¿El árbol más hermoso del mundo?

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Para quienes amamos la naturaleza no hay paisaje tan atractivo como el de atravesar un bosque poblado de numerosos árboles a ambos lados de las vías o carreteras o mientras caminamos por él. En varias ciudades, los árboles crecen lozanos y frondosos en parques, paseos, alamedas y otros espacios públicos mostrando las más variadas especies de la flora.

Distinguir entre tantas plantas que abundan en el entorno rural o urbano no es una tarea nada fácil. Sin embargo, muchos expertos se han inclinado por reconocer particularmente a uno que resalta por su inigualable belleza y espectacular floración: el jacarandá.

Joya natural de Latinoamérica

Según el portal Árbol invertido, el jacarandá no sobresale por su tamaño gigante, sino por la hermosura de sus flores y su forma elegante. Es nativo de América Latina, específicamente de los bosques subtropicales y regiones templadas de países como Argentina, Paraguay y Bolivia.

De acuerdo con un artículo publicado en el sitio El ciudadano web, en las culturas de estos países el jacarandá es símbolo de belleza, renovación y esperanza.

Es muy frecuente que las flores lilas de este árbol adornen calles y plazas, transformando el paisaje de varias ciudades, pueblos y otros asentamientos de la geografía latinoamericana con su vibrante color y fragancia.

Refiere el propio artículo citado que debido a la gran demanda y la expansión urbanística, en algunas zonas de esta región del planeta, el jacarandá enfrenta riesgos por la pérdida de su hábitat natural, de ahí que existan viveros para su reproducción.

El jacarandá es símbolo de belleza, renovación y esperanza.

Entre las características del considerado árbol más hermoso del mundo, los especialistas en botánica señalan como sobresalientes su copa amplia y frondosa que ofrece sombra y frescura, al tiempo que las flores, de un intenso color violeta o lila, caen formando una alfombra colorida en el suelo.

Esta especie de la familia de bignoniáceas posee un tronco recto y corteza grisácea. Crece principalmente en climas templados y subtropicales y se adapta bien a suelos bien drenados y exposiciones soleadas. Por sus características se incluye como árbol caducifolio, pierde sus hojas antes de florecer, dejando el espectáculo floral aún más visible.

Se dice que los habitantes de los lugares donde crece el gualanday o tarco, como también es conocido, celebran cuando florece como un evento anual lleno de color y vida. Si bien suele tener una floración principal en primavera, antes de que rebroten las hojas, a veces existe una segunda en verano u otoño.

Como dato curioso se sabe que este árbol originario de Sudamérica llegó a Málaga, España, hace más de un siglo y fue adoptado por este territorio como parte de su patrimonio forestal. Los malagueños enumeran entre los múltiples beneficios la sombra que ayuda a que las temperaturas den un cierto respiro en las jornadas de calor y de terral.

Por otro lado, al decir del botánico Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA, la especie proporciona mayor oxígeno al ambiente, como también retiene el polvo en suspensión y ayuda a asentar los suelos.

Sostiene el catedrático, además, que contribuye a la eliminación del dióxido de carbono, ya que es uno de los árboles que más lo absorbe; luego, como otros de sus congéneres “son la terapia más efectiva del mundo al cambio climático”, sostiene el directivo.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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