Silvia Vidariño Calderón, la viejita de las poesías
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“Mi nombre es Silvia Vidariño Calderón, nací el 28 de marzo de 1918”, esta es la frase con la que se presenta la centenaria cienfueguera. Convencida de que no le queda nada por hacer, esta mujer vive agradecida de haber conocido el mundo por más de un siglo. Cuando se conoce a quien tiene tanto por contar la vida se comprende de manera diferente y solo queda seguir su consejo de atesorar los recuerdos como nuestro bien más preciado.
Silvia alegra las jornadas de familiares y amigos con sus aficiones y memorias. La poesía es su fuerte según asevera, letras que desde muy pequeña no ha podido sacar de su mente: “Aprendía los poemas para recitar en los bautizos, en las bodas y cumpleaños, siempre estaba presente y agradezco a todos los que me animaron a seguir”.
Un quinquenio después de su cumpleaños número cien recuenta cada una de sus viajes y la familia que conformó. “Tengo muchos nietos a los que adoro. Mis hijas me cuidan mucho y yo paso un tiempo en cada casa. Lo que más me gusta de rotar en sus hogares es que en cada lugar tengo amistades y vecinos con los que disfruto cada momento”.
Cubana de pura cepa, los deportes atrapan a Silvia pero uno en particular la apasiona. “La pelota es mi favorita y este clásico mundial fue muy fuerte para mí. No pude dormir con ese equipo Cuba, porque hacía tiempo que no vivía algo así. Pero me gustan todos los deportes y ejercicios, ya no puedo hacer ninguno, pero sí los sigo, desde el atletismo hasta el judo y el boxeo”.
Quedar en el olvido no es una opción para ella, pero luego de 105 años la sencillez la caracteriza y ante la pregunta de cómo le gustaría que la recordaran responde: “yo quiero ser la viejita de las poesías”.
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