Gestos ¿pequeños? que hacen toda la grandeza
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En estos tiempos en que el mundo nos muestra un panorama convulso, los pequeños gestos cobran una trascendencia increíble; al menos así lo creo.
Una mamá que dispone el tiempo para compartir con su pequeño una jornada de juegos únicos en el día del cumpleaños del menor; un conductor de un mototaxi eléctrico que, al percatarse de que la señora mayor se asiste de un bastón por sus dificultades para la locomoción, decide no cobrarle el importe del viaje…
Quizás aquel otro señor, chofer de un auto particular que ante la señal de “botella” de dos compañeras decide no solo parar y montarlas, sino desviar su recorrido para acercarlas a su destino… Nada de lo descrito es obra de la imaginación de esta reportera; son vivencias recientes que me llevan a pensar que no todo es egoísmo y “sálvense quien pueda”.
También las buenas señales llegan de quienes han compartido y comparten medicamentos y cuidados con quienes padecen algunos de los virus que circulan. El gremio del cual me enorgullezco, el periodístico, es un fehaciente ejemplo. Gracias al gesto solidario de no pocos, los apremiados hemos logrado encontrar soluciones o, al menos, alternativas.
Y es que esos gestos aparentemente pequeños hacen toda la diferencia. Nos hacen reafirmar que la naturaleza humana no está en extinción; que la sensibilidad y la solidaridad no son una rareza, sino algo que nos distingue y que podemos seguir apostando por el amor y la comprensión.
Cierto es también que no siempre esos gestos marcan nuestros días, pero créanme que suceden y, a veces, somos testigos presenciales y no reparamos en ellos…
En estos tiempos en que algunos se sienten “por encima del bien y el mal” reconforta tanto saber que seguimos apelando a lo mejor del ser humano. Así ha de ser porque justamente en los pequeños gestos, en los detalles, es donde radica la grandeza de las personas.
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