valdría la pena apuntar sus acciones más significativas, como la creación de una biblioteca de carácter científico y especializado que permitió a los profesionales de la localidad mantenerse al tanto de los últimos avances científicos, algo difícil de lograr por entonces de manera individual en una localidad provinciana como Cienfuegos. Otro aporte de importancia fue el asesoramiento en cuestiones forenses, a través de su comisión permanente de Medicina Legal, contribuyendo a esclarecer varios delitos de sangre acaecidos en la ciudad. De igual relevancia pueden considerarse los estudios estadísticos realizados sobre nacimientos, defunciones y prevalencia de enfermedades, realizados por algunos de sus miembros entre 1882 y 1884.

A pesar de la relativa brevedad de la existencia del Centro Médico Farmacéutico, es posible afirmar que su actuación constituyó un aporte de especial relevancia para el desarrollo de la sociedad civil cienfueguera  durante los complejos años del período entreguerras. La existencia del Centro contribuyó a elevar la capacidad científica y asistencial de los médicos y farmacéuticos a ella asociados, situándolos en mejor posición para enfrentar la difícil situación higiénico-sanitaria existente y defender más firmemente sus intereses profesionales.

La sociedad, fundada en 1881, abrió el camino para el ulterior desarrollo delasociabilidad científica en Cienfuegos, con la creación del Centro Médico de 1894 y el Colegio Médico, ya en la etapa republicana. Tales organizaciones devinieron crisol cuyo legado científico y ético nutrió, asimismo, la colosal obra de la medicina cubana después de 1959, que se reconoce erigida, sin lugar a dudas, sobre hombros de gigantes.

* Profesor e investigador. Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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