La influencia martiana en el periodismo antimperialista de Mario Acea en 1959

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Hace 65 años el periódico La Correspondencia publicaba un esclarecedor artículo del periodista de piel negra Mario Acea titulado: ¡Colaboración, si; Sometimiento, no!. Lo interesante de este texto sometido a la opinión publica cienfueguera el 19 de enero de 1959 por el periódico más conservador de la ciudad sureña radica en la manera en que se pone al descubierto los mecanismo y slogan descalificadores de los revolucionarios que ponían en peligro la hegemonía del Gobierno imperialista de Estados Unidos en Cuba. En otras palabras, develaba la manipulación informativa norteamericana sobre Cuba.

Desde las líneas iniciales el periodista Acea pone al descubierto las razones de los ataques a los combatientes del Ejército Rebelde que tomaron el poder el 1ro de enero de 1959 al exponer: “La bota militar del derrocado gobierno de Batista, representaba una garantía para las oprobiosas concesiones al capital yanqui. Pero la Revolución triunfante, que encabeza su máximo líder doctor Fidel Castro, representa la orfandad de la bolsa del imperialismo en Cuba. La prensa afín a los intereses del Wall Street ha puesto el grito en el cielo y arremete contra el Gobierno Revolucionario tratando de sorprender al pueblo norteamericano con aviesos comentarios

¡Son comunistas!. Una y mil veces mas aplican el sambenito de comunistas a los que no se arrodillan ante el Tio Sam. Ataca y se escuda en una falsa bondad criticando el fusilamiento de los barbaros militares que torturaron y asesinaron a millares de cubanos por el solo delito de oponerse a la férrea dictadura que imperaba”.

El columnista Mario Acea en su argumentación traía a colación uno de los crímenes de guerra más atroces conocido por la Humanidad al puntualizar:

“Pero la prensa norteamericana esta dando una pobre demostración de equidad, de sentimiento humano. Lo prueba la ciudad japonesa de Hiroshima que fue el conejillo de Indias de la Segunda Guerra Mundial. Allí, sin objetivo militar, se probo la bomba atómica. El saldo fue el exterminio de medio millón de habitantes: mujeres, niños y ancianos, siendo el precio del triunfo. La de Nagasaki, también corrió la misma suerte contra prueba similar”.

El brillo del triunfo nuclear cegó a la prensa norteña. Aquello para ella se efectuaba en nombre de la “paz” y de la “democracia”…”.

El triunfo de la revolución consumaba el proyecto de la nación soñada por Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo y Martí. En palabra de Camilo Cienfuegos el proceso revolucionario descansaba en: “Los ideales de libertad, justicia social, politica y económica por las cuales nuestro Apóstol dio su vida, son las razones de nuestras luchas”. Antes, el 6 de enero en Sancti Spiritus, el propio Fidel había afirmado que: “El triunfo de esta revolución …será la realización… no solo de los sueños de nuestra generación, sino también de los sueños de la generación que se sacrifico en la lucha contra la tiranía de Machado y la realización de los sueños de nuestros libertadores que no están realizados todavía…”.

El periodista Mario Acea había sacado sus conclusiones -volviendo la mirada hacia atrás-, acerca de los manejos de la prensa norteamericana en estos días iniciales del mes de enero.  “Para cerciorarnos de lo que es la prensa norteña, – afirmo Acea-, echémosle una ojeada a los conceptos del periodista norteamericano George Seldes, profundo conocedor de todas sus actividades. Seldes es autor de voluminosos libros, publicados con el fin de poner al descubierto las mojigatas de la prensa de su país, a la que califica “amos de la opinión pública”. En su artículo el coterráneo periodista Acea ilustra la manipulación contra Cuba, citando al mencionado Seldes refiriéndose a “los chanchullos del poderoso diario New York Herald Tribune … caso del suplemento de 40 paginas que publico en 1937, dedicado a poner por las nubes al régimen castrense del General Batista, con el interés de promover un sentimiento de opinión favorable en los Estados Unidos. Así dicho diario engañaba al pueblo norteamericano hablándole acerca de un régimen que todos los juicios e informaciones equilibradas, señalaban como brutal, represivo, dictatorial y hasta sostenido por el terror”.

El triunfo fidelista de enero de 1959 devolvió la fe a los cubanos y resalto la vigencia del pensamiento martiano. En palabras de Mario Acea:

“La clara visión de José Martí cada día se hace mas convincente. Nuestro Apóstol estaba resuelto a no recibir ayuda de vecinos poderosos porque eso entrañaba un peligro para la soberanía nacional. No quería en el futuro concertación de pactos, de alianza politica y de convenios de reciprocidad comercial con Estados Unidos…

Los poderosos del país del dólar están respirando por la herida porque esta vez no hizo falta que reprisarán en el escenario criollo, para resolver la problemática revolucionaria cubana.

Visto el panorama, cabe decir que el momento es de unión, de cerrar filas y de permanecer alerta contra la reacción del imperialismo yanqui y la de los modernos barbaros de la inquisición y los mercaderes que fueron arrojados del templo. Consolidar las conquistas no durmiéndose sobre los laureles, es de inteligentes. Es de presumir que la pelea en la paz puede ser tan dura que como en la guerra. Por algo expreso nuestro Apóstol: La revolución no es la que vamos a iniciar en la manigua, sino la que vamos a desarrollar en la república”.

En el periodismo de Mario Acea el conocimiento del pensamiento martiano fue instrumento y vehículo para integrar a los cienfuegueros en las propuestas políticas de la revolución en enero de 1959. Su vigencia estriba en recurrir al análisis histórico para encarar los textos, académicos o no, que pretender brindar una epoca anterior a 1959 de paz, justicia social y prosperidad debido al buen gobierno de Fulgencio Batista y su posicionamiento anticomunista junto a los defensores de la democracia en los Estalos Unidos.

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Orlando García Martínez

Escritor, historiador y presidente de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

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