¿Dónde están los inspectores?

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Esta es la interrogante de la mayoría de los cienfuegueros cuando se habla de enfrentamiento a indisciplinas sociales.

Innumerables son las muestras de desorden público y las actividades ilegales en la provincia por lo que el actuar de los supervisores resulta vital. Eso sí, el papel del pueblo también es imprescindible.

Desde hace algún tiempo tenemos una realidad lamentable, y tal vez revocable: los comerciantes no estatales, y también estatales, nos sacan el quilo, hablando en buen cubano.

La venta de productos a precios desorbitados o la mala calidad de los mismos se ha vuelto costumbre, nuestro día a día. A veces elogiamos cuando, de rareza, compramos un producto con las condiciones que debería tener siempre. !A que les viene el pan a la mente!

Ya no hay mucha distinción entre precios de productos, bienes o servicios fijados por el Estado y los impuestos por los trabajadores particulares; la conclusión más fácil es que se hacen la competencia constantemente y los más afectados somos la mayoría.

A pesar de las explicaciones gubernamentales sobre revitalizar la economía, la necesidad de incrementar algunos precios y la negación de esta verdad de Perogrullo, resulta difícil asimilar algunas decisiones porque pareciera que no acabamos de dar en el blanco.

Hablemos del plato que debemos poner cada día a la mesa. Entre las medidas más “justas” ha estado la concertación de precios con trabajadores por cuenta propia sobre productos demandados. ¿Se cumple lo establecido? No tanto. Y nos preguntamos, !¿dónde están los inspectores?!

Si bien en cierto que hoy los cuerpos de inspección no tienen cubiertas sus plazas por completo en toda la provincia, cada gobierno debe, tiene que adoptar alternativas para erradicar o disminuir las infracciones al respecto. Y mencioné en primer lugar la comida porque es el tema más sensible en cualquier hogar cubano, pero sucede similar o peor con el transporte.

Los motores de combustión, tanto como los eléctricos y hasta los amarillos-arrendados- cobran un ojo de la cara y la mitad del otro por cualquier viaje. También sabemos que la cadena es larga, el costo de todo ha subido y el beneficio, !ni se diga!

Asimismo, casi todos los ómnibus de la provincia han sido arrendados para garantizar su funcionamiento por la falta de partes y piezas de repuesto. Un poco caras, pero tenemos alguna que otra guagua circulando.

No obstante, ciertos choferes se creen dueños de los vehículos, pasan vacíos por las paradas y desvían la mirada o te dicen que no tienen vuelto porque todo va directo a la alcancía, como le dijeron a esta periodista en reciente viaje a Aguada de Pasajeros. Oigan, de cinco pesos en cinco pesos, nos hacemos ricos. Pero de eso hablaremos otro día.

Nos ocupan hoy los altos precios y el rol de varios factores en su disminución, o no.

No obstante, al ser el más afectado, ese mismo pueblo del que formo parte- y asumo parte de la culpa- también tiene sus deberes. Si no denunciamos con nombre y apellidos, con número de chapa, incluso con foto, el agua seguirá fluyendo en el mismo sentido.

Algo se ha hecho, pero mucho queda por hacer y la tarea no es solo del gobierno, el Partido o la Policía. No es posible enfrentar las indisciplinas sociales desde una composición individual, sino colectiva. Tenemos que dejar de pensar que esa tarea corresponde a alguien más y velar por nuestros propios intereses. Aunque siempre nos preguntemos !¿dónde están los inspectores?!

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Un Comentario en “¿Dónde están los inspectores?

  • el 6 abril, 2024 a las 9:22 am
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    Con el debido respeto periodista pero cuando hablamos de abuso e indisciplina solo mencionamos a los particulares, acaso el estado con sus tiendas en MLC no es abusador por vender un producto en cuatro veces el precio del mercado internacional? se lo dejo de tarea

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