Sexting: origen, evolución y riesgos para adolescentes y jóvenes

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Comienzan las vacaciones y aumenta el tiempo libre de los adolescentes. Los padres tienen una nueva actividad en línea de la que preocuparse. Es una nueva variante tecnológica del “sexting”, los adolescentes están teniendo conversaciones románticas y sexuales con chatbots de inteligencia artificial.

En un mundo cada vez más digitalizado, las formas de comunicación han evolucionado rápidamente, sobre todo entre adolescentes y jóvenes. Una de esas prácticas emergentes, controvertidas y cada vez más comunes es el sexting, una combinación de las palabras sex (sexo) y texting (envío de mensajes de texto), que consiste en enviar o recibir mensajes, fotos o videos de contenido sexual a través de dispositivos móviles o plataformas digitales.

Aunque para muchos puede parecer una forma moderna de intimidad, el sexting también representa graves riesgos psicológicos, legales y sociales, especialmente cuando es practicado por menores de edad o sin consentimiento.

Origen y evolución del sexting

El sexting comenzó a popularizarse en la primera década del siglo XXI, especialmente con la masificación de los teléfonos móviles con cámara y la llegada de redes sociales y aplicaciones de mensajería como WhatsApp, Snapchat o Instagram. Al principio, se consideraba una forma “privada” de coqueteo o exploración sexual entre parejas jóvenes.

Con el tiempo, su práctica se extendió más allá del ámbito íntimo, y se volvió parte del fenómeno cultural juvenil, vinculado a la búsqueda de validación, presión social, retos virales o simplemente curiosidad. Hoy, muchos adolescentes no ven el sexting como una conducta riesgosa, sino como una expresión de confianza o una forma de mantener relaciones a distancia.

Factores que impulsan al sexting
  • Acceso temprano a dispositivos digitales

Cada vez más niños y adolescentes tienen smartphones, lo que facilita el intercambio instantáneo de mensajes privados.

  • Presión de grupo o pareja

Muchos adolescentes se ven impulsados a enviar contenido sexual para mantener el interés de su pareja o por presión social.

  • Desinformación sobre consecuencias legales

Muchos no son conscientes de que compartir imágenes sexuales de menores, incluso con consentimiento, puede constituir un delito de pornografía infantil.

  • Entorno cultural hipersexualizado

La música, las redes sociales y los medios promueven una imagen distorsionada de la sexualidad y del cuerpo, lo que influye en la conducta juvenil.

Riesgos del sexting en adolescentes y jóvenes

🔹 Pérdida de control sobre el contenido
Una vez que una imagen o video es enviado, deja de estar bajo el control del emisor. Puede ser compartido, almacenado, publicado o incluso manipulado, con consecuencias graves para la privacidad y la reputación.

🔹 Ciberacoso y sextorsión
Las imágenes íntimas pueden ser usadas para humillar, chantajear o acosar a la persona que aparece en ellas. En muchos casos, esto deriva en situaciones de ciberacoso o sextorsión (extorsión sexual mediante amenazas de divulgación).

🔹 Impacto emocional y psicológico
La exposición pública de contenido sexual puede provocar ansiedad, depresión, aislamiento social, baja autoestima, e incluso pensamientos suicidas.

🔹 Consecuencias legales
En muchos países, compartir o almacenar imágenes sexuales de menores, incluso si es el propio menor quien las envía, puede derivar en delitos penales relacionados con la pornografía infantil.

¿Cómo abordarlo con adolescentes?

Es fundamental que las familias, escuelas y la sociedad en general promuevan una educación afectivo-sexual digital responsable, que no se base solo en la prohibición, sino en la comprensión crítica y ética del uso de la tecnología.

✔ Educación preventiva
Desde etapas tempranas, es clave hablar sobre el respeto a uno mismo y a los demás, el consentimiento, la intimidad y el manejo de la presión social.

✔ Comunicación abierta
Padres y educadores deben crear espacios de diálogo donde los adolescentes se sientan escuchados, sin miedo al juicio ni al castigo inmediato.

✔ Empoderamiento digital
Formar usuarios conscientes que sepan configurar la privacidad en sus redes, detectar situaciones de riesgo, y rechazar comportamientos abusivos o coercitivos.

El sexting es un fenómeno real y presente en la vida de muchos adolescentes y jóvenes. No puede ser ignorado ni demonizado, pero tampoco puede ser trivializado. Entender su origen, evolución y riesgos es clave para desarrollar políticas públicas, programas educativos y conversaciones familiares que fomenten una cultura digital basada en el respeto, la responsabilidad y el cuidado mutuo.

Educar para prevenir es mucho más efectivo que sancionar para corregir. En el mundo hiperconectado actual, la educación digital es también educación sexual y emocional.

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Lino H. Rodríguez Acosta

Máster en Computación Aplicada, Webmaster del Diario Digital 5 de Septiembre.

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