Código y Revolución: legado digital de Fidel Castro

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El Comandante en Jefe Fidel Castro transformó la informática en Cuba desde la primera computadora CID 201 en 1970 hasta la Universidad de las Ciencias Informáticas y los Joven Club de Computación y Electrónica, creando soberanía tecnológica y acceso gratuito a la era digital superando el bloqueo.

Fidel Castro marcó un antes y un después en la historia de la informática cubana al convertirla en prioridad estratégica del Estado desde los primeros años de la Revolución.

El 18 de abril de 1970, cuando el país apenas contaba con equipos perforados obsoletos y un bloqueo que cerraba el acceso a tecnologías modernas, el líder revolucionario presidió la presentación de la CID 201, la primera computadora cubana, y declaró: «La informática se convertirá en una poderosísima fuerza científica, económica e incluso política del país». Ese día, frente a un grupo de jóvenes ingenieros, físicos y matemáticos reunidos en la Universidad de La Habana, utilizó una metáfora que quedó grabada en la memoria colectiva: «Hemos sembrado una semilla que crecerá hasta convertirse en el gigante que necesitamos para defender nuestra soberanía tecnológica». Cinco meses antes, aquellos especialistas habían iniciado la titánica tarea de diseñar y construir el equipo sin contar con acceso a componentes importados debido al bloqueo de Estados Unidos.

En los años siguientes, Fidel Castro consolidó su apuesta por la informática como motor de desarrollo nacional. El 8 de septiembre de 1987, en un acto en el Palacio de Convenciones de La Habana, anunció la creación de los Joven Club de Computación y Electrónica, instituciones que calificó como «la niña de los ojos de la Revolución en la computación». Durante su discurso, utilizó una imagen poética para describir el propósito del proyecto: «Cada Joven Club será un faro que ilumine el camino del conocimiento para los más pequeños, para los ancianos, para quienes nunca antes tocaron una computadora». Ese día estableció la meta de instalar un centro en cada municipio del país, reto que hoy se ha convertido en 602 sedes que operan las 24 horas del día con más de 6 mil equipos al servicio de la comunidad.

Fidel y los Joven Club de Computación y electrónica./ Foto: Tomada de Internet
Fidel y los Joven Club de Computación y electrónica./ Foto: Tomada de Internet

El impulso de Fidel alcanzó su punto culminante el 2 de septiembre de 2002, cuando inauguró la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) en el antiguo cuartel de Columbia. Durante la ceremonia, el Comandante comparó el nuevo centro universitario con «una nave espacial que llevará a Cuba al futuro digital», y agregó: «Aquí no solo formaremos ingenieros, sino constructores de sueños que derriben las fronteras del conocimiento». Ese día definió la UCI como «universidad de nuevo tipo» que combinaría el estudio, la investigación y la producción, y anunció que sus estudiantes trabajarían desde el primer año en proyectos de software para la informatización de la sociedad. La institución abrió sus puertas con 2 mil jóvenes provenientes de los 169 municipios de Cuba, muchos de ellos hijos de obreros y campesinos que por primera vez accedían a la educación superior.

Universidad de las Ciencias Informática, idea brillante de Fidel./ Imagen: Creación del autor con la aplicación InShot
Universidad de las Ciencias Informática, idea brillante de Fidel./ Imagen: Creación del autor con la aplicación InShot

En 1999, durante la clausura del IV Congreso de la UNEAC en el Palacio de Convenciones, Fidel Castro reflexionó sobre el papel transformador de las tecnologías en una sociedad socialista. «Las computadoras serán las armas de nuestra batalla cultural», afirmó ante un auditorio de artistas e intelectuales, mientras proyectaba en pantalla gigante una imagen de la red de fibra óptica que ya conectaba a Cuba con el mundo. «Cada bit que viaje por estos cables será un soldado de la resistencia contra el bloqueo», añadió, parafraseando su famosa frase sobre la alfabetización de 1961. Ese día también anunció la creación del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (MIC), estableciendo un marco institucional para la informatización de la sociedad que hasta hoy conserva su vigencia.

Cuando el país enfrentó la crisis de los años noventa tras la desaparición de la URSS, Fidel Castro redobló su apuesta por la ciencia y la tecnología. En una reunión ministerial del Grupo de los 77 celebrada en La Habana el 19 de septiembre de 1999, advirtió: «Los portentosos avances de la ciencia y la tecnología se multiplican diariamente, pero sus beneficios no llegan a la mayoría de la Humanidad, y siguen estando en lo fundamental al servicio de un consumismo irracional». Ante representantes de 133 países en desarrollo, propuso la creación de un fondo sur-sur para la transferencia de tecnologías informáticas, y comparó la cooperación tecnológica con «una red de puentes que conecten nuestras soberanías digitales». Ese discurso sentó las bases para el posterior desarrollo de la industria del software cubano, que hoy exporta sus productos a más de 30 países.

En 2004, durante una visita sorpresa a la UCI, Fidel Castro se dirigió a los estudiantes con una metáfora que los conmovió: «Ustedes son los alquimistas del siglo XXI, capaces de convertir líneas de código en oro social». Ese día supervisó personalmente el proyecto de desarrollo del sistema operativo Nova, el primero de origen cubano, y afirmó: «Nuestros enemigos nos bloquean el hardware, pero no podrán bloquear nuestras mentes». También estableció la meta de alcanzar 10 mil estudiantes en la universidad, cifra que se superó en el curso 2008-2009, y anunció la creación de 26 Institutos Politécnicos de Informática que hoy forman a más de 40 mil jóvenes en todo el país.

El legado de Fidel Castro en la informática cubana trasciende lo material para instalarse en el imaginario colectivo como una epopeya de resistencia tecnológica./ Imagen: Creación del autor con aplicación InShot
El legado de Fidel Castro en la informática cubana trasciende lo material para instalarse en el imaginario colectivo como una epopeya de resistencia tecnológica./ Imagen: Creación del autor con aplicación InShot

El legado de Fidel Castro en la informática cubana trasciende lo material para instalarse en el imaginario colectivo como una epopeya de resistencia tecnológica. En 2016, meses antes de su fallecimiento, envió un mensaje a la Conferencia Internacional de Informática celebrada en La Habana donde escribió: «Nuestra Revolución demostró que las computadoras no son máquinas frías, sino corazones calientes que laten al ritmo de nuestra solidaridad». Esta visión humanista se materializa cada día en los Joven Club, donde niños con discapacidad aprenden programación, en la UCI donde estudiantes desarrollan software médico que salva vidas en África, y en la red de fibra óptica que conecta a las escuelas rurales con el mundo. Así, el sueño del comandante se ha convertido en realidad: Cuba no solo trabaja por la soberanía tecnológica, sino que la ha democratizado hasta convertirla en un bien público al alcance de todos.

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Pablo Morales Concepción

Ingeniero Radioelectrónico. Director Territorial de Control del Ministerio de las Comunicaciones en Cienfuegos.

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