Restauran valiosas pinturas murales sobre historia de Cienfuegos
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Las historias que narran parecen más vívidas ahora: la fundación de la Villa Fernandina de Jagua en 1819, la leyenda de la india Guanaroca, pasajes sobre la esclavitud durante las faenas de un ingenio, la batalla de Mal Tiempo. Cinco pinturas murales, emplazadas en 1978 en el salón que en la sede del Gobierno Provincial se destinó desde entonces a las ceremonias y el protocolo, fueron restauradas.
Yeilier Ramos, artista visual, profesor de la Escuela Vocacional de Arte Benny Moré, quien cursa actualmente el quinto año en el Instituto Superior de Arte (ISA) en la especialidad de Restauración, aplicó en este empeño muchos de los saberes adquiridos.
“Es un trabajo importante para mi equipo, porque se trata de cinco pinturas murales de gran formato de Juan Roldán1 y Eduardo Carbonell2, con gran valor patrimonial, al ser los únicos —que se conozca—, que cuentan parte de la historia de la ciudad”.
Cuando en abril pasado, junto a los también artistas y profesores, José Ernesto Saborido y Emilio Hernández asumió esta encomienda, —una de las tantas que se propone la ciudad en pos de su bicentenario en 2019—, indagaron sobre anteriores intervenciones, pero, lamentablemente, no hallaron pormenores del momento de su emplazamiento, tampoco registros de materiales y métodos utilizados en otras intervenciones, y eso tornó el trabajo más arduo, porque respetar la obra original requiere de celo.
A Saborido le favoreció la experiencia en la restauración de las pinturas del teatro Tomás Terry: “Comenzamos con una limpieza mecánica, auxiliándonos de brochas y aspiradoras, quitamos décadas de polvo, siempre protegidos, debido a la cantidad de microorganismos dañinos que se acumulan”.
Luego procedieron con la limpieza química, con agua desionizada.
“Fue preciso aplicar el test de Feller, una prueba en la que se aplican tres disolventes, alcohol, acetona y ciclo hexano, que en determinadas proporciones nos indican los grados de disolución del barniz, para poder eliminarlos. Lo más complejo, asevera Yeilier, fue que los barnices no eran del mismo tipo en cada cuadro, y hubo que hacer varios test”.
También tuvieron que lidiar con el efecto indeseable de fenómenos antrópicos, agrega. “Cuando pintaban el salón, no protegían las piezas y muchas tenían gotas de pintura. Hubo que estucar en algunos, reintegrar colores en otros.
“El más deteriorado es el del ingenio, que tenía mucho pelo de brocha que no fue retirado en el momento, así como gotas de barniz. No tenemos conocimiento de qué pasó. Uno de los mejores conservados es el que representa el momento de la fundación por Don Luis D’Clouet”.
“Ese es el único en óleo sobre lienzo. Los cuatro restantes, se hicieron sobre cartón piedra3, aunque todos son considerados pinturas murales por la forma de adosarlo a la pared, directamente atornillados, explica Saborido.
“Por tal razón hallamos muchas puntillas oxidadas, soluciones del momento que los llevó a ser tan invasivos. En casos como este, de obras valiosas, se recomiendan clavos de bronce o de acero inoxidable, que al parecer no tuvieron a mano, por lo que al oxidarse, esa herrumbre pasó a la pintura”.
“Tuvimos que esmerarnos para lograr rescatar esos cuadros —relata Yeilier—porque el barniz aplicado décadas atrás, también estaba oxidado, y eso provoca manchas, se va oscureciendo la obra y se pierde el colorido y mucha información visual, detalles”.
“No se trata de cambiar el original —apunta Saborido—, sino que dimos más intensidad al uso del color, que está entre los principales valores de estas obras. Los marouflages4, colocados encima de las puertas y que describen una flora, un paisaje campestre, y el Castillo de Jagua, respondieron muy bien a la limpieza húmeda, no así las ilustraciones, especie de leyendas, confeccionadas sobre plywood, que estaban plagadas de hongos”.
Cenefas deterioradas por continuas restauraciones, de las que no tuvieron referencias, pero que traslucen malogrados técnicas y materiales, complejizaron su rescate. Sobre todo una de las paredes necesitó de reconstrucción, y se perdieran fragmentos.
“Confeccionamos plantillas, porque no se trata de tapar por la libre empresa, sino de respetar el diseño original, sin distorsiones, y estudiar los pigmentos y reintegran el color. Y para facilitar futuros emprendimientos, se utilizó acuarela y temperas”, precisa Saborido.
DEL YESO, OTROS OFICIOS
Grethell Barrera Kid, se inició con la escultura junto al experimentado Juan García, intervino en el mural de la UNEAC, y más adelante conformó su propio equipo para intervenir la yesería de la casa del vino La Fernandina, la sede de la Asociación hermanos Saíz, y más recientemente el Palacio Ferrer.
Con estas preliminares llega al salón de protocolo del Gobierno Provincial, a finales de abril, para “reconstruir escayolas, molduras de yesos, jambas de las puertas y ventanas, las cenefas decorativas alrededor de los cuadros”.
Para ella, también lo más desfavorecedor en estos inmuebles patrimoniales, “es que no queda la historia de intervenciones anteriores, y vas a ciegas; tienes que unificar criterios, conciliar, pero a la larga deja mucho a la libre interpretación del restaurador”.
En las paredes se topó con irregulares tacos de madera usados para fijar los cuadros, cuyas oquedades necesitó estucar. Sobre las molduras de yeso y otras superficies, sucesivas capas de pintura: “guiándonos por los colores, contamos hasta siete capas, ya craqueladas”, que quitaron con la parsimonia que requieren estos oficios: “es un trabajo de detalle, de paciencia, y con un bisturí tratando de decapar, para llegar al original. Luego darle lija, eliminando cualquier residuo.
“La posición y la altura, fue lo más difícil del techo, que estaba mejor conservado, y apenas requirió limpieza húmeda”.
Registraron cada momento durante los dos meses de trabajo. Descripciones y fotografías, compilarán en un dossier que legarán a las autoridades del gobierno.
“Por fortuna, hoy existe más conciencia, cultura, e interés por conservar. Mayores conocimiento y respeto, profesionalidad en oficios que se han rescatado, y lo que antes se hacía como una tarea de mantenimiento más, sentencia Saborido.
“Para nosotros ha sido una oportunidad, de reconstruir esos fragmentos de la historia de Cienfuegos en pinturas”.
RESTURAR, RESTAURAR…
En una de las paredes de la entrada principal del otrora Ayuntamiento de Cienfuegos, retiran sendas obras del prestigioso artista local Frank Iraola.
Los problemas estructurales del edificio, en ese vestíbulo, dejaron manchas de agua en estas piezas que complementan los murales del cercano salón de protocolo: narra hitos de la historia reciente de la ciudad, revela Yeilier.
“Las manchas de agua y el polvo a que están expuestos en esa entrada, los efectos de la contaminación, las excretas de palomas, han hecho estragos en el lienzo crudo, sin imprimación original, describe Yeilier. A ello se suma el uso de pintura magra —disuelta en agua—, que acentuó el deterioro hasta el punto de podrir algunas partes de la tela. Otra dificultad, es que se trata de tres bastidores empalmados con un marco común que completan el gran formato, por lo que habrá que descomponerlos, rescatarlos y volverlos a unir.
“Se requirió de un permiso del artista Frank Iraola para intervenir la obra: hay que ponerle dedicación y cariño, porque están en muy mal estado”.
Dos meses más les tomará la restauración de estas piezas, luego de lo cual les esperan las vetustas pinturas interiores del coliseo mayor de la ciudad.
Notas:
1.- Pintor de formación autodidacta. Nació en Cienfuegos en 1905, y legó una extensa carrera en la pintura mural, género a través del cual emplaza obras en La Habana, Matanzas, Trinidad y Cienfuegos. A la orden del escultor Mateo Torriente, emprende en 1965 obras de restauración del Teatro Tomás Terry.
2.- Pintor también de formación autodidacta, nacido en 1905. Se dedicó a cultivar el retrato. Entre ellos se le reconoce por las figuras del Che, Frank País, José Antonio Echeverría, Ho Chi Min. Fue instruido por su primo, el afamado artista y arquitecto Pablo Donato Carbonell. Tuvo la tutela del escultor Mateo Torriente y realizó unas quince exposiciones personales.
3.- Mezcla de pasta de papel, yeso y aceite secante que al solidificar y secarse adquiere gran dureza. Se emplea para hacer figuras u objetos de decoración.
4.- Método de montaje de un soporte flexible, tal como papel o textil, sobre un soporte sólido como un muro o panel.
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