Una historia que deambula por la ciudad

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Pedro (es un nombre ficticio, lo contrario de la persona, que sí es real) se nos ha perdido de vista, hasta hace muy poco dormía en el portal de una tienda, en el bulevar de Cienfuegos. Causaba mucha pena verlo: sucio, con la ropa raída, la barba larga y amarillenta, mirada de tristeza, con la carga a sus espaldas de un saco con las pertenencias y una triste historia familiar, supongo.

A ciencia cierta nadie, o muy pocos conocen la génesis de esa actitud que expresa, convertido en un hombre solitario, sin hogar, sin nadie que lo ampare a sus más de 75 años, presumo. Lo que sí sabemos en el colectivo del Periódico, es que rechazaba toda ayuda que no sea dinero, cuando muchos pretendimos incorporarlo a alguna institución que le ampare, porque debe primar el principio de voluntariedad.

Según fuentes oficiales cubanas, datos tomados de Cubadebate, más de 3 mil 690 deambulantes se han identificado en todo el país, de 2014 a septiembre de 2023,  de los que un 75 por ciento han sido ubicados en centros de Salud o benéficos. Sin embargo, esta reportera considera las cifras son muy discretas y conservadores para el fenómeno que se visualiza en las ciudades, y va en aumento, directamente proporcional a las carencias económicas.

El bulevar de Cienfuegos, que se concibió  como la vitrina de la urbe, es espacio de personas que duermen en los portales y bancos de la arteria peatonal, incluso, a plena luz del día. Extienden sus pesebres postátiles y desmontables, piden dinero al extender sus manos sucias, de largas y descuidadas uñas, y este espectáculo no deja de conmovernos, mucho más de afear el ambiente. Porque esta sociedad está formada sobre columnas de igualdad y justicia social.

El Hogar de Ancianos Hermanas Giralt y el Hospital Psiquiátrico de Cienfuegos, resultan de las instituciones de Salud que albergan a los deambulantes, quienes ingresan allí de manera voluntaria, pero no resulta suficiente, ni es prerrogativa o responsabilidad solamente de Salud. Este es un fenómeno que debe ser abordado de manera multidisciplinaria, aun y cuando las direcciones de Trabajo y Seguridad Social y el Gobierno, trabajen y tengan jurisdicción en el asunto, al menos en el abordaje estadístico y en la labor casi antropológica de dar con familiares, para tratar de hacer valer lo estipulado en el Código de las Familias. No basta.

De gran apoyo gubernamental, el proyecto Cuisicuaba, por ejemplo, que tiene sede en la capital, urbe donde más se aprecia el fenómeno de marras, resulta un ejemplo que pueden asumir instituciones religiosas y laicas; hasta se me ocurre pensar que un proyecto de desarrollo local, con el diseño de una política pública específica, podría crearse para asumir a las personas que por alguna razón perdieron el vínculo familiar, se quedaron sin hogar y vivienda y hoy desandan las calles, dejando una estela de tristeza de quienes les apreciamos. Quizá reincorporándolos a la sociedad, vinculándolos a algún oficio o aporte, podrían sanar el alma, y haremos valer aquello dela frase del Maestro: Con todos y para el bien de todos.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

2 Comentarios en “Una historia que deambula por la ciudad

  • el 7 abril, 2024 a las 8:54 am
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    En Santiago de Cuba hubo un programa que tenía por objetivo recogerlos, ofrecerles comida, baño y estancia en un lugar durante varios días, algunos escapaban o rechazaban tal ayuda, no hay que perder de vista que las enfermedades psiquiátricas inciden en estas conductas. Es necesario un proyecto desde el gobierno para preservar la vida de estas personas. Gracias por visibilizar este fenómeno que a veces no queremos ver.

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    • el 7 abril, 2024 a las 7:20 pm
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      Gracias por leernos y comentar, se trata de un fenómeno que se nos viene encima con tremenda fuerza y hay que hacer algo más urgente que el amparo

      Respuesta

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