Ángel Espasande, un actor cienfueguero de todas las épocas

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Artista que supo mantenerse en el cordelero por varias décadas, incursionando en la radio, el teatro, la televisión y el cine. Ángel Juan Espasande, cienfueguero que arriba al mundo el 7 de agosto de 1921, es uno de esos símbolos emergidos de la nación, de opugnables pensares políticos, pero de calidades incuestionables como histrión. Sin dudas, un creador al que no se le ha hecho mayor justicia en estudios recientes sobre cine cubano, como no sea la alusión en un diccionario de televisión todavía en proceso y concebido por el crítico Mario Naíto, especialista de la Cinemateca de Cuba. El investigador Antonio Desquirón Oliva califica a la suya “una de las comunidades familiares más tortuosas, atormentadas y creativas de aquellos años, los Espasande”.

Es cierto que su trayectoria actoral se construye básicamente en la capital, pero no podemos ignorar que fue influenciado por la Asociación Pro-Arte de Cienfuegos, dirigida por José Martínez Aparicio, y los laboreos del ateneo sureño. Justo, llega a la Habana hacia la década de 1930 y se enrola primeramente en lascontingencias del teatro y la radio. Poseía una sedosa voz (aunque de timbre avejentado), sensibilidad y capacidades histriónicas para colmar de atractivos sus personajes.

Entre 1940 y 1941 se suma a un grupo de actores liderados por Paco Alfonso: Raquel Revuelta, Ignacio Valdés Sigler, Carlos Paulín, Alfredo Perojo, etc. Con los integrantes de esta agrupación interviene en obras como Queremos trabajo, Seguimos comiendo harina y Vinieron las tiñosas (1940); de la misma forma, Dos madres y El traidor (1941). Todas estas producciones se gestaban en las calles y plazas, a veces en actos políticos donde se manifestan los oradores del Partido Socialista Popular. El 14 de enero de 1943 se vierte en miembro fundador de Teatro Popular, una agrupación concebida en noviembre de 1942, pero creada oficialmente el año próximo en el Salón de Actos del Sindicato de Tabacaleros localizado en San Miguel 662, en cuya ocasión presentaron Con los pies en el suelo, de Jorge Luís de la Torre, y Guerrillas del pueblo, de Oscar Valdés. De hecho, impacta  con su faena en la obra Vida subterránea (1943). A todas luces, Espasande defendía con sus colegas la idea de crear un teatro nacional, pero este propósito es cercenado en 1948 por la violenta intervención mujalista.

Consciente de que debe pulir sus instrumentos escénicos, cursa estudios en la Academia Municipal de Arte Dramático, bajo la lumbre de Modesto Centeno, y luego se suma en 1945 al grupo Teatro ADAD (Asociación de Arte Dramático), orientado por el director Francisco Morín. De hecho, el 6 de septiembre de 1946 participa en el estreno de Hacia las estrellas, de Leonid Andreiev. No obstante, en septiembre de 1947 funda junto a Alicia Agramonte, la Cabrera, Sergio Doré, Eduardo Egea, Ernesto de Gali, Ricardo Lima, Miguel Llao, Martínez Aparicio, Raquel Revuelta, Maritza Rosales y José de San Antón, entre otros, el grupo teatral Farseros, con el que monta obras al estilo de La Loba (1947), dirigida por Martínez Aparicio en el Teatro Principal de la Comedia, El Mundo de cristal (1947), otro éxito de Centeno, y el 28 de marzo de 1948 actúa junto a Gina Cabrera en la puesta teatral de Penélope, escrita por Somerset Maughman, y presentada en el Teatro Martí.En esa época se inserta en algunas puestas del Patronato de Teatro, a través de las obras: El fuego mal avivado (1947), dirigida por Miguel Llao, El oficial de guardia (1950), de Rubén Vigón, y Alta política (1958), de Crusellas, entre otras.

Al parecer, cuando tiene la ocasión, sigue colaborando con ADAD, pues protagoniza la obra El niño Eyolf (1947), dirigido por Martínez Aparicio, y el 12 de junio de 1948 actúa en El Avaro de Moliére, interpretando a Harpagón. “A la decrepitud de El Avaro añadió Ángel Espasande, la deformidad física. Mediante estas apoyaturas, consiguió a ratos, la comicidad” —afirma Regina de Marcos (Escenario y Pantalla, Diario de la Marina, 16 de junio de 1948, p. 8). “Ángel Espasande se desenvolvió con mucha habilidad en el Harpagón, personaje dificilísimo, anotándose en el monólogo su mejor momento”   –agrega Manuel Casal en la revista Prometeo (No 7, julio de 1948, págs. 18-19).

 

Junto a Cristina Logorio en La zapatera prodigiosa.

En 1947 debuta en el cine, asumiendo a Jorge Luis en el filme Oye esta canción, de Raúl Medina, uno de los pretendientes de la bella y talentosa Elena (Perlita del Río); en el que, según  la opinión del cronista Pedro Pablo Chávez “se luce en la interpretación de su personaje”. Al año siguiente protagoniza con Vicente Revuelta la obra teatral Scherzo, dirigida por Centeno. Poco después resulta uno de los actores que inauguran la CMQ, el 12 de marzo de 1948, junto a Asunción del Río, la Cabrera, Carmen Pujols y Enrique Santiesteban, formando parte del cuerpo dramático. En esa época trabaja en el texto radial Quo Vadis, dirigido por Oscar Luis López. Asimismo, interviene diariamente en el espacio El destino está en tus manos (1948) y en la novela El derecho de nacer (1948), de Félix B. Caignet, emitida por el Circuito CMQ. En este melodrama sobre la familia Junco y la deshonra de la primogénita María Elena, que tuvo 314 capítulos de duración, asume al padre de Margarita Prieto, el primer amor de Albertico Limonta. El derecho… es considerada en una de las 10 telenovelas más influyentes de Latinoamérica. También actúa en la pieza Un extraño en la colina en 1949, bajo las órdenes de Crusellas, ligado nuevamente a ADAD.

Asoma en el filme 7 siete muertes a plazo fijo (1950), de Manuel Alonso, al lado de su coterránea Maritza Rosales, Raquel Revuelta y Alejandro Lugo. Para la cinematografía cubana es la primera producción de cine negro o suspense; probablemente la mejor película previo a 1959. En la pequeña pantalla se inserta como fundador. Se incorpora al primer programa de la televisora CMQ TV, Canal 6, inaugurada oficialmente el 18 de diciembre de 1950 con Tensión en el Canal 6. Labora entonces en el dramatizado La muerte de Charles Martin, con guion de Marcos Behemaras y la dirección de Jorge Ignacio Vaillant. Entre 1951 y 1953 interviene en el espacio Una hora de arte y cultura para el pueblo, financiado por el Ministerio de Educación, donde se le aprecia en episodios sobre Gustavo Adolfo Bécquer y Jorge Anckerman, dirigidos por José Sobrino Diéguez y el dueto Luis Casas y Virildo Quiñones, respectivamente.

Personifica a Héctor, el gánster asaltante de Olga en la cinta La Única (1952), de Ramón Peón y junto a Rita Montaner, trabajando una vez más junto a Maritza Rosales. El largometraje cuenta la historia de la líder sindical de una fábrica de telas que es víctima de varios ladronzuelos. Entre 1952 y 1954 se ubica en espacios dramatizados televisivos como Diviértase con Gravi, Gran Hotel, Estudio 15, Deténgase, Roy Martin, El amor de los pobres (1953) y El humo del recuerdo (1953), junto a Consuelito Vidal.

En 1954 Alonso le concede un rol en la valiosa Casta de robles, drama rural escrito por Álvaro de Villa, considerado uno de los mejores relatos cinematográficos de la primera mitad del siglo XX. El realizador Tomás Gutiérrez Alea llega a publicar que “en las actuaciones se destaca Ángel Espasande”. Justo, en esta producción se arroga el personaje del campesino humilde y maltrecho atado a una mujer que no le ama. A su vez, Gaspar Arias le otorga un personaje en el telefilme La leyenda del bandido, escrito por Dora Alonso. En este relato del Departamento de Cinematografía de CMQ-TV, emitido por el espacio El humo del recuerdo, caracteriza a Juan Agua, su primer y único protagónico.

Junto a Xonia Berguría en el filme Casta de Robles (1954) de Manolo Alonso.

A ADAD regresa el 21 de mayo de 1954, con el estreno de El señor milímetro, obra escrita por Rafael Suárez Solís con puesta de Morín en el Auditórium, donde recrea a un burgués calculador, ahorrador y metódico. Ese año asoma esporádicamente en la serie humorística Rita y Willy, de Reinaldo Zúñiga, y en 1955 estelariza el programa Érase una muchacha, de CMQ-TV, junto a Lilia Lazo y Alberto Insúa. En lo sucesivo, el arte fílmico solo le ofrece personajes secundarios que, grosso modo, caracteriza con rigor.

Recrea al Capitán Mad en el filme de aventuras El tesoro de la Isla de Pinos (1955), escrita por Félix B. Caignet y dirigida por el realizador azteca Vicente Oroná. La historia versa sobre unos niños, en la búsqueda de un supuesto tesoro, acosados por impulsivos piratas. La crítica ha acotado la carencia de naturalidad en su interpretación (tal vez sea su mayor desaforo actoral), aunque el filme es bien acogido por los públicos de la época. Al decir de la historiadora María Eulalia Douglas, El tesoro… es el primer largometraje de ficción cubano en colores.

Al lado de Julio César Ariosa, José Lino Noya y Alberto Luberta integra célula del Movimiento 26 de julio de 1956 en CMQ y asiste a la huelga del 9 de abril de 1958. Para esa fecha, colaborará con varios proyectos teatrales, en obras como: Pobrecito embustero (Instituto Nacional de Cultura, 1957), de García; tras el triunfo de la revolución cubana: Libertad o Muerte (1959), de Emmanuel Robles, presentada en el Auditórium y dirigida por Sara Guash, a beneficio de la Reforma Agraria, bajo la égida de la Fuerza Aérea Revolucionaria, Proceso de familia (Prometeo, 1960), de Morín, Santa Juana de América  (1960), de Eduardo Manet,

El retablillo de don Cristóbal (Sala Arlequín, 1961), de Vigón, y del 2 al 5 de agosto de 1961 participa en Edipo Rey, de Sófocles, bajo las órdenes de Morín en el Teatro Amadeo Roldán, convocado por el Consejo Nacional de Cultura. Por demás, el 18 de agosto interviene en La zapatera prodigiosa, de García Lorca, mostrada en la Sala Hubert de Blanck bajo la dirección del propio Morín.

En 1958 caracteriza a Salcedo en la telenovela Mamá, transmitida en vivo a través del espacio La Novela en Televisión, por el Canal 6 de CMQ Televisión, que origina el género en la pantalla iberoamericana. El audiovisual, inaugurado el 7 de mayo de 1958 y dirigido por Rafael Duany y Sergio Nicols, narra una historia de amor en la década de 1950 y gana prontamente el aprecio popular gracias a las emociones que despiertan los entornos humanos en sus 335 capítulos.

En un programa televisivo de los años 50 (al borde izquierdo), junto a Vicente Revuelta, Mary Munné, y Amparo Pérez.

En 1959 asoma como el galeno que atiende a Arturo en el hospital, el revolucionario que escapa de la prisión batistiana en La vida comienza ahora, melodrama de Antonio Vázquez Gallo. En el filme también emergen Enrique Almirante, Pedro Álvarez, Lilia Lazo y Alfredo Perojo. Justo, en marzo de 1959 es signado por la CARTV (Críticos Asociados de la Radio y la Televisión), como uno de los valores destacados del año anterior; especialmente es reconocido como la mejor Actuación Genérica Masculina. En el mes de diciembre se ubica en la nómina de actores que estrenan la obra Baltasar y el 10 de octubre de ese año participa en el espacio Sueños de mujer, en la puesta televisiva de La Encrucijada de la Libertad, junto a Gina Cabrera y Enrique Almirante. En Teatro Auditórium triunfa con la obra El jardín de los cerezos, bajo las órdenes de Modesto Centeno. Para 1960 se desempeña asimismo como presidente de la Asociación Cubana de Artistas Teatrales (ACAT).

Al cine regresa durante la década de 1960 en producciones del ICAIC, al modo de El joven rebelde (1961), de Julio García Espinosa, Premio al Joven Creador en el XIII Festival Internacional de Karlovy Vary; El negro (1962), de Eduardo G. Manet, ejerciendo como narrador; Los novios (Cuba 58, 1962), de José María Ascot y Jorge Fraga, dando aliento a un Jefe; Preludio 11 (1963), de Kurt Maetzig, según el crítico José M. Valdés un “papel breve pero bien entonado siempre”, el rol del Comandante Suárez; y Aire frío (1965), de Enrique Pineda Barnet, cortometraje para la serie de Enciclopedia Popular que recoge escenas de la puesta regentada en 1962 por Humberto Arenal para el grupo de Teatro Experimental, en la que encarna junto a Verónica Lynn al esperanzado padre Ángel Romanguera.

En este complejo entorno político continúa sus desempeños en la escena. Con Teatro Estudio y el Conjunto Dramático Nacional se inserta en Pasado a la criolla (1962), bajo la égida de Roberto Blanco, y en 1967 entra en la puesta teatral de Vade Retro, escrita por José Milián y dirigida por Pedro Castro para el Conjunto Dramático de Camagüey, al lado de Yolanda Cuéllar y Rogelio Meneses. Hacia 1967 participa en la versión televisiva de la obra Este burócrata es la muerte, de Iglesias Novoa, en la que asume a un jefe oficinesco a las órdenes de Ana Lasalle. Meses después emerge en la serie aventuras 1868, dirigida para televisión por Raúl Pérez Sánchez, recreando al patriota Carlos Manuel de Céspedes.

Continúa laborando en la televisión (el medio que le consagra y donde mejor se luce) en los años setenta, en espacios como La Novela Cubana, donde aparece en Rumbos opuestos (1977), de Amaury Pérez, encarnando a un pequeño burgués, y la serie de aventuras Guillermo Tell, en versión de Erick Kaupp. Igualmente, resurge en los docudramas Páginas del diario de José Martí (1972), de José Massip, y Mella (1975) de Enrique Pineda Barnet. En 1979 Tomás Gutiérrez Alea le convida a interpretar a Ramón Orozco en la célebre comedia Los sobrevivientes, la historia de una familia aristocrática que aspira a superar a la Revolución Cubana e involuciona a raíz de su fracaso. En esta producción acompaña a los actores Enrique Santiesteban, Juanita Caldevilla, Ana Viñas, Reynaldo Miravalles y Vicente Revuelta.

Durante la década siguiente permanece en activo. Hacia 1981 Miguel Sanabria  le suma al elenco de la muy aplaudida El Halcón, aventura basada en la novela del turco Yachar Komal y con libreto de Amado Cabezas, que consagra a su coterráneo Jorge Villazón. Por esta vez asume con rigor al campesino y padre que es abusado por el villano Abdi Alí Aga. En 1982 labora en la serie Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, adaptada para la televisión por Cabezas y protagonizada también por Villazón, en la que asume otro rol negativo, y en la desaborida Leyenda, de los cineastas Jorge Fraga y Rogelio Paris. Dos años más tarde tiene una participación especial en el filme La segunda hora de Esteban Zayas, de Manuel Pérez, otra historia de introspección política, y en 1986 representa al Padre Rubénen Un hombre de éxito, de Humberto Solás. En 1987 interviene en el corto Golpes de Marcelo Fajardo, producido por los Estudios Cinematográficos de la Televisión Cubana y protagonizado por José Juan Rodríguez, Vivian Agramonte Urra, Eloísa Álvarez-Guedes y Ricardo Dantés. Este cortometraje signa, probablemente, su última presencia en un audiovisual hecho en Cuba.

En el entorno de la crisis de los balseros, llegado el Periodo Especial, emigra para los Estados Unidos y apenas logra reconstruir su carrera. Durante esta etapa apenas recibe pequeños roles en intrascendentes telenovelas, como Guadalupe (1994), basada en un libreto de la cubana Delia Fiallo y dirigida por Grazio D´Angelo, y el personaje de Silvestre en Señora Tentación (1995), rectorada por Enrique Gómez Vadillo. Hacia 1997 es contratado para fungir como uno de los conductores del noticiero radial de Cubanet, que socializa artículos de periodistas y donde se leen crónicas y presentan múltiples secciones; claramente un servicio que opugna a la Revolución Cubana.

Sucumbe en Miami (Florida, Estados Unidos) en 1999, a los 78 años de edad. El actor dejó al morir tres hijos: Juan Ángel, Carlitos e Isabel. El primero poseía un carácter autodestructivo y termina frustrado; se dice que en 2007 laboraba como Chef. El segundo se dedicó a la actuación y consiguió algún reconocimiento, especialmente en la televisión cubana de la década de 1950, y la tercera igual tuvo talento para la actuación y laboró a su lado en el espacio Sueños de mujer (1959), acompañando a su hermano Juan Ángel.

Claramente, Ángel Espasande fue uno de esos actores que sobrevivió con su talento y nombradía el camino de los tiempos.

En el filme Un hombre de éxito (1986) de Humberto Solás.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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