“Yo soy un serrano ‘cepilla’o'”

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Tal y como Polo Montañés se autodefinió el guajiro natural, y salvando la distancia, “yo asumo que soy el serrano cepilla’o de todo el lomerío del macizo de Guamuhaya”, asegura con orgullo Bonifacio Labrada León, quien, según él, más que nacer brotó como agua de manatial entre montañas, allá muy cerca del Pico San Juan.

Aunque el actual socio de la Cooperativa de Producción Cooperativa (CPA) cumanayagüense 10 de Octubre vino al mundo poco después del triunfo de la Revolución, siempre estuvo atento a las anécdotas de antaño contadas por las mayores, cuando los únicos accesos al agreste paraje eran estrechos trillos rodeados de exuberante vegetación, y la noche en los humildes bohíos solo se iluminaba con mechones de luz brillante.

“Oí historias horripilantes, rememora, como aquella del compadre de mi viejo que, en medio de la desesperación, vio morir entre sus brazos a la pequeña hija de cuatro años por una enfermedad prevenible, después de recorrer largas distancias hasta el único médico de toda la comarca, en La Sierrita”.

Desde pequeño, Bonifacio oyó hablar de las transformaciones de beneficio social para los serranos del reconocido Escambray después del Primero de Enero de 1959. Desde entonces supo que los senderos fueron convertidos en terraplenes y que la luz de la enseñanza, gracias a la alfabetización, llegó hasta los más remotos rincones, para poco después sembrarse de escuelas las montañas de esta porción centrosur de Cuba.

“Pero nada comparable con lo que vino después, cuando el programa del Plan Turquino hizo que la corriente subiera del llano hasta los lugares impensados antes; los terraplenes se convirtieron en carreteras de asfalto, igualitico que allá abajo, por no enumerar otros muchos beneficios; esto sin dejar de mencionar que a la serranía llegara la risa y alegría de cientos de muchachones del Ejécito Juvenil del Trabajo (EJT) que vinieron a fomentar el desarrollo cafetalero”, comenta.

Foto: Karla Colarte
Foto: Karla Colarte

Justo en ese contexto le proponen a Bonifacio asumir el trabajo político en el batallón del EJT. Su trayectoria estaba avalada por el cumplimiento de la misión militar internacionalista en Angola, a finales de la década de los años 70. Luego vendrían sus responsabilidades administrativas en los almacenes provinciales del Banco Popular de Ahorro y el desempeño como instructor de campismo en el campamento de exploradores de Cafetales.

“Ante el llamado del General de Ejército Raúl Castro, entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, me comprometí a permanecer por dos años en el EJT, pero en definitiva estuve cinco. Tras desmovilizarme volví de nuevo a las raíces y comencé a trabajar en la misma cooperativa de la que mis padres fueron fundadores, después de entregar la finca que la Reforma Agraria les había otorgado con título de propiedad y todo”.

Según la opinión de directivos y otros asociados de la “10 de Octubre”, Bonifacio es algo así como el alma de la CPA. Lo mismo te lo puedes encontrar en el laboreo entre cafetales, que detrás de una yunta de bueyes o en la labranza de la fértil tierra de los cultivos varios del vallecito intramontano La Vega, pintoresca planicie donde asume la dirección de la finca, sin percibir un solo centavo por ese desempeño.

“El cumplimiento de mis tareas laborales, dice, tengo que alternarla con el deber político, pues al frente del núcleo del Partido, como secretario general, tengo que dedicar buena parte de mi tiempo. Ahora mismo en tiempos del coronavirus ha sido intensa la labor de comprometimiento entre los asociados para aportar más alimentos para el pueblo, incluyendo el abastecimiento semanal de hortalizas y viandas a la capital provincial. Y a modo de conclusión, le espeta a este reportero:

“Ve por qué le digo que soy un serrano cepilla’o, pues la vida y la Revolución me dieron la oportunidad de instruirme y educarme para servir a la sociedad desde varios escenarios, y ahora, además de político debo predicar con el ejemplo guataca en mano”.

*Cepillado es un término usado por los cubanos para calificar a aquellas personas que han adquirido determinado nivel de escolaridad y cultura. 

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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