Caos migratorio de Trump: del pánico al desamparo
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Del pánico y el dolor por la separación forzosa de las familias y de su hogar, miles de migrantes pasan al desamparo total, en países desconocidos, sin parientes ni la más mínima idea de adónde ir
Mientras los congresistas anticubanos guardan silencio cómplice, plegados a las decisiones presidenciales y estaduales sobre el tratamiento inhumano y arbitrario a migrantes recién llegados o residentes de larga data, nuevas medidas de Donald Trump han puesto en alerta a las comunidades de inmigrantes del sur de la Florida, donde impera el pánico y la impotencia.
Según El Nuevo Herald, se anunció un nuevo paquete o Memorando del mandatario, que incluye deportaciones rápidas a terceros países en tan solo seis horas después del aviso, incluso sin que las naciones de destino ofrezcan garantías de seguridad.
Abogados migratorios, defensores de derechos humanos y familias denuncian que esta medida representa una de las tácticas más extremas del enfoque migratorio de línea dura del presidente Donald Trump. «Están creando un verdadero caos», dijo al rotativo Elizabeth Amaran, abogada de inmigración radicada en Miami, quien cuestionó la imposibilidad de preparar la defensa legal de las personas. «En la práctica, es una negación total del debido proceso», denunció.
Agrega la publicación que «el área de Miami, hogar de grandes comunidades de cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos, se perfila como una de las más afectadas por la nueva política, y también una de las más sensibles políticamente. Muchos inmigrantes en el sur de Florida viven actualmente en un limbo legal, con solicitudes de asilo pendientes o con órdenes finales de deportación que no se han ejecutado».
Según el memorando, reportado inicialmente por The Washington Post, ice ahora está autorizado a deportar a personas no ciudadanas —incluidos residentes de largo plazo en Estados Unidos— a terceros países con solo 24 horas de aviso. En «circunstancias urgentes», ese plazo puede reducirse a seis horas.
Continúa el reporte que en los casos en que el país receptor haya ofrecido «garantías diplomáticas creíbles» de que la persona deportada no enfrentará tortura ni persecución, ice puede ejecutar la deportación sin necesidad de notificar previamente al afectado, lo que expertos legales han calificado como «un poder de expulsión desmedido, con escasas salvaguardas y sin transparencia, muy por debajo de los estándares legales y del debido proceso que exige la ley», dijo Trina Realmuto, directora ejecutiva de la National Immigration Litigation Alliance, a la agencia Reuters.
De acuerdo con el reporte, la semana pasada, ocho migrantes procedentes de países como Cuba, Sudán y Vietnam fueron deportados a Sudán del Sur, una nación sumida en un conflicto civil. Según informes, funcionarios estadounidenses presionaron a cinco países africanos —Liberia, Senegal, Guinea-Bisáu, Mauritania y Gabón— para que aceptaran deportados provenientes de otras regiones, como América Latina y el sudeste asiático.
Defensores de los migrantes señalan que la mayoría de los detenidos en riesgo bajo esta política no tienen antecedentes penales y muchos cuentan con solicitudes de asilo pendientes u otras vías legales disponibles; sin embargo, están siendo deportadas antes de que sus casos sean siquiera escuchados.
Pero del pánico y el dolor por la separación forzosa de las familias y de su hogar, pasan al desamparo total, en países desconocidos, sin parientes ni la más mínima idea de adónde ir.
Se afirma que muchos están siendo enviados a zonas remotas de México, a pesar de no ser ciudadanos mexicanos, y sin recursos para sobrevivir. Los trasladan en autobús a zonas fronterizas apartadas, les dan un permiso temporal de 15 días y los dejan ahí; sin dinero, sin refugio, sin plan.
Se trata de un nuevo capítulo de la sumatoria de modalidades neofascistas del Gobierno de los peores, encabezado por Trump y por el secretario de Estado, Marco Rubio, promotores de los campos de concentración de migrantes en bases militares, de prisiones macabras en El Salvador –exclusivas para venezolanos–, de más de 200 cárceles o centros de detención migratorios en Estados Unidos, muchos de ellos lucrativos y cuestionados negocios privados y de una nueva prisión Alcatraz, rodeada de cocodrilos y caimanes políticos al oeste de la moderna e intimidada ciudad de Miami.
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