El apoyo trinitario al 5 de Septiembre

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En la segunda mitad del año 1957 la efervescencia revolucionaria crecía en todo el país; el Ejército Rebelde, comandado por Fidel, enrumbaba por el camino de la victoria en la Sierra Maestra, mientras la actividad clandestina se robustecía continuamente en todo el país; a todo lo cual se agregaba, el descontento y oposición de una parte del sector militar a la tiranía batistiana.

A tono con esta circunstancia, marineros del Distrito Naval de Cayo Loco, en coordinación con el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) de Cienfuegos, promovieron un alzamiento con la clara finalidad de apoderarse del Distrito Naval y de la ciudad y con las armas adquiridas abrir un Segundo Frente en las montañas del Escambray.

En primera instancia, la rebelión popular se concibió para abril, luego para el 28 de mayo, que fracasa al ser capturados 35 combatientes que se encontraban acuartelados en una vivienda del barrio Buenavista. El mal pudo ser peor, gracias a la absoluta discreción de los detenidos la tiranía no conoce a los complotados de Cayo loco, ni al resto de los compañeros situados que en diferentes casas esperaban por el inicio de las acciones.

No obstante, los cienfuegueros mantuvieron en pie, su desafío a la tiranía; pero por interés de la dirección nacional del M-26-7 se sincroniza con un levantamiento armado nacional fijado para el 5 de septiembre, que incluía la participación de los militares, ahora los cienfuegueros asumían la función de apoyar el plan nacional, que no contemplaba la creación del frente Escambray. El asesinato de Frank País García el 30 de julio de 1957, quien conocía muy bien el plan original y difícilmente lo variaría por la significativa ayuda que sería a los combatientes de la Sierra Maestra un segundo frente en el Escambray.

El nuevo plan nacional se malogra al incorporarse, a última hora, un grupo de altos oficiales de la Marina en La Habana, que vacilantes, posponen el alzamiento, pero no lo comunican a Julio Camacho Aguilera que estaba al frente de los combatientes del 26 en Cienfuegos, en consecuencia, los cienfuegueros dan riendas sueltas a sus propósitos contenidos por varios meses y se apoderan del Distrito Naval y toman la ciudad, con el apoyo abrumador del pueblo.

El carácter local de los acontecimientos le permitió a la tiranía, concentrar su furia contra los sublevados, que tras heroica resistencia son vencidos. Entre los mártires del 5 de Septiembre se encuentra el trinitario Froilán Pastor Sust Valdespino, que cae abatido en la azotea del Cuartel de Bomberos, tras heroica resistencia.

Trinidad en los planes de los complotados

De acuerdo con el plan inicial que preveía la apertura de un frente guerrillero en el Escambray, Julio Camacho Aguilera, Jefe de Acción y Sabotaje del 26 en Las Villas, hace contactos con Bienvenido Núñez Pérez, Coordinador del Movimiento en Trinidad, al que le ordena estar preparado para brindar apoyo.

En consecuencia, Núñez organizó, cercano al club que administraba en Río Cañas, tres emboscadas con cócteles molotov para impedir la llegada de tropas desde Trinidad; además, realizó contactos con prácticos de la zona para recibir a los sublevados que debían desembarcar entre Río Cañas y Cabagán y trasladarlos hacia zonas seguras.

El propio Camacho corroboró estos hechos 20 años después: … hicimos contactos en Trinidad, en Güinía de Miranda y en las Cañas de Ríomar, que está entre Cienfuegos y Trinidad y tiene la montaña ahí enfrente…” (1)

Bienvenido Núñez, segundo Coordinador en Trinidad.

Como es de suponer, a Núñez no le llegó la fecha de alzamiento ni el cambio del plan original. Se mantenía alerta para movilizar a los hombres seleccionados, tuvo vagas noticias posterior a los hechos, entonces, redobló su atención para estar presto a auxiliar a los combatientes que llegaran al club.

Camacho, ponderando los compromisos contraídos por Bienvenido Núñez, intentó en unión de cinco combatientes tomar el camino hacia Trinidad, pero le fue imposible. De esta manera los trinitarios perdieron la oportunidad de brindar su cooperación; pero otras misiones asumirían muy pronto.

Operaciones ulteriores al 5 de Septiembre

Como era de esperar la persecución contra los participantes sobrepasó el límite de lo brutal, por tanto, se imponía salvar sus vidas y rescatar la mayor cantidad de armas.

Una semana después de los acontecimientos José Alejandro Ruiz Zerquera, Tití, miembro de la sección obrera del 26, trasladó a su primo, Raúl Rodríguez Zerquera, participante en el levantamiento del 5 de septiembre, hasta el Batey del central Trinidad, donde residía su padre. En el viaje de ida chequearon a los cuatro pasajeros en la entrada del aeropuerto y al regreso simulando que estaban en parranda los esbirros no se percataron que iba uno más.

La cooperación de los trinitarios continúa cuando el combatiente del 26 Dagoberto Morell Vázquez trasladó, en su auto, hacia la añeja villa armas utilizadas en el levantamiento y a dos combatientes, entre ellos Bartolomé Rivas Cedeño, el cual se alojó, alrededor de tres meses, en la casa de Luis Rodríguez Ortega, El Apache; hasta que este viabilizó su alzamiento con la guerrilla de Alfredo Peña. Las armas fueron entregadas, en el barrio de la Pitilla a Moisés Hernández Torrecillas y a Alfredo Peña. Esta operación se realizó en coordinación con Bartolomé que se auxiliaba del contacto conocido por el Tarantín.

Pocos días después, El Apache le confía al combatiente de la clandestinidad Tomás Rodríguez Ortega el traslado hacia Trinidad de la esposa de Rivas Cedeño que se encontraba escondida en la casa de los Gutiérrez, desde el mismo día de los hechos. Posteriormente, le ordena un nuevo traslado de tres combatientes refugiados en la calle Reina, esta acción la realizó en compañía de Vicente del Pino, a quien se lo entregó en Trinidad bajo su protección.

Otros combatientes, que habían arribado, por su cuenta, al Club de Núñez fueron ocultados en casas seguras en Río Cañas y Guanayara y trasladados hacia La Habana en el momento más propicio.

De esta manera, los trinitarios cumplieron con honor su deber patrio y asumieron con valentía riesgosas tareas clandestinas, cuando aún la vigilancia de la tiranía era furibunda en las carreteras que daban acceso a la ciudad de Cienfuegos.


Referencia bibliográfica.

  • Matamoros, Marta: “Si hay un héroe ese es el pueblo de Cienfuegos”. En Revista El Militante Comunista, septiembre de 1977, p. 18.

* Museólogo de la Casa de los Mártires de Trinidad y profesor adjunto del Centro Universitario Municipal (CUM) Julio Antonio Mella, de la misma institución.

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Un Comentario en “El apoyo trinitario al 5 de Septiembre

  • el 30 agosto, 2023 a las 11:25 am
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    Bien interesante. No recuerdo haber leído antes nada sobre este particular.

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