Si asimilas a los verdugos, hay cabezas trocadas (Otra vez Guerra civil y Pobres cosas)
Es común culpar a otros sin advertir al verdugo que llevamos dentro. “La cosa está mala”, decimos, y no movemos un dedo para cambiar al mundo o cambiarnos a nosotros mismos. Vemos la paja en el ojo ajeno sin percibir el tronco que empaña nuestra propia visión. Es una actitud muy humana y habitual de la que apenas escapamos, no sin gran coste emocional.
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