La historia de la prensa en Cienfuegos: El Siglo, una ojeada a su interior

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El diario El Siglo, autodenominado de carácter “Republicano Autonomista”, comenzó a publicarse en Cienfuegos en el año 1886. Radicaban su imprenta y redacción en la calle de Santa Isabel, entre las avenidas de San Carlos y San Fernando o entre San Carlos y Santa Cruz, lugar este muy céntrico en la ciudad en esos años. Enrique Edo y Luis Jorge Bustamante coinciden en que El Siglo vio la luz el 16 de julio de 1886. Mientras, Pablo Rousseau, Pablo Díaz de Villegas, Florentino Morales y Alberto Aragonés plantean que su primer número salió de la imprenta el 1ro de diciembre de 1886. La revista Bohemia, dedicada al centenario de la ciudad, se limita a citar al año 1886 como el de inicio de dicha publicación.

Edo y LLop, Rousseau, Díaz de Villegas, Bustamante, Alberto Aragonés y Florentino Morales, concuerdan en señalar que el periódico se arrogaba como principios de su labor la libertad y la justicia. Ellos lo consideraron como uno de los mejores periódicos editados en Cienfuegos durante el siglo XIX. Lo cierto es que, por las temáticas que trataba, la forma de redacción de sus artículos y lo novedoso de algunos de sus enfoques, gozó de determinada influencia en la opinión pública de la ciudad y contribuyó a la difusión de la cultura y el lenguaje populares. El Siglo fue uno de los modelos más representativos, en el caso cienfueguero al menos, de lo que era un diario liberal en la Cuba decimonónica.

Aragonés Machado catalogó a El Siglo como “uno de los mejores periódicos editados en Cienfuegos por aquellos tiempos”. Ninguna otra fuente consultada revela criterios diferentes a este. Lejos de ello la avalan. Sánchez Gálvez considera que El Siglo cienfueguero tomó su nombre como remedo del periódico habanero de igual denominación e igual filiación política.

El Siglo no publicó noticias irracionales o falaces.Se clasifica como un diario impreso, de tamaño o formato estándar, de circulación local y de ideología liberal. En él predominaban materiales de información y opinión, dirigidos a los intereses de un público amplio. Se editaba en un papel de calidad y contaba con cuatro páginas.

En cuanto a las temáticas aparecidas en el diario, es de señalar que en él se publicaron obras de poetas y escritores universales, nacionales y de la localidad. Valga mencionar como ejemplos entre ellos a Rubén Darío y a Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Se distingue la presencia en sus páginas de la obra de figuras locales, sin distinción de raza. Entre todas, destacaba la escritora y publicista negra Úrsula Coímbra de Valverde, luchadora por los derechos de la mujer cubana, quien utilizara, al publicar en El Siglo, el seudónimo de Plácida. En contraste con la presencia de negros y mulatos en sus páginas, el tratamiento sobre las consecuencias de la abolición de la esclavitud en Cienfuegos no fue un tema que, con su actualidad entonces, ocupara al periódico. Al respecto, el órgano publicó en una sola ocasión algunos pensamientos relacionados con esa infamante práctica. Sí reconoció el papel de parte de la comunidad “de color” cienfueguera, agrupada en la sociedad El Progreso. Sin embargo, apoyó la creación de un cuerpo de voluntarios negros en Cienfuegos.

La infancia ocupó espacio en las páginas del diario. Preocupaba la instrucción y educación de los niños, así como el cuidado de su salud. Ejemplo de ello fue su manifestación —en medio de una epidemia de viruela sufrida en la ciudad—, porque los infantes se vacunasen antes que los adultos. Los comerciales y anuncios del diario daban a conocer la posibilidad de matricular a los niños en colegios de diversas tendencias, con la excepción de los pertenecientes a la Iglesia Católica.

El Siglo difundía los servicios de las empresas de la época y los productos ofrecidos por los negocios de la ciudad, la apertura de locales para almacenes y hoteles, las solicitudes y ofertas de empleo, las plazas vacantes, las salidas de vapores y ómnibus, así como mensajes de particulares, de las autoridades nacionales y del gobierno local.

Marcadamente, el diario se preocupó por la situación social del país y la cienfueguera en particular, reflejando en él los idearios político-sociales de destacados intelectuales cubanos y locales. Así, por ejemplo, aparecieron en El Siglo artículos del médico cienfueguero Luís Perna de Salomó y del filósofo, sociólogo y pedagogo Enrique José Varona.

Caracterizó a El Siglo la reiterada publicación, íntegra, de muchos de los discursos de los principales representantes del Partido Autonomista. El periódico se hizo eco de noticias referentes al funcionamiento de este partido en Cuba y en la localidad. Como parte de su divulgación del ideario liberal reprodujo escritos de los liberales españoles acerca de la situación política de Puerto Rico, las relaciones entre España y Cuba y entre España y los Estados Unidos. Sobresale cómo, a tono con su difusión universal en esos años y muy particularmente en España, el ideal anarquista halló también lugar en él.

Una sección destacada en El Siglo lo fue la titulada Noticias Generales. En ella se abordaban informaciones internacionales, nacionales y locales. El periódico publicó noticias sobre avances científico-técnicos de relevancia universal, nacional y local. Divulgó trabajos periodísticos de diversos órganos de prensa del país y del territorio, incluso, contrarios al ideario político que defendía. El Siglo reprodujo artículos y noticias de otros diarios de la localidad y el país en su sección regular Revista de la Prensa.

Otra de sus secciones, Mesa Revuelta, abarcaba una gama amplia de cuestiones, tratadas de forma amena. Esta, en un desorden temático que hacía honor a su nombre, ofrecía poemas, carteleras culturales, sucesos deportivos, noticias internacionales, pensamientos, espacios satíricos, críticas periodísticas, anuncios y comerciales. Lugar preponderante ocupó en esta sección la crítica a penosas realidades de la localidad.

Entre las secciones con menor frecuencia de aparición, al menos en ese año —fue publicada solo durante los primeros días del mes de julio de 1887—se encontraba De la Península. En ella el periódico informaba lo más trascendental acaecido en la metrópoli, con especial destaque a cuanto se refería a las relaciones entre España y Cuba.

Por su parte, la sección Folletín la ocupaban artículos y crónicas de tendencia e ideas librepensadoras, a favor del laicismo y el anticlericalismo. Dentro de ella se agruparon subsecciones como Propaganda Benéfica —que aparecía de martes a sábados—, y Fraterna Dominical —esta los lunes. Ambas se dirigían a desenmascarar lo que consideraba el peligroso accionar de la Iglesia Católica y los jesuitas en la ciudad y el mundo. Utilizando los recursos de la ironía y la sátira, la sección abordaba problemáticas muy candentes en la localidad sobre el uso del cementerio y la labor educacional de las órdenes religiosas de la Iglesia Católica. Trabajos de ese corte, aunque en menor cuantía, aparecían también en la sección Mesa Revuelta.

El diario reflejó meticulosas crónicas deportivas, plenas de datos inéditos hasta hoy, de las que no se hallaron similares en las búsquedas realizadas en la historiografía regional y nacional ni en otros órganos de prensa cienfuegueros del período.

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