Chapala ensoñadora

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Redes, redes que tienden los pescadores en la laguna

Redes que en noches de luna

Son como encajes en la oscuridad (en el manglar)

Noches, noches de luna en Chapala

Canción de pescadores

Rubor de las olas que me hacen cantar.

Chapala es el lago más grande de México. Su mayor parte se halla dentro de los límites del Estado de Jalisco, mientras que alrededor del catorce por ciento pertenece al vecino Michoacán. Es una formación lacustre tan grande, que muchos la llaman “Mar de Chapala”.

El sitio es frecuentado por miles de personas. Van a pescar, bañarse en sus aguas, echar redes o contemplar los amaneceres y crepúsculos en medio de las montañas. Algunos acceden a sus muelles y suben a una barca para remar y repletarse de vida con el encanto del paisaje.

Chapala es poesía y rincón ideal para quienes se aman.

Chapala

Eres paisaje para las almas enamoradas

Enjambres de chorlitos pescados hoy en la madrugada

Chapala

Son tus canoas como un cortejo de fantasía

Cargadas de mangos verdes y de melones y de sandías.

En aquella exuberante y húmeda floresta se impregnó hasta los poros Pepe Guízar, el “pintor musical de México”, para escribirle una canción.

Ese lago manso y enorme es recodo ideal para el refugio de almas que sueñan y aman.

El origen de su nombre se pierde en el tiempo. Proviene de los indios cocas, que hablaban la lengua náhuatl. Se afirma que Chapala significa “lugar muy mojado” o de “chapulines sobre el agua”, como llaman en México a los saltamontes.

Los mares de México hechizan por las rocas escarpadas donde chocan sus olas. Algo semejante ocurre con sus ríos y lagos,pero Chapala es más. Un paisaje total que construye su universo propio. Intenta resumirlo todo allí.

Por Ocotlán sale el sol

Por Tizapán sale la luna

Y la marea poco a poco va subiendo en la laguna

Chapala, rinconcito de amor

Donde las almas

Pueden hablarse

De tu con Dios.

Reconforta mirar sus aguas si se va rumbo a Mazamictla. Desde la altura montañosa parece un espejo redondo que resplandece en la hondonada como si pretendiese engalanar con luz húmeda la arboleda ceñida a su alrededor. Eso es Chapala.

Tras el día llega la noche y con ella su manto de sombras. Las que sólo interrumpe el plateado esplendor de la luna al rozar la superficie del lago. Finalmente las nubes, el silencio y la voz mitigante del trovador que canta…

La luna ya se oculto

Y se durmió

La laguna.

Nada más. Escuchar la canción y sentir de qué manera el frescor de Chapala se desliza por la piel y nos sublima el alma.

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