Lisais, el número de una mujer extraordinaria

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Desde hace dos años, Lisais López Michelena vive entre cifras. Ella misma es un dígito más de los muchos con los cuales trata cada día, empática, sonriente, pero sin saber cómo se llaman. “Conozco a la mayoría por el número del núcleo —afirma―; ellos dicen que les cambié el nombre”.

La bodega La Cotorra, del Consejo Popular La Gloria, en la ciudad de Cienfuegos, ocupa casi todo el tiempo de esta mujer, quien allí ejerce como dependienta integral. En 2021, en la peor etapa de la pandemia de Covid-19, llegó al establecimiento, y no tardó tanto para que los consumidores respirasen nuevos aires.

“Esta unidad fue muy sufrida con los bodegueros. Los propios vecinos narran que a las nueve de la mañana ya se les acababa la leche que viene para los niños, y conmigo nunca les ha pasado. Yo domino quiénes son los 46 menores que reciben el producto, y cuando algún núcleo no ha venido, le aviso por las redes sociales, a través del teléfono, y jamás dejo a ningún pequeño sin leche.

“Igual pasa con el yogur de soya, que en ocasiones arriba en horarios imprevisibles, y busco la forma de que se enteren. Incluso, me paro en la esquina de la bodega y voceo a los más cercanos. Ese tipo de cosas ―sostiene— a la gente le ha gustado y lo percibo en el cariño que sienten por mí”.

Como si no fuera suficiente con la rutina diaria de abrir “La Cotorra” antes de la 7:00 a.m., cerrar casi al mediodía, volver a las 3:00 p.m., y permanecer allí hasta las seis de la tarde, con el ajetreo que supone el despacho de los “mandados”, la atención al público y el manejo constante de papeles, a Lisais se le ocurrió crear un grupo de WhatsApp para optimizar su labor y prestar un mejor servicio.

Háblame un poco de la experiencia, ¿cómo logras sacar tiempo para esta iniciativa?

“Es otro trabajo más, ¡y qué trabajo ‘papito’! Mira, yo tenía algunos contactos telefónicos de los núcleos, y un buen día pensé que sería más fácil si tuviera un grupo para esto mismo de informarle a las personas cuando llega la leche y el yogur, porque entonces vendrían rápido. Así lo hice, y además le sumé todo lo concerniente a la bodega, la casilla y el punto de la ‘chopi’.

“Hoy puede llegar lo que sea a cualquiera de estas unidades, y los vecinos se enteran porque me dedico a ponérselos en el grupo. Actualmente, tengo agregados a más de 160 participantes, y es algo que les ha encantado”.

Ante tales ocupaciones, ¿qué haces para sobrellevar los quehaceres de la casa?

“En realidad me reprochan que lidio con demasiada carga, pero la cuestión es que disfruto el trabajo, y por suerte, cuento con el apoyo de un esposo que prepara el almuerzo, adelanta varias de las obligaciones inherentes a cualquier hogar, y, por otro lado, siempre encuentro la hora para también ayudar en los trajines familiares”.

Lisais tiene 40 años y se graduó de técnico medio en la especialidad de Servicios gastronómicos en la otrora Escuela de Economía de Cienfuegos. Su trayectoria laboral supera ya las dos décadas, tras el paso por disímiles establecimientos del comercio minorista en esta urbe del centro sur de Cuba. Todo ese tiempo ella lo resume en una frase que la identifica: “El sacrificio es el sacrificio”.

¿Cómo fluye la relación con los vecinos en momentos tan difíciles cuando faltan productos y muchos llegan con atraso?

“El número del núcleo, como te dije, para mí representa todo, y gracias a ello conozco un pedacito de la vida familiar de cada uno, de sus problemas, porque cada cual va por ahí contando algo. Sé cuáles son los hogares divididos, quién se llevó un producto, quién el otro, y me sumerjo un poco en esa dinámica. Soy de las bodegueras que te veo y pregunto por el enfermo que tenías, aunque siempre los llame por el número, porque los nombres todavía no he conseguido aprendérmelos.

“Con la situación actual, tengo que explicarles a los consumidores —la mayoría, personas de la tercera edad―, el comportamiento de los suministros, para que entiendan el mecanismo de la distribución que ahora resulta muy compleja. Para eso, dispongo de un cúmulo de papeles y talonarios, en aras de garantizar que se lleven sus productos de manera organizada. A veces no comprenden, y entonces debo tomarme ‘cuatro tazas de paciencia’ y volverles a explicar”.

Para quien nunca pensó desempeñarse como bodeguera, especialmente después de obtener su título de licenciada en Derecho ―por medio de la modalidad de educación a distancia—, reconforta sobremanera esa plenitud que transpira. “Me gusta lo que hago”, confiesa. “Es un gozo enorme que la gente venga y te agradezca, y siento que es un trabajo importante. Vivo en La Gloria desde niña, los vecinos me conocen, y no puedo fallarle a ninguno. No podría decirle a nadie que perdió un producto sabiendo que son de mi comunidad, de mi barrio… ¡imagínate tú!”, añade Lisais. Lo hace con una emoción contenida, pero que de todos modos la desborda, y nos lleva a preguntarnos qué número podría definir a una mujer tan extraordinaria.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

Un Comentario en “Lisais, el número de una mujer extraordinaria

  • el 11 marzo, 2023 a las 9:44 am
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    Lisais es extraordinaria, tenemos mucha suerte en tenerla en nuestra bodega, se acabo para nosotros la tragedia de estar averiguando que vino por la libreta!, ella siempre da la información oportunamente, con detalle y fiel a la realidad. Muchas gracias a ella y a su familia por apoyarla y apoyarnos a todos!.

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