Bancarización: proceso nada nuevo con urgencias novedosas
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En Cuba cada día va ocupando mayor preferencia en la agenda pública las inquietudes, interrogantes y expectativas de la bancarización. Para nadie es un secreto que existen criterios encontrados, muchos a favor, otros no tanto: sin embargo, este proceso, al decir de los expertos, se aplica desde hace muchos años en el país.
Para aquellos que aun tienen incertidumbres sobre el alcance de la bancarización solo llamarlos a reflexionar sobre en la conceptualización misma del término, comoquiera que este se define como el grado y el nivel de uso de productos y servicios bancarios dentro de la economía de una población específica y también se relaciona con la facilidad de acceso, penetración económica y nivel de utilización de recursos por parte de los clientes.
Luego, el objetivo de tal empeño, principalmente, consiste en normalizar las operaciones económicas con participación de las empresas que conforman el sistema financiero, con el fin de mejorar, entre otros controles, la fiscalización.
En definitiva, se trata de realizar todos los pagos de servicios, productos, y demás operaciones comerciales y financieras, mediante el uso de instrumentos de pago y canales electrónicos preferiblemente, en lugar de utilizar dinero en efectivo.
Por supuesto, este no es un invento criollo ni mucho menos. En el mundo la digitalización ha permitido disponer de los soportes para realizar operaciones y transacciones comerciales mediante esta vía, a tal punto que en muchas naciones resulta prácticamente nulo el empleo de efectivos.
Se dice que un país es altamente bancarizado cuando la mayor parte de los pagos por un bien o servicio se hace con instrumentos como los cheques, tarjetas de débito, tarjetas de crédito, etc., y en consecuencia, el uso de la moneda papel es muy reducido.
Opiniones muy autorizadas señalan que la bancarización constituye un punto de partida muy importante en el análisis de su aplicación en Cuba. Hoy por hoy el servicio de las oficinas bancarias es bien crítico por varias razones, principalmente por la creciente demanda de efectivo contra unos ingresos de esos recursos que no respaldan el quehacer que tiene que hacer cada una de las sucursales.
Entonces, a todas luces se impone un mayor nivel de necesidad de flujo, organización, y una logística, de ahí que, entre otras acciones, la bancarización es la solución estratégica a esta necesidad que tiene hoy nuestro país de un sistema bancario tecnológicamente más avanzado, que dé respuesta creciente a cada uno de sus clientes.
En esa misma cuerda, no puede soslayarse la diversidad y gran amplitud que hoy se tiene entre personas naturales, empresas estatales, diferentes actores económicos: una nueva gama de clientes con necesidades diferentes, cada cual con sus facilidades desde el punto de vista financiero, y es hacia donde el banco tiene que encaminarse.
Ahora bien, este es un proceso que si bien las urgencias del momento requieren de celeridad, no puede ni debe imponerse solo con normas, resoluciones y procedimientos administrativos. Para el éxito total es imprescindible la comprensión y conciencia de todos, y ello se logra, además de la información oportuna y clara, la participación de todos los sectores, organismos, instituciones y organizaciones política y de masas, en síntesis, una tarea de toda la sociedad.
Como en el resto del país, también Cienfuegos marcha por el mismo camino. El punto de partida lo fue la capacitación a todos los trabajadores bancarios, a partir de las nuevas regulaciones, luego se extendió a las diferentes estructuras de gobierno y cada vez se incorporan más clientes, en tanto las entidades se encargan de la domicialización de las nóminas de la fuerza laboral, haciendo uso de la banca remota.
Empero, la bancarización no deja de transitar por un sendero lleno de obstáculos e incomprensiones. Desde el punto de vista subjetivo tiene entre sus retos la resistencia al cambio, ya no solo por parte de la población, existen centros que teniendo las condiciones para el pago electrónico no lo aplican como es debido ni informan correctamente a quienes tienen la posibilidad de usarlos.
Verdad es que la fluidez y efectividad del proceso dependen de medios, dispositivos electrónicos y facilidades de conectividad en las redes, no obstante también existen otras posibilidades que no dependen tanto de una infraestructura tecnológica compleja, tal es el caso del llamado código QR que no requiere de una inversión costosa, solo basta con solicitarlo a través de cualquiera de las plataformas de pago, sencillamente se trata de escanearlos.
Como es lógico el efectivo no desaparece, simplemente se trata de reducirlo a la mínima expresión para aquellos casos que resulte imprescindibles en determinadas operaciones, como quienes aún no disponen de tarjetas magnéticas, tanto del Banco Popular de Ahorro (BPA) como el de Crédito y Comercio (BANDEC), y los ejemplos más fehacientes son los jubilados o pensionados.
La bancarización en el territorio cienfueguero, no tiene inconvenientes, va marchando, aunque no sea con la celeridad deseada. Cada vez son más las unidades de Comercio, Correos y Farmacias, por citar los más significativos, en el empleo de las vías electrónicas de pago, pero también extraer dinero a través de las cajas extras, todavía con algunas limitaciones por parte de las oficinas de correos, principalmente.
Como proceso gadual, al fin, se necesita de tiempo, pero sobre todo de unidad entre todos los factores que intervienen en él. Nuestros enemigos y los odiadores en particular, no se cansan de cuestionar y de calificar de fracaso esta impostergable e importante emprendimiento, un propósito en el que, a no dudar, a la postre ganamos todos.
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