Un árbol esperanzador en arterias de Cienfuegos

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La decimocuarta Bienal de La Habana sigue su anchuroso transcurso, aunque me temo que ha perdido algo de intensidad. Y es que dilatarla por tantos meses es un arma de doble corte, toda vez que se convierte en rutina y como evento deja de sorprender, pese a las estrategias promocionales de los organizadores. A todas luces, las subsedes lo asumen como un gran incentivo, pues es la oportunidad de reconocimiento nacional para muchos creadores que tienen la ocasión de ser incluidos en este connotado jubileo y sin mayores exacciones, sobre todo si contribuyen a apoyar con ambientes floridos. Empero, más que ofrecer una valoración macro de la justa (lo que es imposible desde provincia), dedicamos unas líneas para socializar uno de los proyectos que se inaugurará el día 26 de febrero, a las 4.00 p.m., en el entorno de la antedicha bienal: El árbol de la esperanza, concebido por el artista Alejandro López Bastida para emplazar en tres ciudades: Trinidad, Sancti Spíritus y Cienfuegos. En torno a Mar adentro (que sentara sus bases en la anterior bienal, 2019), compartiremos algunas impresiones en otro momento.

Artistas cienfuegueros durante el proceso de creación de su obra para el proyecto El árbol de la esperanza.

El árbol de la esperanza es un proyecto grupal de naturaleza interventiva, que aúna las prácticas y estilos de 16 artistas sureños: Rafael Cáceres Valladares, Alberto Jorge Veloz Fonseca, Lisvany García Díaz, Ismaray Tillet Veloz, Edgar González Era, Juan K. Echeverría Franco, Luis Daniel González Cabezas, Mario Cruz Moscoso, Ricardo Montero Rivero, Eduardo Curbelo López-Silvero, Julio Alberto Romero, Antonio Núñez Chaviano, María de Loreto García Ravelo, Mauro Martínez Cid, Atner Cadalso González y el propio López Bastida; asimismo, con el apoyo generoso del director del teatro Tomás Terry, Miguel Cañellas Sueiras, su entusiasta equipo de labores y los montadores-artistas José Basulto Caballero y Yasier Hurtado Valdés. Se trata de obras privativas llamadas a integrarse a la ordenación general, en las que cada autor debe abandonar sus zonas de confort para emprender un episodio colmado de remanentes, objetos reciclables, sobrantes de equipos, utensilios, telas, cartón, componentes naturales, latones… todo cuanto permita vigorizar el megaobjetivo trazado: crear una metáfora de la posibilidad, de la esperanza que urgimos en medio de esta crisis pandémica y económica, “una obra de crecimiento, de adiciones y conexiones entre artistas y ciudades”, como ha dicho el artista trinitario.

Artistas cienfuegueros durante el proceso de creación de su obra para el proyecto El árbol de la esperanza.

Este es el reto, tomar como leit motiv la figura del árbol, una entidad simbólica, y fabular en espacios descentralizados, fuera de las galerías y los museos, en arterias como La Mar y Gacel, Santa Isabel, los ruteros del Parque Martí y la Aduana, etc., emplazando obras tridimensionales que expresen el estado conceptual del proyecto, ese espíritu urgido que crea lazos entre artistas distantes, desiguales en sus contribuciones estéticas, técnicas y estilísticas, de generaciones y formaciones diferentes, aunque igual de anhelantes de un futuro mejor y viable.

Artistas cienfuegueros durante el proceso de creación de su obra para el proyecto El árbol de la esperanza.
El proyecto El árbol de la esperanza se inicia oficialmente en enero de 2022, en el Parque Céspedes deTrinidad.
El proyecto El árbol de la esperanza inaugurado en enero de 2022, en el Parque Céspedes de Trinidad.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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