Alexander Machado Crabb, entre los violinistas de nuestro tiempo en Cuba (Parte 1)

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La generación que lleva hoy la voz protagónica en nuestras salas de concierto y principales agrupaciones, destaca por su versatilidad gracias al nivel alcanzado por el sistema de enseñanza artística. En el caso de los instrumentistas de cuerdas, para muchos, el camino certero está dentro de la música docta o de concierto, en orquestas sinfónicas y formatos de cámara. Sin embargo, con una buena base técnica,un músico puede elegir el camino que desee dentro del género que prefiera, alternando incluso, varias estéticas dentro de su carrera.

Quiero destacar en esta ocasión la obra de un creador que ha encontrado una voz propia, el violinista y compositor Alexander Machado Crabb. Su desempeño dentro de diversas agrupaciones y formatos, hasta la fundación de su propia agrupación Habana Studio, han hecho que su carrera artística sea un referente para otros músicos. Aunque nace en Cienfuegos, tierra de donde procede su familia paterna, ha desarrollado su vida y carrera en La Habana. Desde muy temprana edad, siendo aún estudiante, obtuvo el puesto de primer violín de la Orquesta Sinfónica Infantil en la Escuela Elemental de Música Alejandro García Caturla; luego estuvo entre los primeros violines de la Sinfónica Juvenil del Conservatorio Amadeo Roldán; fue el violín concertino de los segundos violines y posteriormente, parte de los primeros violines de la orquesta de cámara también de dicha institución, bajo la dirección dela Maestra Daiana García.

En su vida profesional ha integrado la orquesta América (primeros violines); la agrupación de Liuba María Hevia y Aceituna sin Hueso. Participó como concertino de la orquesta de jóvenes talentos Entre Amigos, que a principios del año 2000 fundó el violinista Irving Frontela para dar varios conciertos donde se unieron estudiantes y músicos profesionales. Se ha presentado como invitado junto a otras agrupaciones, como la Orquesta Sinfónica de Matanzas en dos ocasiones, una con Frank Fernández y otra con Aldo López-Gavilán. Estuvo entre los primeros violines de la Orquesta Sinfónica Nacional durante trece años y actualmente es jefe de la Cátedra de Cuerdas de la Escuela Elemental de Música Alejandro García Caturla y director del proyecto Habana Studio. Con esta agrupación incursiona en ritmos autóctonos cubanos y también el jazz, que fusiona con música caribeña.

El jazz es una de las expresiones de la música más completa. Generalmente, en Cuba, los jazzistas son intérpretes con muy buena preparación que vienen de una formación de música de concierto que les permite desenvolverse en este universo sonoro por el dominio técnico y armónico que precisa. Se encuentra dentro de los géneros que no comprenden nuestros planes de estudio en las escuelas, por lo que no forma parte de la preparación que recibimos los músicos. Como maestro, violinista y director de una agrupación que se encuentra actualmente dentro del Catálogo Selecto del Centro de Música Popular, y que desarrolla el género, quise abordar durante la entrevista el tema, para que Alexander Machado me diera su consideración desde su experiencia como intérprete

“A la generación nuestra nos resultó muy difícil, porque no existía la internet, no teníamos acceso a los medios de comunicación como los tenemos hoy en día y la información que nos llegaba era eminentemente clásica. Todo lo que consumíamos, que era poco, nos costó encontrarlo. Los discos que entraban a Cuba en aquella época eran casi todos de música clásica y escuchábamos en la Biblioteca Nacional o en las escuelas de arte. Estando en nivel elemental me fueron surgiendo inquietudes, me empezó a gustar el tema de la improvisación y, además, hice una agrupación de música cubana con la cual tuvimos presentaciones en la escuela.

“Cuando voy para el Conservatorio Amadeo Roldán, junto con otro compañero y excelente tresero, que se llama Emilio Padrón Visual, hicimos un dúo de guitarra y violín. Así que Habana Studio se fundó hace casi 20 años, el 24 de febrero de 2004. Empezamos a experimentar, fuimos buscando información, ampliando más nuestro repertorio y conocimientos. En esta agrupación tocábamos música cubana, alternábamos mucho con el jazz, principalmente con la rama más latina, el latin Jazz, y temas compuestos por nosotros. Con la llegada de la información e internet, fue que nos dimos cuenta de que no estábamos solos. En aquel momento no pertenecía a ninguna empresa, y no fue hasta que nos graduamos del ISA que pudimos profesionalizarnos.

“De nuestra generación estaba también William Roblejo, que era un año mayor y al igual que yo, siempre estuvo interesado en las improvisaciones; por ahí fuimos encauzando el proyecto. Ya después determinadas asignaturas como es armonía popular, que la dimos en ‘Amadeo’, nos ayudaron para ampliar conocimientos. Es un proceso largo y de mucho estudio de mesa. En la época nuestra, la de Verónica Reyes, Raiza Valdés, Leonardo Pérez y la mía, hacer música popular era un tabú por el cual pasamos todos. La culpa no la tuvieron nuestros maestros ni mucho menos, fue simplemente una falsa opinión que se creó sobre el tema ‘música popular’, y que tocarla te deformaba la técnica. Todo lo que nosotros hiciéramos que se fuera del parámetro que exigía la metodología era un tabú. Muchos logramos ampliar esa línea de pensamiento y tratar de ir enriqueciendo nuestra obra mediante otras propuestas también.

“En enero Habana Studio estará cumpliendo diez años como agrupación oficial. Con el proyecto hemos hecho giras nacionales e internacionales, y nos mantenemos dentro de las agrupaciones de preferencia. Pertenecemos al Catálogo Selecto del Centro de Música Popular.Continúo como su director y es un proyecto dónde seguimos haciendo Jazz, música cubana, incidental y temas propios”.

La agrupación Habana Studio alcanza la fusión entre lo más selecto de varios estilos interpretativos, llevando siempre la excelencia a sus presentaciones. Tiene como premisa la comunicación que logran con su público. Se caracteriza por ser interactiva y versátil. Machado expresó a la autora su interés de estrechar vínculos con la ciudad de Cienfuegos, donde espera realizar en el futuro presentaciones junto a su proyecto, y también acercarse a las escuelas para ofrecer conciertos didácticos a los estudiantes.

Habana Studio: Elías Fayat, Alexander Machado (violín), Irán Portillo.

Quisiera acotar, además, que Alexander Machado posee un catálogo de más de 22 obras hasta el momento, inscritas en la ACDAM. Entre sus temas se encuentran Jazz Night; Desordenado y Lamento. Estuvo entre los primeros violines de la orquesta que acompañó a Plácido Domingo en Cuba. Fue el director de la orquesta de cuerdas encargada de grabar el homenaje a Álvaro Torres, con Mayco de Alma, y tocó después con el propio Álvaro en su presentación en el teatro Lázaro Peña. Se ha presentado como solista en teatros nacionales y también extranjeros, siendo frecuentes sus actuaciones en Los Estados Unidos; además de haber sido parte de varios elencos que llevaron su arte a España, Rusia, Nicaragua (con la OSN) y Alemania, donde grabó un disco de música cubana con la segunda firma más importante de ese país. Ha colaborado en producciones discográficas de grandes figuras, entre los que destaca Frank Fernández, con quien ha departido escenario en varios proyectos a lo largo de su carrera.

Alexander Machado está dentro de este grupo selecto, de vanguardia, que llevan hoy la responsabilidad de trasmitir, mediante su labor como instrumentista y pedagogo, toda la experiencia adquirida desde su propia formación y desarrollo artístico.

 

 

 

 

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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