Cuando María Antonieta estremeció a México

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Nada tuvo que ver con la esposa del rey francés Luis XIV. La de esta historia fue tan cubana como las palmas reales y la harina con boniato. María Antonieta Pons Morales (La Habana, 11/6/1922 – Ciudad de México 20/8/2004) impresionó a México en la década del 40 con las llamadas “películas de rumberas”, género que se paseó a sus anchas en la Época de Oro del Cine Mexicano.

Llegó de la mano de su promotor, el cineasta español Juan Orol. Tan hermosa era de pies a cabeza que Orol terminó casándose con ella. No era para menos. A decir verdad, ella no fue la única en desquiciarlo. Bastante enamoradizo al parecer, el gaito – víctima de la titimanía –, también contrajo nupcias con la actriz y rumbera villaclareña Mary Esquivel (Quemado de Güines, 10/5/1934 – Ciudad de México, 30/6/2007), quien era 37 años más joven que Orol.

María Antonieta estremeció a México con las llamadas “películas de rumberas”.
María Antonieta estremeció a México con las llamadas “películas de rumberas”.

Farándula aparte, las películas de rumberas arrollaron en México. Imaginemos los 40 y 50 con ninfas en bikini moviendo sus caderas a ritmo de tumbadoras. En aquellos tiempos de implacable abstinencia visual, empezaron a dispararse ínfulas afrodisíacas en las salas de cine. Hubo más de un moralista mojigato en censurarlas, aunque de paso no escatimara estirar el rabillo de ojo para “echar su discreto vacilón”.

Fueron también los años triunfales de Emelia Pérez Castellanos, Ninón Sevilla (La Habana, 10/11/192 – Ciudad de México, 1/1/2015), denominada “La Reina de las Rumberas”, quien llegó a la fama como vedette y se destacó en el baile y la actuación.

Es por esto que en el cine de México se destaca la presencia caribeña, y principalmente cubana, cuando grandes de Cuba como Dámaso Pérez Prado y Benny Moré irrumpieron en aquel momento.

Sin que haya lugar a dudas, el género cinematográfico que tanto impactara, debió buena parte de su éxito a los ritmos musicales llegados de Cuba y a las hermosas bailarinas. Boleros, sones, rumbas y mambos -después el Chachachá-, movían los pies de la gente con sus cadenciosos compases. Lo afroantillano se apoderó del gusto mexicano y los cineastas aprovecharon la ocasión.

Luego de la introducción, un poquito extensa pero necesaria, voy a centrar mis apuntes en María Antonieta Pons, ya que este 20 de agosto se cumplen 19 años de su muerte.

La Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México la calificó como “la primera rumbera en películas de cabaret y de ritmos musicales afroantillanos.” Se afirma que desde muy joven bailaba en cabarets habaneros hasta que Juan Orol la conoció, se enamoró de ella y la preparó como actriz.

Debutó en la gran pantalla en 1938 en la producción cubano-mexicana “Siboney” dirigida por Juan Orol. A partir de entonces su carrera se extendió por 25 años durante los cuales participó en más de 40 películas. Su mejor época, sin duda, correspondió a las décadas del 40 y 50.

Protagonizó filmes dirigidos por Juan Orol, entre ellos: “Cruel destino”, “Los misterios del hampa” y “Pasiones tormentosas”, de 1943, 1944 y 1945 respectivamente. Sobresalió en “Viva mi desgracia”, de 1943, dirigida por Roberto Rodríguez donde compartió protagónicos junto a Pedro Infante, quien entonces se iniciaba en el cine. De aquel mismo año fue “Konga roja”, con Pedro Armendáriz y Toña la Negra, bajo la dirección de Alejandro Galindo.

María Antonieta: “El Ciclón del Caribe”
María Antonieta: “El Ciclón del Caribe”.

María Antonieta Pons estuvo presente en una amplia lista de títulos que llenaron las taquillas de cines mexicanos y cubanos. De aquella época son “Ángel o demonio” y “Piña madura” que se esparcieron en países de América Central y del Sur.

Peculiaridad del llamado “cine de rumberas” es que sus historias tenían como escenario centros nocturnos en los que primaba la música tropical, en especial cubana.

Siempre disciplinada y exigente consigo misma, María Antonieta –toda una beldad -, armonizó las dotes de rumbera con un carisma personal en actuaciones melodramáticas meritorias. Demostró lo singular de su talento combinando las posibilidades de la belleza física con la buena actuación.

Además de los ya mencionados, trabajó con directores como Raúl de Anda, Alberto Gout, Fernando Soler, Emilio Gómez y Ramón Pereda, quien fue su segundo esposo.

La artista se retiró en 1965 después del rodaje de “Caña Brava” cuando el “cine de rumberas” había llegado a sus últimos momentos. A partir de aquel año comenzó una vida privada envuelta en el misterio y sin que se conociera más de ella. Murió el 20 de agosto de 2004 a los 82 años. La noticia fue dada por quien entonces era su esposo, el empresario mexicano Benjamín Álvarez con el que se había casado en 1989.

Llamada “El Ciclón del Caribe”, como el título de la película que protagonizó en 1950. Con su carisma y belleza, María Antonieta Pons inauguró un género del cine al que se sumaron excelentes bailarinas-actrices cubanas. Juntas sellaron una época imposible de olvidar.

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2 Comentarios en “Cuando María Antonieta estremeció a México

  • el 21 agosto, 2023 a las 9:27 pm
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    La tercera foto no corresponde a María Antonieta

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