Vladimir: jonrón de la conciencia

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Buen vecino que es Vladimir, no tiene problemas de conciencia. Vladimir  es el director de la Empresa de Materiales de la Construcción. Él carece de horario para trabajar, las pupilas rotas lo delatan.

Dejó el cigarrillo pero el rebrote del humo alcanzó tubey en la noche de apagón, bailando rumba con los vecinos bimberos.

Hombre blanco curtido por el sol de Cuba, su dinero alcanza para lujos discretos, cría cerdos y practica todas las libertades que le permite el país, el de su cabeza.

Este gran padre, a quien saludamos un día como hoy, tiene dos hijos, uno es un niño eterno: Felipón. El otro quiere ser ingeniero civil.

El Vlado, como le llamamos cariñosamente a mi vecino, se hizo pelotero en Villa Clara, pero jugó dos series provinciales por Cienfuegos. Asegura que pegó siete bambinazos en veintiún partidos.

Sabe manejar y tan generosa es su conciencia que sirve como chofer al vecino narrador deportivo, el que ofrece un círculo de interés de Locución en la escuela primaria Guerrillero Heroico. Nadie matará al niño Vladimir. Es imposible.

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Erick Mendilahaxon Pina

Narrador-comentarista de Radio Ciudad del Mar.

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