El olor y el sonido de ciudad

Navegar por las cristalinas aguas de la bahía, a la cual los antiguos llamaron Jagua, era una fortuna. Lo hacíamos sobre un pequeño y blanco bote, en aquel entonces, propiedad de la familia.

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El coloquio mudo de las campanas

La encargada de evocar las pretéritas resonancias del siglo XX en Palmira, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, tiene cuatro señoritas de metal que —unas en el suelo y las otras a 25 metros de altura—, hablan un lenguaje sordo que algunos visitantes e historiadores podrán imaginar.

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