Una casa joven con más de 100 años de edad

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El Premio Provincial de Conservación 2022 fue entregado en Cienfuegos a la vivienda número 5321 del Consejo Popular de La Juanita. Leticia Becerra y Oscar Fonte, sus propietarios, recibieron el reconocimiento que entrega el Centro Provincial de Patrimonio Cultural, en ceremonia que contó con la presencia del director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos, el arquitecto Irán Millán Cuétara y de directivos de otras instituciones culturales.

Como visión de un pasado centenario, una época ya suspendida en las arenas del tiempo, permanece esta casa de la calle 56 en la barriada cienfueguera de La Juanita. El tono amarillo de las paredes de madera, en contraste inamovible con el rojizo de las tejas del techo, las formas de las puertas, de ángulos rectos en la fachada y terminadas en arcos las del interior, los amplios ventanales hasta el piso, sedientos de luz, destacan las maneras del siglo anterior, pasadas de moda quizás, en un entorno plagado de construcciones mucho más jóvenes. En Cuba y en Cienfuegos, “esta es una arquitectura que tiende a desaparecer por los materiales”, asegura el arquitecto Irán Millán Cuétara. Pero no esta casa, a pesar de sus años.

Y es que su apariencia, sin resquicios al deterioro, enmascara la edad del inmueble. La documentación registrada atestigua que su construcción data de 1906. Para la directora del Centro Provincial de Monumentos y Sitios Históricos, Clara Soto Bermúdez, resulta muy significativo que “siendo completamente de madera se ha logrado mantener la integridad de su estructura original”. Según el testimonio de sus primeros dueños, el ciclón del ´36 la azotó con violencia; fue el que ocasionó los daños más severos. Sin embargo, este vetusto testigo de la historia local ha podido llegar hasta el presente.

Durante alrededor de 40 años la familia de Leticia Becerra Rodríguez, ha vivido en esta casa. “La familia adquiere la casa en 1985 y yo vengo a vivir aquí en el 1990”, cuenta Oscar Fonte Leandro, esposo de Leticia. Oscar aprendió de su suegro el arte de la carpintería y también un poco el de la restauración. “De ahí viene ese empeño de conservar el inmueble”, afirma.

De acuerdo con su experiencia, “en Cuba lleva mucho trabajo conservar una casa de madera sobre todo por el clima, por la humedad ambiental, las lluvias, los ciclones, pero mi suegro creó un sistema de protección para todas las crucetas, el portal con su carpintería y su estructura y hemos logrado salvarla de los eventos meteorológicos”, precisa Oscar.

Otro desafío, no menos importante, ha radicado en adquirir los insumos adecuados, a un alto costo cuando se los encuentra en el mercado, para emprender cualquier acción de mantenimiento. Si bien la casa nunca estuvo descuidada, fue la posibilidad de convertirla en hostal para turistas internacionales lo que generó ingresos suficientes para llevarla a mejor estado.

“Nos permitió comprar las pinturas de buena calidad, los esmaltes sintéticos. Estos protectores han contribuido a alargar la vida útil de la madera”, confirma Oscar. “A pesar de que estamos alejados del centro de la ciudad, la casa siempre fue un atractivo para los clientes extranjeros. Se sentían impresionados por la amplitud de los espacios, la frescura, la iluminación y, sobretodo, por su arquitectura y la carpintería en madera”, recuerda.

“Hay muchos valores asociados a esta vivienda: históricos, arquitectónicos y ambientales”, dictamina Soto Bermúdez y destaca la tipología vernácula del inmueble, su estilo constructivo que reproduce aquel otro, propio de la región de la Louissiana, en el sur de los Estados Unidos; la estética y funcionalidad de sus redes eléctricas, el cuidado de las lozas del piso que aun mantienen los atractivos dibujos del fabricante.

Valores históricos

Al mismo tiempo, la especialista enfatiza la importancia histórica de este sitio, los sucesos vividos entre estas paredes. La casa guarda el testimonio de uno de los pasajes poco conocidos de la historia local: la primera visita a Cienfuegos del joven universitario Fidel Castro Ruz. En 1950, el estudiante de Derecho y líder estudiantil visitó la ciudad para apoyar las exigencias que desde el movimiento juvenil se hacían al gobierno local.

“Él viene a esta casa a solicitar al capitán de la policía de apellido Borroto, que los estudiantes no sean juzgados y que se les concedan sus derechos en el plano estudiantil”, detalla la especialista, “es cuando el capitán ordena el arresto de Fidel y este es juzgado en Santa Clara”.

El hogar de Leticia y Oscar forma parte de una ruta patrimonial diseñada por expertos del Centro Provincial de Patrimonio Cultural de cara al turismo nacional y foráneo. Aunque dos años atrás el lanzamiento de este circuito, que recorre los lugares visitados por Fidel aquel año, se vio interrumpido ante la irrupción de la Covid-19, las autoridades de la institución cultural se plantean retomar y completar este proyecto.

“Gracias al esfuerzo diario, permanente y consciente de los propietarios que la habitan y disfrutan y que hoy nos la entregan para el disfrute de todos”, fueron las palabras del director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos en el acto de entrega del Premio Provincial de Conservación 2022. “Eso es muy importante, que la comunidad se apropie de su patrimonio y que nos sintamos orgullosos de donde vivimos, porque somos privilegiados de habitar en esta ciudad maravillosa”, agregó.

A la pequeña concurrencia, que aplaude en el frente de la casa, se suman desde sus portales y las aceras cercanas vecinos y transeúntes que, tal vez, en un día normal no habrían reparado en lo extraordinario, en ese rastro del pasado que se resiste a la derrota del tiempo y se mantiene como evidencia de lo que fue y trasciende la vida del hombre. El inmueble está también nominado al Premio Nacional de Conservación, que se entregará el cercano 18 de abril en La Habana.

Y aún cuando pasen, y hasta se olviden los aplausos; mucho después de los premios y los reconocimientos; cuando el silencio y la tranquilidad vuelvan a instaurarse en las amplias estancias de puntal alto y bajo las arcadas interiores, continuará librándose aquí esa lucha silenciosa, sin tregua, contra la decadencia y el final. “Es un gusto vivir en esta casa, llevamos cerca de 40 años y no me sentiría cómodo en otra”.

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